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Gabino Diego: “Mi físico y apariencia me han condicionado muchísimo en mis papeles”

El famoso actor ha estado en Fin de Semana con Cristina para repasar su trayectoria artística y hablar de la obra de teatro que protagoniza

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Cristina López Schlichting
@crisschlichting

'Fin de Semana' COPE

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 12:33

Ha sido esta, entre otras cosas, la semana de las palabras. Por una parte, el Diccionario de Oxford se ha declarado incapaz de elegir cuál ha sido la palabra más representativa del año. Y, por otro, la Real Academia Española ha actualizado el diccionario con la incorporación de nada menos que 2.500 palabras nuevas.

Y resulta que a mediados de los años 80 a muchos se les quedó grabada una palabra que ya para siempre ha estado ligada al personaje de una película: zangolotino. Según el diccionario, “dicho de una persona joven: aniñada o infantil en su comportamiento y en su mentalidad”. Y la palabreja decían que venía del zumbido que hacen los zánganos en las colmenas.

El caso es que sonaba divertida, y lo que no decía el diccionario es que el zangolotino que nosotros conocíamos, al que le habíamos puesto cara después de verle en el cine, se llamaba Gabino, Gabino Diego.

El zangolotino se hizo mayor, actor de primera, aunque destaca entre los que llaman secundarios. En los últimos años frecuenta más el teatro. La función con la que se sube ahora a escena se llama ‘Los mojigatos’.

EL ETERNO ZANGOLOTINO CON SORPRESA INCLUIDA

Y ahora Gabino Diego repara en Fin de Semana con Cristina para mostrar su mejor sonrisa y decir si está, o no, harto de esa ‘palabreja’”: “Es el personaje del ‘Viaje a ninguna parte’, yo pensaba que era ese chico que está entre la adolescencia y el ser adulto, ese personaje que todavía no se ha hecho un hombre, me ha sorprendido la descripción del diccionario”.

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Yo siempre había pensado que había nacido el 6 de septiembre, pero luego llegó mi madre y me dijo que fue el 18 por un papel que faltaba el 6 cuando me iban a inscribir al registro, tuvieron que esperar 12 días. Mis padres habían nacido en Cuba, fue un follón de papeleos y yo me enfadé un poco. Tengo dos cumpleaños, pero nací el 6”, explica divertido Gabino.

Ahora tiene 54 años y lleva más de 37 dedicado a la interpretación y conserva ese aire de adolescente desenfadado, ¿en qué medida es reflejo de su personalidad o de un personaje? “No, de un personaje para nada, si parezco atontado es mío”, reconoce entre risas y sin complejos, y añade que “he nacido así y he tratado de introducirlo dentro de los personajes que he interpretado. Si me han dado el papel de rey pasmado ha sido porque tenía cara de despistado, tu físico ayuda mucho a que te den determinados personajes y a mí me ha condicionado bastante”.

UN CURRÍCULUM FÍLMICO ENVIDIABLE CON ALGUNAS CRÍTICAS DURAS

Repasando su palmarés, desde luego es envidiable: ha participado en algunas de las películas más emblemáticas de los últimos 40 años: ‘Las bicicletas son para el verano’, ‘El viaje a ninguna parte’, ‘Amanece que no es poco’… lo curioso es que algunos de esos títulos tuvieron una recepción muy mala para su papel: “Todas fueron grandes éxitos, pero se ve que a un par de críticos, por ejemplo en ‘Las bicicletas son para el verano’ un par de críticos a los que no les gusté nada, de hecho dijeron ‘la película es genial pero el gran fallo es el niño este, el ‘repelente niño Luisito al que presta su imberbe e inexpresiva figura Gabino Diego’; fue muy gracioso porque esta crítica me la enseñó un chico que hacía la mili al lado de mi casa, estaba en un bar y me enseñó esas líneas, le pregunté si ese crítico era bueno y me dijo que era buenísimo, ahí me hundió”.

Gabino llegó a irse a Australia ante su descontento por lo que estaba haciendo: “Me dije que tenía que echar raíces en algún sitio, y como siempre me había atraído Australia por ser la tierra prometida, donde necesitaban siempre migrantes, un país muy joven… me atrajo mucho y disfruté el tiempo que estuve ahí pero, curiosamente, me llamaron para hacer las pruebas para ‘El viaje a ninguna parte’, así que las hice y Fernán Gómez me volvió a coger”. “Australia es maravilloso, lleno de naturaleza, la gente tiene una calidad de vida increíble, todos trabajan poco, van mucho a la playa y vivían genial. Conocí a muchos inmigrantes españoles que llevaban allí muchos años, gente que había huido de la dictadura y allí vivían muy bien, tengo grandes amigos allí”.

MAL ESTDIANTE PERO NUNCA GAMBERRO

Y entonces llega la parte de la sorpresa ya que su etapa escolar fue… desastrosa. Le echaron de 5 colegios, suspendía todo y se rodeaba de los gamberros: “Lo hice por sobrevivir, pero yo no tenía mala conducta, de hecho era bastante educado, pero el sistema me hizo rebelarme porque en clase no me enteraba de nada de lo que decía el profesor, así que llegó un momento en que no entendía que un chico sacase todo sobresalientes y yo no siendo más listo que él; por otro lado, me encontraba perdido y no tenía apenas apoyo familiar, me bajó mucho la autoestima, los profesores le decían a mi madre ‘no le interesa nada’, que me digan a mí eso cuando soy la persona más curiosa que hay…”.

Por fortuna, un profesor se dio cuenta de sus talentos: “Forcén le dijo a mi madre que el teatro se me daba bien, y como yo era gracioso todos querían actuar conmigo al año siguiente, de hecho consiguieron un 10+1 y querían repetir la buena nota”.

Ahora Gabino está en el teatro haciendo “terapia”: ‘Los mojigatos’ es una obra en la que está con Cecilia Solaguren –que en la obra es su pareja desde hace nueve años– y le dicen al público que han ido al teatro para contarle sus problemas de pareja: “Es una función que me la ofreció Magüi Mira y yo tenía muchas ganas de trabajar con ella. Está escrita por Anthony Neilson y cuenta que es una pareja con problemas y decide ir al teatro a contarlo al público, están de sequía sexual hace tiempo y lo cuentan, pero según va pasando la función nos vamos dando cuenta de dónde vienen esos problemas. Está muy bien porque toca todos los temas y varios muy profundos, y lo importante es que la pareja se quiere”.

SU ESPECIALIDAD: LA INGENUIDAD

“No sé por qué me llaman a mí para estas cosas”, asegura entre risas Gabino cuando Cristina destaca que las relaciones conflictivas con las mujeres y con la sexualidad es una constante en muchas de sus películas: “Me llamaron para intercambios de parejas, ahora para parejas con problemas de sequías sexuales… supongo que se me da bien personajes ingenuos”.

“Estoy muy feliz haciendo teatro, la verdad, y no he hecho mucha televisión, aunque espero hacerla. Estoy abierto a todo, y hace poco he hecho más cine y querría hacerlo más”, asegura Gabino.

Ahora nuestro protagonista vive en el campo y se reconoce satisfecho: “Tengo cinco perros y mi pasión es pasear con ellos, el mayor placer en el mundo es caminar por el campo paseando con los perros, además de leer un buen libro o disfrutar de una película, la felicidad está en cosas muy sencillas”.

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