Le rayan el coche a Nacho Abad al salir del gimnasio y, cuando pilla a la señora que lo ha hecho, no puede dar crédito a lo que hace: "Mira, sí, al calvo este..."

El periodista Nacho Abad ha vivido uno de los episodios más surrealistas de su vida al salir del gimnasio. Lo que parecía una mañana rutinaria terminó con su coche rayado de arriba a abajo y con una agresora que, tras ser grabada por las cámaras del vehículo, fue identificada y detenida por la Policía. 

“Me crucé con una mujer que me reconoció, noté que me había identificado, pero no le di más importancia”, cuenta Abad en Fin de Semana de COPE, con Cristina López Schlichting y José Miguel Gaona. Sin embargo, lo que ocurrió minutos después rozó lo increíble: “Cuando volví al coche, me encontré todo el lateral derecho rayado”. 

“Me reconoció, se dio la vuelta y me hizo una foto a la matrícula”

El periodista explica que su coche cuenta con cámaras de seguridad incorporadas, tanto laterales como delantera y trasera. Gracias a esas grabaciones pudo descubrir lo ocurrido. “Revisé las imágenes y vi cómo esta mujer se daba la vuelta al reconocerme y decía algo así como ‘hijo de p…’. Luego sacó el móvil y me hizo una foto a la matrícula antes de subirse a su coche”, relata.

Pero lo peor estaba por llegar. “En las imágenes se ve cómo arranca, se lo piensa mejor, da marcha atrás y saca las llaves del coche. Luego cambia las llaves por las de casa porque arañan más”, explica con incredulidad. “Deja la puerta abierta para tapar su cuerpo y evitar que alguien la vea, y empieza a rayar mi coche desde la parte trasera hasta el maletero”.

Según narra, la mujer incluso volvió en varias ocasiones para “mejorar su obra”: “Hace un primer arañazo, se monta en el coche, le hace una foto y vuelve a bajar porque el rayón le parece pequeño. Lo repite dos veces más hasta dejarlo todo lleno de arañazos”, cuenta. “Después se hace una foto de recuerdo y se va tan tranquila diciendo: ‘Mira, sí, al calvo este...’”. 

Tras ver las imágenes, Nacho Abad acudió inmediatamente a denunciar los hechos. “Fui a la comisaría de Hortaleza y, después, lo trasladaron a San Blas. En menos de 48 horas estaba identificada y detenida”, explica. Las cámaras del coche y del gimnasio permitieron tener todas las pruebas: “Tenía su cara y la matrícula de su coche. No era complicado”.

El caso ya está en manos de la Justicia, pero el periodista reconoce seguir desconcertado: “No entiendo qué necesidad tenía de hacer eso. No la conozco, no me había cruzado con ella antes. No le he hecho nada”. 

Fui a la comisaría de Hortaleza y, después, lo trasladaron a San Blas. En menos de 48 horas estaba identificada y detenida”

Nacho Abad

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Durante la conversación, el psiquiatra José Miguel Gaona ofrece su interpretación del suceso: “El coche representa el éxito, la visibilidad. Para una persona resentida, puede ser la forma de liberar su frustración”. Y añade: “Hay envidia, rabia y una forma de venganza cobarde, porque piensa que nadie la va a descubrir”.

Cristina López Schlichting, por su parte, se muestra alarmada: “Es tremendo que una persona que no te conoce te odie hasta el punto de dañar tus bienes personales. Es un síntoma del grado de polarización que estamos viviendo”.

Nacho Abad coincide: “Yo también lo he pensado. Puede que me haya visto en la tele o me haya escuchado en la radio y no comparta mis opiniones. Es la única explicación que encuentro”. 

El periodista asegura que no es la primera vez que vive situaciones tensas a raíz de su trabajo en los medios. “Algunos políticos me han contado que les han tirado piedras a sus casas o que casi les linchan en estaciones de tren”, afirma. Él mismo relata un episodio reciente: “Hace diez días cogí un autobús y el conductor me miraba raro. Al llegar a mi parada, frenó de golpe y salí disparado. No había ningún coche delante ni semáforo en rojo. Fue intencionado”.

Cristina López Schlichting lo resume con preocupación: “Estamos viendo una sociedad crispada, donde la violencia se expresa incluso en lo cotidiano. Hay un odio político y social que se traslada a las calles”. Gaona coincide en que este tipo de agresiones son “síntomas de una sociedad enferma emocionalmente, donde la frustración se convierte en agresión”.

El suceso de Nacho Abad es, según los tres, algo más que una simple gamberrada. Es el reflejo de un clima social cada vez más polarizado, donde las diferencias ideológicas o la envidia personal pueden desembocar en comportamientos violentos.

“Yo sigo sin entenderlo —concluye Abad—. Pero lo que más me preocupa no es el coche, sino la agresividad gratuita. Esa señora no me conocía. Y aun así, decidió hacerme daño solo por verme”.

Un episodio que, como dice Cristina, “pone de manifiesto hasta qué punto la crispación se ha colado en la vida diaria”.