Las cererías, las pastelerías y las floristerías, viven "ajetreados" el Día de Todos los Santos

Negocios, algunos de ellos centenarios, forman parte fundamental para honrar a todos los santos y recordar a los seres queridos difuntos. 

El Mercado de las Flores de Logroño representa la continuidad de la tradición: Centros florales y ramos para honrar a los familiares en la festividad de Todos los Santos
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Luis Echenique

Pamplona - Publicado el

4 min lectura22:50 min escucha

En pleno corazón de Pamplona, en la calle Zapatería 41, se alza Donézar, una tienda única en España donde la historia se enciende y se endulza a partes iguales. Cerería y confitería al mismo tiempo, este emblemático comercio mantiene vivo un oficio artesanal que ha pasado de generación en generación desde el siglo XIX. Entre aromas de cera y de pastas de té, su propietario, Joaquín Donézar Polo, representa la cuarta generación familiar al frente de un negocio donde tradición, memoria y oficio se entrelazan con la vida cotidiana de la ciudad.   

CUARTA GENERACIÓN EN LA FABRICACIÓN DE VELAS

“Soy la cuarta generación de la familia y bueno, al final es un trabajo muy bonito que lo vas conociendo desde pequeño. Una cerería es un obrador artesanal de velas”, dice Donezar, quien ayer viernes se preparaba para un día especial.

Todo lo que sé me lo enseñó mi padre, así como a él su padre y así sucesivamente"

Joaquín Donezar

Agradece a una persona todos los conocimientos adquiridos: “Todo lo que sé de cerería me lo enseñó mi padre, así como a él se le lo enseñó su padre y sucesivamente. Y lo recuerdo desde pequeño, porque al fin y a cabo como era un negocio familiar mis padres también vivían aquí. Recuerdo ese olor a cera por las mañana”.

"Hay adaptarse a los cambios lógicamente y la cerería ha tenido muchos cambios, pero con ilusión poco a poco lo vas consiguiendo. Las velas que se hacen ahora son distintas a las que, por ejemplo, podía haber hecho mi bisabuelo”, comenta.

Explica que “en las generaciones anteriores, quizás la vela estaría más orientada a la iglesia, podríamos decir. Ahora se mantiene, se siguen haciendo velas para iglesias, pero también se hace, por ejemplo, velas de soja con aroma, velas de cera virgen. La vela ha pasado de ser una necesidad de iluminación por falta de luz, a ser un producto de lujo porque quieres ese aroma en concreto”.

LA FORMA DE FABRICACIÓN ES POR INmERSIÓN, NO POR MOLDE 

La forma de fabricación no es por molde que muchas veces la gente cree que es por molde, es por inmersión. Se van introduciendo las mechas y se van pasando calibres. Entonces una acera de abejas normalmente funde a 60 grados. Para hacer las velas no la tenemos que tener ni muy caliente ni muy fría porque entonces la mecha conforme la vamos introduciendo y sacando no coge cera sino que le quita porque está muy caliente y se funde a la mecha cuando entra. Entonces, tenemos que llevar la cera como unos 66 grados que sería la temperatura idónea para que la vela salga lisa y perfecta”, afirma sobre el proceso que da lugar a este proyecto.

Día de Todos los Santos, una fecha marcada en el calendario: “Se consume mucha vela porque mucha gente lleva velas al cementerio y luego tenemos también la noche de ánimas, que es la costumbre de poner la noche del uno al dos, las siete lamparillas en casa. Entonces, digamos uno de los puntos álgidos para la cerería junto con la Semana Santa”.

Otra de las patas son las pastelerías, como en el caso de Gelée. Miguel Zabaleta, afirma que estos días venden “mucho buñuelo o hueso de santo. Es lo que se demanda por tradición durante estos días”.

INNOVACIÓN EN LOS SABORES DE HUESO DE SANTO 

“La tendencia está cambiando, antes era algo delicado y especial y ahora hay más variedad. Tenemos huesos de frambuesa, tenemos huesos de yema o de chocolate como manda la tradición tenemos huesos de pistacho, de avellana, un poquito de todo para ampliar la variedad”, continúa Zabaleta.

Desvela el ingrediente más importante: “Amor, con pasión, sabiendo lo que se hace, dando los tiempos que necesita cada producto y no poder intentar abaratar costes haciendo todo seguido. Hay que utilizar una buena materia prima, hay que ir siguiendo un poquito esa línea por la que apostamos”.

Se acerca la Navidad, y los pedidos cambian de sabor: “Trabajamos mucho el turrón, en especial el de ojaldre y el turrón de mantequilla. Trabajamos mucho el panettone, trabajamos mucho las cestas o los lotes para regalos, trabajamos mucho las tartas de ojaldre, los detalles, pastas, trufas”.

En pleno corazón de Pamplona, la floristería Villa Miranda lleva más de un siglo llenando de color y aroma los momentos más especiales de la ciudad. Fundada en 1916 y transmitida de generación en generación, esta tienda combina tradición, experiencia y un profundo respeto por la calidad y los productos locales.

A la gente le gusta la flor primaveral en blanco o rosa"

María Puy Martínez

“Antiguamente eran todo coronas y hacíamos siempre coronas y ese tipo de cosas. Ahora ya coronas no se hacen prácticamente y lo que hacemos son centros, mucho centro para panteón y centros también para tumbas. Ahora hay de todo porque con los invernaderos pues ya no hay tanta flor de temporada y entonces hay de todo y a la gente le gusta un poco más la flor que sea como primaveral en blanco o rosa, colores un poco claritos, tampoco muy fuertes, pero siempre vamos un poco por ese tipo de flor”, afirma María Puy Martínez.

Villa Miranda cuenta con vivero propio: “Tenemos muchos verdes muy bonitos, que los ponemos también en los centros, luego también pues flores que también cultivamos, tipo las dalias, que es una flores, así que es un rostro de temporada y es muy bonita y entonces nos traen dalias del vivero para que hagamos los centros. La verdad es que el vivero para nosotras es una parte muy importante en todo el año y en este tiempo pues también”.

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