La importancia de las adaptaciones al calor, frío, altitud y horario en el deporte según la ciencia: "Homeóstasis"
Una de las claves para poder mejorar y competir es lograr que el cuerpo se adapte a las circunstancias y el entorno

Ciencia y deporte: la importancia de la adaptación en el deporte
Pamplona - Publicado el
9 min lectura
A la hora de practicar deporte y de competir hay múltiples factores que influyen en el rendimiento y en el disfrute. Uno de ellos es, sin lugar a dudas, la adaptación al entorno en el que nos encontramos. En pleno mes de junio, con jornadas en muchos lugares en los que podemos pasar en pocas horas de tener tormentas a que salga el sol y tener calor, adaptarse, puede marcar la diferencia entre ganar o perder si estamos compitiendo, o entre disfrutar y no si estamos entrenando o tratando de pasarlo bien.

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La adaptación se da en muchas variables: luz, temperatura, humedad, viento, horario, altitud, estado de la superficie... Hagamos deporte o ejercicio al nivel e intensidad que sea, los factores mencionados influyen en el rendimiento. Si nos vamos al deporte de élite se dan dos circunstancias, por un lado, cada variación, por muy leve que sea, puede marcar el resultado, y, por otro lado, quienes están a esos niveles tienen una capacidad de adaptación al contexto y entorno muy por encima de la media.
En fútbol que caiga una tormenta antes del partido o que lo haga durante, requiere una adaptación, en el tenis el viento también, en competiciones internacionales tienes que tener en cuenta el clima, la altitud o la franja horaria. Seguramente la diferencia horaria es una de las variables que más influyen y en las que en el deporte profesional más se trabaja para que se note lo menos posible.
Joaquín Sevilla, físico de la Universidad Pública de Navarra, explica en COPE, en el séptimo capítulo de la sección "Ciencia y Deporte", cómo funcionan las adaptaciones de quienes practican deporte al entorno.
Adaptaciones
Para vivir es necesario irse adaptando a las condiciones cambiantes del entorno. El cuerpo humano posee unos sistemas de regulación para conseguir esa adaptación. A esa propiedad fisiológica se la conoce como homeóstasis. El cuerpo gestiona las variaciones de su entorno para que no le afecten, por eso no hemos de comer continuamente (aunque sí gastamos todo el rato), aguantamos un rango amplio de temperaturas, etc. Pero todo sistema tiene sus límites y fallos…
Una lista de situaciones de estrés que da ChatGPT es:
1. Estrés por Calor (Ambientes Cálidos y Húmedos)
2. Estrés por Frío (Ambientes Fríos y Secos)
3. Problemas en Altitud (Ambientes de Gran Altura)
El caso de la presión atmosférica
¿Qué es la presión? El aire pesa, estamos en el fondo de un depósito lleno de aire. Ese aire es calentado y movido por la radiación del sol y por el giro de la tierra y ese aire se va moviendo y la presión que experimentamos en un lugar va cambiando (altas y bajas presiones).
Los límites de la homeóstasis, presiones "extremas", soportables pero problemáticas
3.1. Disminución de la presión (altitud elevada). Situación que viven, sobre todo, los montañeros.
Cuando ascendemos a mayor altitud (por ejemplo, en montañas o en un avión sin presurización), la presión atmosférica disminuye, lo que tiene varios efectos en el organismo:

Fila de montañistas subiendo el Lhotse en el Everest
3.2. Aumento de la presión (profundidad bajo el agua o cámaras hiperbáricas). El deporte de la apnea gestiona estas cuestiones de forma extrema.
Cuando descendemos por debajo del nivel del mar, la presión aumenta, lo que tiene efectos opuestos:
4.- Variaciones dentro de lo normal que pueden no gestionarse del todo bien
Las variaciones de presión atmosférica causadas por la meteorología (como el paso de frentes, tormentas o anticiclones) también pueden afectar al cuerpo humano, aunque de manera más sutil que los cambios extremos de altitud o profundidad. Algunas de las principales influencias incluyen:
1. Dolores de cabeza y migrañas
Muchas personas sensibles a los cambios de presión experimentan dolores de cabeza o migrañas cuando la presión baja rápidamente, como antes de una tormenta. Se cree que esto se debe a la dilatación o contracción de los vasos sanguíneos en respuesta a los cambios de presión externa.
2. Dolor en articulaciones y huesos
Los cambios en la presión pueden afectar a personas con artritis u otras afecciones articulares. Cuando la presión atmosférica disminuye, los tejidos del cuerpo pueden expandirse ligeramente, lo que aumenta la presión en las articulaciones inflamadas y provoca dolor.
3. Cambios en la circulación sanguínea y el sistema cardiovascular
4. Afectaciones respiratorias
5. Fatiga, cambios en el estado de ánimo y trastornos del sueño

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6. Efectos en el oído y el equilibrio
Los cambios de presión pueden afectar el oído interno, que es clave en el equilibrio y la percepción espacial. Algunas personas pueden experimentar vértigo o mareos cuando la presión cambia rápidamente.
¿Por qué ocurre todo esto?
ATMÓSFERA
1013 hPa al nivel del mar
El cuerpo humano está acostumbrado a funcionar bajo una presión atmosférica específica (aproximadamente 1013 hPa al nivel del mar). Cuando esta presión cambia, aunque sea ligeramente, puede alterar el equilibrio de los fluidos y gases en el cuerpo, lo que puede generar los efectos mencionados.
En definitiva, aunque estos efectos son menos drásticos que los producidos por grandes altitudes o profundidades, las fluctuaciones meteorológicas en la presión pueden influir en el bienestar cotidiano de muchas personas, especialmente aquellas con condiciones de salud preexistentes.
El caso de la altura (y el hematocrito)
La sangre transporta el oxígeno a los músculos “a bordo” de los glóbulos rojos. Cuanta mayor densidad de estas células haya en la sangre más efectiva será, pero también más espesa (circula peor) por lo que hace trabajar más al corazón, y aumenta riesgos de accidentes vasculares. Entre esas dos tensiones la homeóstasis ajusta la densidad de glóbulos rojos (el hematocrito) adecuadamente. En altura hay menos oxígeno y menos presión atmosférica (que presiona el cuerpo y contra la que ha de bombear el corazón) ahí un hematocrito más alto es lo adecuado. En niveles bajos, con presiones altas y oxígenos más abundantes la homeóstasis lleva a hematocritos más bajos.
Este funcionamiento “normal” del cuerpo es el que en ocasiones se fuerza en el deporte profesional para disponer de una ventaja extra, una sangre de “mayor rendimiento” al que correspondería por la aclimatación normal al entorno (en general estar en alturas bajas con el hematocrito correspondiente a las altas). Eso se puede conseguir de tres formas:
1.- Entrenando en altura y bajando pocas horas antes de la competición
2.- Extrayéndose sangre en la aclimatación alta para reincorporarla poco tiempo antes de la competición
3.- Directamente interfiriendo fisiológicamente con la homeóstasis inyectando la hormona que induce la fabricación de más glóbulos rojos.
Sea como fuere en todos los casos el resultado es el mismo y supone un peligro para el deportista. Por eso parece razonable que se persiga, con independencia de la forma en que se obtenga, un hematocrito desajustado.