Jorge Garaje, el joven alcarreño diseñador del tabernáculo para la capilla árabe del 'Campo de los Pastores'
Nunca imaginó que sería a él a quien encargasen el sagrario para el lugar en el que los ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento de Cristo. 'Fin de Semana' conoce su historia.

Detalle de la vista exterior cerrada del tabernáculo
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Jorge Garaje es diseñador industrial. Con 31 años, su vida dio un giro de 180 grados cuando en 2022 visitó el santuario ‘Gloria in Excelsis Deo’, ubicado en un pequeño pueblo palestino, a tan solo tres kilómetros de Belén. En este enclave se encuentra el ‘Campo de los Pastores’, donde según la tradición cristiana los ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento de Jesús.
El santuario se halla “dentro de una cueva ennegrecida”. “La verdad es que este lugar tiene una humildad apabullante. Sabiendo que es uno de los lugares santos donde la tradición cristiana ubica este episodio tan importante del Evangelio, la humildad que lo recubre es inmensa", ha explicado Garaje en una entrevista en 'Fin de Semana'.

Jorge Garaje, diseñador del tabernáculo
El diseñador sentía que podía aportar más que una simple ayuda económica. “Yo quería ir un pasito más allá, quería poner mi piedrecita, digamos, en el mantenimiento de esos Santos Lugares, aportando algo más personal, alguno de mis conocimientos, mi creatividad... lo veía necesario y sencillamente me ofrecí”.
El reto: unir tradición y sensibilidad local
Fray Marcelo, uno de los frailes custodios de Tierra Santa que acompañaba a Jorge en la peregrinación por Tierra Santa, tomó su palabra y le encomendó una misión muy concreta: diseñar el tabernáculo (sagrario) que custodiaría la Eucaristía de todo el santuario del 'Campo de los Pastores'.
La pieza estaría destinada a la capilla de la comunidad católica árabe local, una comunidad que, pese a su arraigo cristiano, no comparte toda la iconografía grecolatina habitual en Occidente.
“A la hora de concebirlo, había que hacer una propuesta con la que la comunidad católica árabe (no confundir árabe con musulmán) se identificase. Había que tirar de algún punto donde pudiera conseguir ese objetivo”, ha explicado.
Garaje se sumergió en un año entero de investigación y propuestas. La solución llegó recuperando una figura paleocristiana: el 'Sol Invictus'. “Los paleocristianos, durante su persecución por los romanos, disfrazaban la figura de Cristo dentro del disco solar de Apolo tirando del carro solar. La figura de ‘Sol Invictus’ era una adoración al sol que vencía la noche, una celebración que había cada 25 de diciembre, el solsticio de invierno". Así, el sagrario tomaría forma partiendo de un concepto tan simple como poderoso: la luz como elemento cristológico.
La idea, sencilla pero cargada de simbolismo, fue aprobada por la comisión de arte sacra de los frailes custodios de Tierra Santa. “Ese era el concepto de sencillez que ellos buscaban, que también se correspondía con la naturaleza del lugar”.

Detalle del interior del tabernáculo, inspirado en la figura del 'Sol Invictus'
Dos años de trabajo y una despedida difícil
El proyecto requirió no solo creatividad y documentación, sino también una ejecución técnica minuciosa que tomó otro año de trabajo. Entre problemas de escala en los planos, desencuentros con orfebres y pérdida de piezas, Jorge Garaje enfrentó lo que describe como “el proyecto más difícil” de toda su carrera.
Finalmente, en una breve tregua de la guerra de Gaza a principios de este año, el tabernáculo fue trasladado al ‘Campo de los Pastores’, en Beit Sahour, aunque aún no ha sido inaugurado oficialmente. “Se prevé una inauguración cuando los trabajos de decoración finalicen, que van a estar elaborados por artistas árabes de la zona”.
La entrega de la pieza a Fray Luis Quintana, representante legal del custodio de Tierra Santa en España, fue un momento cargado de emociones. “La noche en la que se lo entregué, me costó despedirme sinceramente de esta pieza. Sé que no es mía, no es mía porque no lo es. Es del mundo, es de la humanidad y para ello fue concebida. Pero me costó muchísimo separarme”.
Para Jorge, el tabernáculo no es solo una obra de arte sacro, sino también un puente entre culturas y tradiciones. Una pieza que, en sus propias palabras, “pone una piedrecita más” en la preservación y embellecimiento de uno de los lugares más sagrados de la cristiandad.