20 aniversario del incendio de Guadalajara: ¿qué hemos aprendido?

Antonio Herráiz recuerda en 'Herrera en COPE' la fatídica fecha y explica que "se cambiaron los protocolos y se prohibieron las barbacoas en el campo"

20 aniversario del incendio de Guadalajara: ¿qué hemos aprendido?
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20 aniversario del incendio de Guadalajara: ¿qué hemos aprendido?

Antonio Herráiz

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En este 17 de julio, se cumplen 20 años de un incendio en la provincia de Guadalajara que se llevó por delante la vida de 11 miembros del retén de Cogolludo. Fue una tragedia que conmocionó a toda España. Primero, por la muerte de 11 personas, la mayoría muy jóvenes, que jamás tenían que haberse quedo atrapados y abrasados por las llamas.

Y, segundo, por la nefasta gestión que de aquel incendio hizo la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, por aquel entonces presidida por el socialista José María Barreda. El castigo político llegó, pero no el penal para los principales responsables.

El fuego se inició un día antes. Era sábado. 16 de julio. Un grupo de 7 excursionistas, llegados desde Madrid, hacen una barbacoa junto a la Cueva de los Casares, en el pueblo de Riba de Saelices. En ese entorno, hace 20 años había un merendero, con unas barbacoas de obra, que había levantado la Junta.

20 aniversario del incendio de Guadalajara: ¿qué hemos aprendido?

20 aniversario del incendio de Guadalajara: ¿qué hemos aprendido?

Riba de Saelices no es Córdoba, no es Badajoz, no es Jaén, es el norte de la provincia de Guadalajara, a las puertas del Parque Natural del Alto Tajo, pero en pleno mes de julio también arrea el calor. Y ese día, de hace 20 años, las condiciones eran extremas. A los dos y media de la tarde, los termómetros superaban los 30 grados y el viento soplaba por encima de los 30 kilómetros por hora.

Los excursionistas encienden dos de las cuatro barbacoas que había en esa área recreativa. Una pavesa o una brasa salta al rastrojo de un campo de cereal recién cosechado y, a partir de ahí, se inicia un fuego imparable.

La propagación fue rapidísima, se multiplican las llamadas de vecinos y se colapsa la centralita del 112 Castilla-La Mancha. Piden medios, pero los medios tardan en llegar.

Esta es una de las primeras llamadas que da la clave. Si el fuego se mete en el pinar, se convierte en imparable. Y así fue.

Las llamas empiezan a acercarse a varios municipios de la zona, los vecinos se movilizan con lo que tienen, pero se multiplican los frentes y tres pueblos tienen que ser evacuados por la noche.

"en cuestión de segundos, una lengua de fuego les cercó y les abrasó"

Al día siguiente comienzan a incorporarse medios de otros puntos de la provincia, entre ellos el retén de Cogolludo, un pueblo que por carretera está a unos 100 kilómetros del origen del lugar donde se originó el fuego. El sábado se movilizaron, pero los superiores rechazaron la ayuda. El domingo sí recurrieron a ellos. Lo formaban 11 personas a las que se sumó una ayuda externa, la de un bombero con un cambión autobomba llegado desde Arcos de Jalón, en Soria.

20 aniversario del incendio de Guadalajara: ¿qué hemos aprendido?

20 aniversario del incendio de Guadalajara: ¿qué hemos aprendido?

Ya nos situamos en el 17 de julio, que hace 20 años era domingo. Los miembros del retén de Cogolludo se meten en una zona crítica del incendio. Lo hicieron siguiendo las indicaciones de sus superiores, de responsables de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Del cerro del Otero, en el término de Santa María del Espino, los 11 miembros de ese retén no volvieron a salir vivos jamás. En cuestión de segundos, una lengua de fuego les cercó y les abrasó. 

Las llamas alcanzaban los 30 metros de altura. Ya en ese momento, los vecinos de la zona que conocían el paraje, fueron conscientes de que quien les indicó que se metieran en ese punto crítico, quien les dio la orden, les había llevado a la muerte.

MÁS DE 10.000 HECTÁREAS ARRASADAS

Se abrasaron en el interior de sus vehículos. El único que logró salvar la vida, de forma milagrosa, fue el conductor del camión autobomba. Estaba cercado por las llamas y consigue llamar al 112.

Esta llamada agónica, 20 años después, sigue conmoviendo. Jesús Abad consiguió salvar la vida porque se refugió bajo el agua que caía de su camión cisterna accidentado.

El incendio no se controló hasta cuatro días después de su inicio, las llamas arrasaron más de 10.000 hectáreas y la consigna de la Junta, desde el minuto, uno fue taparlo todo. No se movilizaron los medios aéreos necesarios, en un principio se desestimó ayuda de otras comunidades, y los máximos responsables del operativo de extinción de incendios siguieron disfrutando del fin de semana hasta que se conocieron las muertes. El delegado de Medio Ambiente estaba en una boda y no elevó el nivel de alerta.

Una concatenación de negligencias que no han tenido consecuencias penales. Aunque la Justicia imputó a 29 personas, incluidos altos cargos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Audiencia Provincial de Guadalajara solo condenó a dos años de prisión a uno de los excursionistas, el responsable de encender la barbacoa.

¿Se aprendió algo de este incendio? Hay que decir que sí. Al menos, en los momentos posteriores a la tragedia. Se cambiaron los protocolos, se prohibieron las barbacoas en el campo, se mejoraron las condiciones de los retenes contra incendios y se decidió crear la Unidad Militar de Emergencias, que es de lo poco bueno que nos dejó José Luis Rodríguez Zapatero.

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