El camino que va desde la adicción hasta la sobriedad: "Me costó más dejar de mentir que dejar de jugar"
Pablo Ojeda, el nutricionista más famoso de la televisión, viene al estudio de Fin de Semana con su libro en el que comparte su adicción al juego: "El ludópata lo es hasta el día en que muere"

Pablo Ojeda, en Fin de Semana
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Se estima que 400.000 personas sufren ludopatía en nuestro país. Una enfermedad, porque no hay que olvidar que esto es una enfermedad, que los expertos detectan a edades cada vez más tempranas. Es complicado ponerse en la piel de un adicto. Y en la piel de los que conviven con ellos.
Una enfermedad que acompaña toda la vida a quien la padece. La enfermedad del que no puede parar de consumir. Aunque le dañe. A él, a ella o a los suyos. Aunque pueda destruir todo lo que ha construido y logrado con los años. Aunque suponga poner en riesgo su vida. Ellos no pueden parar.
Pablo Ojeda conoce bien esta realidad. Muchos le conocen como el nutricionista de la televisión y, en un libro que acaba de ver la luz, este sevillano nacido en 1982 se abre en canal. Lo hace confesando al lector que es ludópata. Sufre de adicción al juego desde que un verano, cuando tenía 27 años, entró por curiosidad a un bar de máquinas tragaperras. No sabía que cruzar esa puerta iba a cambiar su vida para siempre.
'Cuando me alimenté del juego' es el título de este libro que edita 'Alienta': "No sé si es valentía o inconsciencia escribir un libro así porque te pones a tiro de piedra de todo el mundo pero creo que había que hacerlo... y lo he hecho".
En una entrevista en Fin de Semana, el nutricionista y colaborador de televisión ha compartido su recorrido desde la adicción hasta la sobriedad: "Todo el mundo tiene un conocido, a alguien, que está en esta lucha". No ha sido fácil. Para nada. Tampoco el camino de la rehabilitación: "El problema no era el juego. El problema lo tenía yo. Tengo amigos que echan una quiniela, se van a su casa y no tienen la sensación de querer seguir. Yo quería seguir. Tenía la sensación de no saber parar".
"Me costó más dejar de mentir que dejar de jugar"
En este trabajo, Ojeda reconoce que durante los peores momentos de su adicción, robó dinero de sus padres: "He sabido poner nombre a las cosas que antes no ponía. Yo te decía 'quitar dinero' a mi padre. No. Es robar. Decir 'coger' es quitarle importancia. Lo que no es tuyo, es robado. Llegas a situaciones extremas y es muy difícil de contar y que la gente lo entienda, pero en un momento lo ves como una buena opción. Y, como parece una buena opción porque vives anulado por la realidad, lo tienes que hacer".
Pablo es tajante a la hora de reconocer la realidad del adicto: "Vas a ser ludópata hasta el día en que te mueras. Rehabilitado, por supuesto, pero vas a seguir teniendo unas conductas que vas a tener que hacer sí o sí si quieres permanecer recto".
Por ejemplo, dejar de mentir. La doble vida es algo común en prácticamente todas las adicciones: "Me costó mucho más dejar de mentir que dejar de jugar. Construyes una vida alrededor de la mentira porque sino no se puede sostener esa vida". La desesperación por el vacío en el que se convirtió su vida llevó a que Pablo tratara de suicidarse en más de una ocasión. Y se planteó vender un riñón al mercado negro por 60.000 euros: "Mucha gente dice que me lo he inventado. Pero existen personas que se acercan a ti y ven tu desesperación más absolutas".
Pablo Ojeda se ha caído y se ha levantado. Para ello, recalca: es fundamental pedir ayuda: "El libro no es solo para personas que tienen una adicción. Es útil para padres que pueden detectar casos de niños. Creo que es una lectura de cómo una persona normal puede caer pero, sobre todo, cómo levantarse pidiendo ayuda. Pedir ayuda no es de cobardes. Es de superhéroes".