eduardo strauch, superviviente accidente de los andes 

“¿Miedo a la muerte? cero. Me da pena no tener más tiempo para hacer todo lo que quiero”

"Sobrevivir al horror de los Andes no fue un milagro, sino la prueba más extrema de la resistencia humana”, confiesa Eduardo Strauch, uno de los 16 sobrevivientes del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, en un relato que mezcla tragedia, coraje y reflexión sobre la vida y la muerte.

Eduardo Strauch en Fin de Semana COPE
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Eduardo Strauch en Fin de Semana COPE

Beatriz Pérez Otín

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El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 partió rumbo a Chile con 45 personas a bordo: jóvenes jugadores de rugby del Old Christian Club, familiares, amigos y tripulación confiados en llegar a Santiago. Pero la cordillera de los Andes les esperaba con picos imponentes, niebla y frío extremo. Un golpe seco, un ala que roza la montaña y el fuselaje se parte sobre la nieve. “Desde que el avión empezó a los tumbos, pensé que se acababa mi vida. Abrí los ojos y vi a una señora muerta con su hija al lado. Ahí empecé a darme cuenta de que estaba vivo”, recuerda Strauch. 

 Atrapados en el Valle de las Lágrimas, a más de 3.500 metros de altura, los sobrevivientes enfrentaron noches de temperaturas bajo cero, aire helado y un aislamiento absoluto. La desesperación alcanzó su punto máximo cuando la radio anunció que la búsqueda había sido suspendida.  “Nos dejaron solos. Nos quedaba nuestra propia voluntad de seguir adelante. Nos dejamos morir o vivíamos de esa manera; la decisión de sobrevivir fue facilísima”, asegura Strauch.    

 La supervivencia implicó decisiones extremas. Para continuar con vida, los jóvenes recurrieron a la carne de los compañeros fallecidos: “Comer a nuestros amigos fue una urgencia inmediata, una decisión de supervivencia, sin dilema moral. Jamás sentí remordimiento ni culpa; la vida se impuso sobre el horror”, declara.

Tras días de lucha, dos compañeros, Roberto Canessa y Fernando Parrado, emprendieron un peligroso camino por la cordillera y lograron encontrar ayuda. Gracias a su valentía, se organizó el rescate de los 16 supervivientes restantes después de 72 días en condiciones extremas:  “La verdadera historia de los Andes es la capacidad de ayudarnos unos a otros y sobrevivir. Todavía me asombra cómo nuestra historia conmueve a miles y enseña la fuerza del ser humano”.

Hoy, a sus 78 años, Eduardo Strauch reflexiona sobre la vida y la muerte con una claridad pocas veces alcanzada:  “El miedo a la muerte, cero. Me da pena no tener más tiempo para hacer todo lo que quiero. La experiencia de los Andes me reafirmó en mi camino sin religión, pero con un espíritu conectado con el universo”.

Strauch destaca también la fuerza y resiliencia de sus compañeros: deportistas jóvenes, pragmáticos y con un liderazgo que se adaptó a cada momento. La tragedia mostró su capacidad de organización, inteligencia y empatía, elementos que les permitieron sobrevivir y reconstruir sus vidas después del horror.  “Lo que vivimos fue una lección sobre la potencia de la vida; eso nos permitió enfrentar lo inimaginable. Gracias a la valentía de mis compañeros, pudimos ser rescatados y seguimos adelante”, concluye.

Cincuenta años después de aquel vuelo, la historia de Eduardo Strauch y sus compañeros sigue enseñando sobre la fortaleza del espíritu humano, la solidaridad y la importancia de valorar cada instante de la vida, incluso frente a lo más extremo.

Visto en ABC

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