“Toco con nueve dedos y tres cuartos de otro y con ellos no memorizo notas, hablo música”

Juan Pérez Floristán, pianista, pasa por Fin de Semana con Cristina con motivo de ser el primer español ganador del Concurso Internacional de Maestros de Piano Arthur Rubinstein

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“Toco con nueve dedos y tres cuartos de otro pero no sé 1.500 notas, solo hablo música”

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

Publicado el - Actualizado

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Se puede tocar el piano bien, muy bien o excepcionalmente bien. Juan Pérez Floristán no hace nada de ello porque él está en otra liga, una en la que ha logrado ser el primer español en ganar el Concurso Internacional de Maestros de Piano Arthur Rubinstein.

Este artista ha pasado por los micrófonos de Fin de Semana con Cristina, donde recuerda su estancia en Enériz, municipio español de la Comunidad Foral de Navarra: “Es muy especial para mí porque todos los veranos de mi vida los he pasado allí, y para un niño y en general para una persona, donde pasa los veranos, es especial y allí pudimos crear un núcleo familiar muy amplio, son seis tíos y tías, un montón de primos, anda que no cogíamos la bici para mil cosas. Son tantos los recuerdos de la infancia…”.

En esa casa pesaba mucho la vocación docente y también la música, quizás algo… ¿genético? “No sé qué decir, seguramente sí que algo de genética hay porque incluso mi hermana, que no se ha dedicado a la música, ha estudiado Farmacia y siempre le ha encantado la música y ahora está aprendiendo a componer y producir, las vueltas que da la vida. No descartes que los cuatro de la familia acabemos siendo artistas”, cuenta Juan, que sin embargo reconoce no tener “oído absoluto: “No, y además creo que está muy mitificada, muchos músicos de formación no lo tienen, tenemos lo que llamamos el ‘oído relativo’, que para muchas cosas es hasta mejor. De hecho suele pasar que, los que no tenemos oído absoluto envidiamos a los que lo tienen y viceversa, los que lo tienen desearían muchas veces no tenerlo porque para algunas cosas es peor tenerlo. Cuando asocias cada nota a un nombre, te hace perder cierta flexibilidad a la hora de escuchar música, de transformarla, porque es demasiada sólida esa unión el nombre de la nota y este sonido, y además está la cuestión fisiológica: la inmensa mayoría de gente con oído absoluto a partir de los 60-70 lo pierde, lo tienen que reaprender a escuchar con oído relativo”.

Floristán cuenta además que estudiar tres horas diarias es “poco”: “Creo que sí y no debería serlo, y hay músicos que estudian 6 y 8 horas diarias, pero está comprobado fisiológicamente y neuronalmente que 8 horas es imposible estar haciendo una tarea, aunque sean cuatro por la mañana y cuatro por la tarde, llega un momento en que la capacidad de aprendizaje ya no está. Los que estudian tanto es porque tienen la cabeza en otro sitio. Una de dos: o necesitas psicólogo porque tienes inseguridad, te es suficiente estudiar 4 horas pero crees que no, o si efectivamente las echas, dedícate a otra cosa, es decir, dentro de la música pero quizás no intentes ser solista porque no vas a tener vida”. En todo caso él reconoce que estudiar tres horas al día como él lo ha hecho “no es del todo frecuente, sobre todo cuando te preparas con cursos como los que me he preparado, pero es verdad que luego la mayoría de mis compañeros de profesión solistas muy pocos estudian más de 3 o 4 horas al día porque no pueden, no hay tiempo”.

A nuestro artista también le ha afectado la pandemia, como bien explica: “A nivel emocional sí, claro, pero soy un gran afortunado y lo digo mucho. Durante la temporada pasada, la plena de pandemia, toqué bastante porque España, a trancas y barrancas, no cerró la cultura del todo y siguió habiendo conciertos y me mantuve en forma. A nivel profesional casi no lo noté, es la realidad”.

Juan también relata que el piano para él es una gran prioridad “pero no la única”: “También hay algo que en psicología se llama ‘compensación estética’, que gente que nos dedicamos al mundo del arte muchas veces compensamos cierta expresión emocional necesaria con la estética. Las emociones privadas personales van por otro camino que no tiene nada que ver con el del arte y hay que desarrollarlo también, y en eso estamos”.

¿Cómo se puede tocar de memoria piezas como la temida Toccata de Schumann? Infernal para cualquier pianista, incluyendo el propio autor, y así lo explica él: “Estoy orgulloso de ella porque me salió muy bien y es muy complicada, pero prometí no volver a tocarla nunca porque es tremenda, incluso muscularmente dolorosa. Y la memoria muscular… nos sorprende que un actor memorice todos los diálogos, pero te diría que es lo mismo porque al fin y el cabo es un lenguaje y hay que conocerlo. La gente piensa que memorizo 1.500 notas, y no es así, memorizo cosas que significan cosas, es un lenguaje y por eso hay que aprender música”.

Por cierto que Floristán estará el 14 de octubre a las 19h hora de NY en el Carnegie Hall, algo que haría de una forma muy curiosa: “Contaría con la ayuda de algún amigo o amiga actor o actriz y un director o directora de escena, montaríamos un espectáculo a lo largo de un mes y sería música pura y dura en su inmensa mayoría, pero habría recitado de texto y juegos de luces, pondría sillas en el escenario para que parte del público se sentara ahí… muchas cosas se me ocurren y muy sencillas, no hace falta más que voluntad”.

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Con Ángel Expósito

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