Marian Rojas, psiquiatra: "Diciembre es un mes que nos obliga a mirar qué hemos logrado, qué pesa o qué duele. Es un cierre simbólico que muchas veces genera ansiedad, culpa, autoexigencia"

Un sábado más, en 'Fin de Semana', nos sentamos en 'El diván de Marian Rojas', donde la psiquiatra aborda una realidad cada vez más común: el estrés y la ansiedad que surgen con la llegada de la Navidad. 

A pesar de ser una época asociada a la alegría, para muchas personas se convierte en un periodo de tensión, cansancio emocional y mucha presión, un fenómeno que tiene una explicación tanto emocional como neurocientífica.

¿Por qué nos estresa la Navidad?

Una de las principales fuentes de estrés, según Marian Rojas, son las expectativas irreales. La sociedad impone un "mandato de felicidad" que obliga a estar bien y disfrutar, lo que genera una enorme tensión. 

"La obligación de estar bien es en sí misma una fuente de estrés", afirma la psiquiatra, especialmente cuando una persona se siente cansada, triste, en duelo o atraviesa dificultades económicas.

Otro factor clave es la multiplicación de la "carga invisible", un concepto que Rojas describe como la suma de tareas de organización, anticipación, cocina y coordinación que se añaden a la vida habitual. Esta sobrecarga, explica, es "como si a la vida habitual hubiera que añadirle una segunda jornada laboral, emocional y logística", lo que provoca agotamiento, irritabilidad e insomnio.

La anticipación de los reencuentros familiares también juega un papel crucial. Estas reuniones pueden activar la "memoria emocional", trayendo al presente ausencias, conflictos pasados o heridas sin resolver. 

"A veces el estrés no viene por lo que está ocurriendo, sino por lo que se activa de nosotros al pensar en esos días", señala Rojas. Recuerda, además, que "el 90% de lo que nos preocupa no sucede", pero la mente ya se ha situado en ese escenario conflictivo.

Finalmente, la psiquiatra apunta a que el final del año actúa como un "espejo incómodo". Diciembre es un mes que "nos obliga a mirar qué hemos logrado, qué no hemos logrado, qué nos pesa, qué nos duele", convirtiéndose en un cierre simbólico que a menudo genera ansiedad, culpa y autoexigencia.

Los consejos de marian rojas

Marian Rojas explica que existe una base neurocientífica para este fenómeno. Se produce un aumento en la activación del sistema de estrés, con la liberación de cortisol y adrenalina. El cerebro interpreta el exceso de estímulos (ruido, compras, compromisos) como una amenaza, mientras que las expectativas sociales activan la "red del yo", que nos lleva a compararnos constantemente.

La primera pauta es ser consciente de los propios sentimientos. "Date el permiso para sentir lo que sientes", aconseja la experta, ya que es normal que la Navidad produzca nostalgia o reabra heridas pasadas. Aceptar que puede ser un momento de cierto sufrimiento es el primer paso para gestionarlo.

En segundo lugar, recomienda bajar la exigencia. El objetivo no debe ser la perfección, sino "proteger tu energía y tus límites" para no llegar agotado a enero. En este sentido, la psiquiatra subraya una idea poderosa: "A veces menos es exactamente lo que necesitamos".

Como tercer consejo, propone ritualizar cosas pequeñas y conectar con el mensaje de amor y entrega propio de estas fechas, más allá del bullicio. Pone como ejemplo personal la decisión de acudir con sus hijos a comedores sociales, destacando que es un momento para "dar un poco de amor a esos que sufren" y encontrar la belleza en una conversación o un gesto solidario.

Por último, Marian Rojas Estapé destaca la importancia de cuidar el cuerpo, que es "el primer radar del estrés". En Navidad se tiende a comer peor, a consumir más azúcar y alcohol, y a dormir menos, lo que genera malestar e inflamación. Regular los horarios y la alimentación en la medida de lo posible ayudará a gestionar mejor la presión de estas fechas.