"¿Por qué tiene que salir en una lista un médico que sabe que en el útero hay una vida? Madrid se ha quedado sola defendiendo el anonimato de la objeción de conciencia al aborto"

Cristina reflexiona sobre la decisión de la Comunidad de Madrid de no elaborar una lista con los médicos objetores del aborto: "Una posición nueva sobre este drama que curiosamente sólo Madrid se ha atrevido a plantear en toda la izquierda pero ojo... también dentro del PP"

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¡¡¡Muy buenos días España!!! Pues ya está, cruzamos el meridiano central del mes de noviembre. Hoy es 15 y el mes más oscuro del año es pan comido, ya estamos en la recta final hacia la Navidad de las luces hermosas. Te saluda Cristina López Schlichting en nombre de todo este equipo llamado Fin de Semana que te va a acompañar sábado y domingo de diez de la mañana a dos del mediodía.   

Está lloviendo. Cielos nubosos y precipitaciones en la mayor parte de la península este sábado con esta borrasca Claudia que nos está atravesando el territorio. Así seguiremos hasta mañana y luego, a las once, no te olvides, preguntaremos a Jorge Olcina por el pronóstico para la semana que entra.

Isabel Díaz Ayuso se enfrentará al Gobierno de Pedro Sánchez en los tribunales porque se niega a crear una lista de médicos objetores de conciencia al aborto.

Tras la última reforma de la Ley del Aborto, el Gobierno dispuso que todos los centros sanitarios públicos contasen obligatoriamente con profesionales dispuestos a practicar abortos y eliminaba el período de reflexión de tres días proporcionado a las mujeres para tomar la decisión. Hay hasta doce provincias en España donde no hay médicos para estas prácticas y las mujeres son derivadas a otros lugares donde hay acuerdos con clínicas privadas. 

Más del 80 por 100 de los abortos amparados por el sistema público se hacen de hecho en centros privados, según los informes del instituto de la Mujer. La razón es la amplia negativa de la profesión médica a una práctica que consideran contraria a la deontología profesional. 

Para cambiar esta situación y forzar un cambio cultural el ministerio de Igualdad apostó por crear unidades específicas de atención sexual y reproductiva en los hospitales que contratasen profesionales específicamente dispuestos a practicar el aborto. El problema es que, de este modo, la disposición, o no, del médico a eliminar el embarazo se convierte en un factor de discriminación laboral en la contratación. 

Según las últimas estadísticas del Ministerio de Sanidad en España, se realizaron en 2024 106.172 abortos. Un 2,98 por 100 más que el año anterior. El 78 por 100 de los procedimientos se realizaron en centros privados, que tienen en esta práctica un negocio lucrativo.

Hace un mes el Ministerio de Sanidad conminó a las autonomías a dar la lista de los médicos objetores al aborto porque tres de las comunidades seguían sin hacerlo. Se trataba de Aragón, Madrid y Baleares, todas gobernadas por el Partido Popular. Ante la amenaza de los tribunales, Aragón y Baleares han accedido y sólo la Comunidad Madrileña se ha plantado.

Ayer a las doce de la noche concluyó el plazo y ahora el Ministerio de Sanidad tienen dos meses para plantear un contencioso administrativo y pedir a los jueces que obliguen a Ayuso. La Consejera de Sanidad, Fátima Matute, ha subrayado que prefieren que la justicia decida a que los haga el gobierno.

En este asunto hay de fondo una lucha por las libertades de las personas. La objeción de conciencia no se plantea en una operación de apendicitis o en una intervención de corazón. El aborto no sólo es una decisión difícil para la mujer, también lo es para el médico. Vaciar un útero es un asunto con connotaciones humanas que apunta a un fracaso social. A la imposibilidad de ofrecer una vida a un feto cuya existencia no es un asunto menor, despreciable. La idea de reducir el aborto a una tratamiento más o menos banal encuentra resistencias humanas y profesionales que, por razones ideológicas, el gobierno pretende eliminar.

La batalla de Ayuso no es un empecinamiento institucional ni un deseo de significarse. Recoge la sensibilidad mayoritaria de la profesión médica y de muchas de nosotras. ¿Por qué tiene que salir en una lista un profesional que sabe que en el útero hay una vida? ¿por qué se han de ver reducidas sus posibilidades de contratación? Es una discriminación que pretende forzar el hecho de que el aborto es una drama que no puede abordarse con ligereza ni insensibilidad.

Ayer, la consejera de Sanidad, al dar cuenta del final del plazo para someterse ala exigencia del gobierno, dijo una frase crucial: creemos en el aborto legal, seguro y poco frecuente. Este 'poco frecuente' es fundamental y valiente. Es una posición nueva sobre este drama, que curiosamente sólo Madrid se ha atrevido a plantear en toda la izquierda pero ojo... también dentro del PP. La política no es sólo la gestión de la prioridades económicas. Es también una pregunta de fondo sobre los dolores y dramas de los ciudadanos. Quizá porque es mujer, y mujer valiente, Isabel Díaz Ayuso es capaz de plantarse ante el poder.

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