Este reconocimiento supone un paso decisivo en su proceso de canonización. Te acercamos un poquito más a la figura de la Madre María Félix, una religiosa española que nació en 1907 y falleció en el año2001. Es la fundadora de la Compañía del Salvador y de los Colegios Mater Salvatoris.

Si alguien conoce bien su figura es la Madre Amelia Lora-Tamayo, superiora de la Congregación hasta el año pasado y en la actualidad forma parte del Consejo de la Compañía. La Madre Amelia se refería a María Félix como una persona que “vivía una fe fuerte, vibrante que sostenía su vida e impulsaba a dar a conocer el amor que había encontrado en Dios” y esa fe ha seguido latente a pesar de su muerte, que se ha transmitido a través de sus escritos.

La que fue superiora de la Congregación señalaba dos efectos de esa fe palpable que se veía a diario en la Madre Félix. La primera de ellas era “una confianza enorme en Dios padre”, contaba que ella quiso mucho a su padre y quizá “eso le ayudaba a comprender la paternidad de Dios”. Y otra de sus virtudes era su delicadeza en el trato con el Señor.

A ella, dice la Madre Amelia con un gran cariño en sus palabras, “se le quedaba pequeño el mundo porque necesitaba decir a todos los bueno y lo padre que es Dios”.

Si tuviera que explicar el carisma que el espíritu ha regalado la Iglesia a la Madre Félix, “sería pensando en la obediencia amorosa de Jesucristo a su padre para glorificarle”.

Desde muy joven vió que Dios le ponía a ella y a la Compañía en el campo de la educación, porque siempre “había vibrado” con la educación y la formación universitaria de las mujeres, y el Señor le hizo ver que eso era lo que esperaba de ellas. Esperaba que ofreciese una formación a las mujeres que les hiciera testigos ardientes de Jesucristo. A sus 93 años, la Madre, para todos, “seguía siendo joven”.