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¿Lucha contra el cambio climático o ciencia ficción?

Repasamos nueve proyectos científicos para saber si son realizables o imposibles, tanto a nivel económico como humano

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Repasamos nueve proyectos de tinte científico para luchar contra el cambio climático para analizar si son posibles o no

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 08 dic 2019

Seguro que has visto películas como Geostorm Interstellar en las que la Tierra se enfrenta a catástrofes climáticas porque nuestro planeta ha llegado al límite.

De acuerdo, el cine es cine y es mentira, pero no deja de quedar la duda de que si el cambio climático que estamos viviendo puede ser tan radical y destructivo. Hace unos días, en el suplemento dominical del ABC, había un reportaje muy interesante sobre proyectos que se han propuesto o incluso se están llevando a cabo para luchar contra este cambio climático.

Hay muchos y muy variopintos, pero destacaban nueve, y hemos sometido algunos a examen. Son nueve ideas, unas ya llevándose a cabo y otras sobre el papel. Hemos contactado con varios expertos que nos han dado la visión más realista.

Primer proyecto revisado, cubrir los glaciares con lonas blancas para evitar el deshielo. Tratar de cubrir algo blanco con otro objeto también blanco para que refleje la luz y se conseguiría que el 85 % de la radiación solar quedase reflejada. Suena a ciencia ficción, a película de Kubric, Spielberg y Nolan, pero resulta que hay precedentes de gente que lo ha hecho. Hemos preguntado a Álvaro Rodríguez de Sababria, experto en el área de medio ambiente de IMF Institución Académica. Y nos ha dado la versión realista: "Dado que los glaciares están en las partes altas de las montañas, implica un coste logístico enorme... incluyendo el material del que tendrían que estar hechas, seguramente uno especial para aguantar los rayos ultravioletas. Es una labor hercúlea que además, seguramente, no impediría que se siguieran deshaciendo".

Con el primero rechazado, vamos con el segundo, relacionado con el mar y las algas: hacer que haya más algas en el océano. La idea no es mala, pero según nos explica Jordi Soler, investigador del Instituto de Ciencias del Mar, "Se ha visto que tiene un efeto de acidificación: fertilizar determinadas zonas con hierro y otros elementos básicos que favorecen el crecimiento de las algas puede crear un efecto adverso que se propague entre la biosfera, que es de lo que comemos. Por arreglar la cuestión del CO2, quizás estemos creando otros grandes problemas".

También descartado. Tercer proyecto y este es aún más radical y sorprendente, además de que no tenemos constancia de que se haya intentado. ¿Por qué? Sencillo: propone colocar millones de espejos en órbita para reflejar los rayos de sol de vuelta al espacio y formar un panel de dimensiones nunca antes vistas. Ricardo Haroun, subdirector de Ecoaqua y catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, explica que hay "demasiada superficie para cubrir, además de tener que imaginar el tamaño de los espejos y saber cómo mantenerlos a esa altura. Esto no son satélites, hay que mantenerlos quietos. En los 80 se hablaba de lo contrario, de poner espejos para mandar los rayos a Siberia y que no fuera tan frío y se pudiera colonizar para la agricultura... cómo ha cambiado la perspectiva".

Van tres de tres que son o imposibles o muy difícilmente realizables. Pero aún hay más. Seguimos en las muy altas distancias, seguimos en el cielo. ¿Eres de los que imaginan formas cuando ves nubes? Atención porque esto te puede dejar de piedra: un proyecto australiano pretende abrillantar las que están sobre los mares inyectándoles partículas de sal para hacerlas más blancas. Esto a nuestros expertos les llamó especialmente la atención: Jorge Olcina, director del Laboratorio del Clima de la Universidad de Alicante, nos lo detalló: "No es tan importante el color de las nubes como su composición. Es verdad que en las superficies blancas rebota pero lo hace cuando la superficie está formada por cristales de hielo, si no, las nubes lo que hacen es absorber esa radiación, por tanto no se trata solo de una cuestión de blanquear las nubes, sino que tienen que tener una composición de cristales de hielo, y eso solo ocurre en la alta atmósfera, por lo que es bastante complejo hacerlo de forma artificial".

Es más, Olcina nos explica que lograrlo puede tener graves consecuencias: "Si toda nuestra atmósfera estuviera cubierta por nubes blancas y formadas por cristales de hielo, la reflexión de la radiación solar sería muy elevada, con lo que se podría producir un efecto de enfriamiento, pero de forma muy brusca podría tener efectos radicales en el clima terrestre. Podría ser peor el efecto que la posibilidad de solucionar un problema de calentamiento como el que abordamos".

El quinto proyecto es el más debatido porque encontramos opiniones a favor y en contra. Hablamos de reforestar el Sáhara. En este sentido Álvaro Rodríguez, del IMF, nos explicaba por qué: "Es una labor complicada pero se puede hacer, existen especies especialmente preparadas para resistir zonas de bajo nivel de lluvia y altas temperaturas. Es un proyecto de medio-largo plazo pero que es uno de los más importantes que se puede realizar en este planetay no solo en el Sáhara".

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Por su parte, Ricardo Haroun, catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, también lo ve como algo muy posible: "Es una vía que no podemos olvidar. Tanto reforestación como recuperación de zonas agrícolas que sirvan para captar el CO2 y retenerlo en su biomasa vegetal"

La opinión discordante nos llegaba también de nuestro colaborador Jorge Olcina, que nos ha explicado que es un desierto con más de 9 millones de km2, casi 18 veces la Península Ibérica, y poder reforestar una superficie así es casi imposible. ¿Por qué? "La existencia de vegetación depende de la propia circulación atmosférica. En el Sáhara, en estos momentos, no ha sido así siempre en la historia de la Tierra, pero en estos momentos, desde que comenzó el periodo del Holoceno, tenemos una circulación basada en un anticiclón, el de las Azores, que impide la formación de nubes y de lluvias. Por tanto, por mucho que reforestáramos, tendríamos que instalar sistemas de regadío con enormes cantidades de agua para poder mantener esas nuevas plantaciones y que tuvieran sus efectos, por eso creo que es casi imposible. Puede haber reforestaciones puntuales a escalas locales, pero todo el Sáhara es imposible".

Queda claro que la lucha contra el cambio climático no es nada fácil. Los proyectos de gran envergadura son inmensos y muy costosos.

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