La importancia de las adaptaciones al calor, frío, altitud y horario en el deporte según la ciencia: "Homeóstasis"

Una de las claves para poder mejorar y competir es lograr que el cuerpo se adapte a las circunstancias y el entorno

Carlos Alcaraz, durante el partido ante Shelton
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Foto: EFE

Ciencia y deporte: la importancia de la adaptación en el deporte

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

9 min lectura

A la hora de practicar deporte y de competir hay múltiples factores que influyen en el rendimiento y en el disfrute. Uno de ellos es, sin lugar a dudas, la adaptación al entorno en el que nos encontramos. En pleno mes de junio, con jornadas en muchos lugares en los que podemos pasar en pocas horas de tener tormentas a que salga el sol y tener calor, adaptarse, puede marcar la diferencia entre ganar o perder si estamos compitiendo, o entre disfrutar y no si estamos entrenando o tratando de pasarlo bien.

Carlos Alcaraz ya está en octavos de final

@ATPTour_ES

Carlos Alcaraz ya está en octavos de final

La adaptación se da en muchas variables: luz, temperatura, humedad, viento, horario, altitud, estado de la superficie... Hagamos deporte o ejercicio al nivel e intensidad que sea, los factores mencionados influyen en el rendimiento. Si nos vamos al deporte de élite se dan dos circunstancias, por un lado, cada variación, por muy leve que sea, puede marcar el resultado, y, por otro lado, quienes están a esos niveles tienen una capacidad de adaptación al contexto y entorno muy por encima de la media.

En fútbol que caiga una tormenta antes del partido o que lo haga durante, requiere una adaptación, en el tenis el viento también, en competiciones internacionales tienes que tener en cuenta el clima, la altitud o la franja horaria. Seguramente la diferencia horaria es una de las variables que más influyen y en las que en el deporte profesional más se trabaja para que se note lo menos posible.

Joaquín Sevilla, físico de la Universidad Pública de Navarra, explica en COPE, en el séptimo capítulo de la sección "Ciencia y Deporte", cómo funcionan las adaptaciones de quienes practican deporte al entorno.

Adaptaciones  

Para vivir es necesario irse adaptando a las condiciones cambiantes del entorno. El cuerpo humano posee unos sistemas de regulación para conseguir esa adaptación. A esa propiedad fisiológica se la conoce como homeóstasis. El cuerpo gestiona las variaciones de su entorno para que no le afecten, por eso no hemos de comer continuamente (aunque sí gastamos todo el rato), aguantamos un rango amplio de temperaturas, etc. Pero todo sistema tiene sus límites y fallos…

Una lista de situaciones de estrés que da ChatGPT es:

1. Estrés por Calor (Ambientes Cálidos y Húmedos)

  • Deshidratación: La sudoración excesiva sin una reposición adecuada de líquidos y electrolitos puede provocar calambres musculares, fatiga y disminución del rendimiento.
  • Golpe de calor: En casos extremos, la incapacidad del cuerpo para disipar el calor puede provocar mareos, confusión, colapso y, en situaciones graves, un fallo multiorgánico.
  • Aumento de la fatiga: La mayor demanda cardiovascular y el esfuerzo adicional para mantener la temperatura corporal pueden llevar a una reducción del rendimiento.
  • Disminución de la eficiencia termorreguladora: En ambientes húmedos, el sudor no se evapora fácilmente, lo que impide la correcta disipación del calor y eleva el riesgo de hipertermia.
  • 2. Estrés por Frío (Ambientes Fríos y Secos)

  • Rigidez muscular: La baja temperatura puede afectar la flexibilidad y aumentar el riesgo de lesiones musculares y articulares.
  • Hipotermia: Si la temperatura corporal desciende demasiado, puede afectar la coordinación, la toma de decisiones y, en casos graves, ser mortal.
  • Broncoespasmo inducido por frío: En deportes de resistencia como el esquí de fondo o el patinaje sobre hielo, la inhalación de aire frío puede causar problemas respiratorios en algunos atletas.
  • 3. Problemas en Altitud (Ambientes de Gran Altura)

  • Hipoxia (falta de oxígeno): En altitudes elevadas, la menor disponibilidad de oxígeno reduce la capacidad aeróbica y provoca fatiga más rápidamente.
  • Mal agudo de montaña: Puede causar dolores de cabeza, náuseas, mareos y dificultad para dormir, afectando el rendimiento y la recuperación.
  • Mayor riesgo de deshidratación: La menor humedad y el aumento de la tasa de respiración pueden llevar a una pérdida más rápida de líquidos.
  • El caso de la presión atmosférica

    ¿Qué es la presión? El aire pesa, estamos en el fondo de un depósito lleno de aire. Ese aire es calentado y movido por la radiación del sol y por el giro de la tierra y ese aire se va moviendo y la presión que experimentamos en un lugar va cambiando (altas y bajas presiones).

    Los límites de la homeóstasis, presiones "extremas", soportables pero problemáticas

    3.1. Disminución de la presión (altitud elevada). Situación que viven, sobre todo, los montañeros.

    Cuando ascendemos a mayor altitud (por ejemplo, en montañas o en un avión sin presurización), la presión atmosférica disminuye, lo que tiene varios efectos en el organismo:

    Fila de montañistas subiendo el Lhotse en el Everest

    Alamy

    Fila de montañistas subiendo el Lhotse en el Everest

  • Hipoxia (falta de oxígeno): A mayor altitud, hay menos oxígeno disponible en el aire, lo que puede provocar mareos, dolor de cabeza, fatiga y dificultad para respirar. En casos extremos, puede causar el mal agudo de montaña o incluso edema pulmonar o cerebral.
  • Expansión de gases en el cuerpo: En altitudes elevadas, los gases en los pulmones y el tracto digestivo se expanden, lo que puede causar dolor abdominal o incluso barotrauma en los oídos y los senos paranasales.
  • Aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria: Para compensar la falta de oxígeno, el cuerpo acelera la respiración y el pulso, aumentando la producción de glóbulos rojos con el tiempo.
  • 3.2. Aumento de la presión (profundidad bajo el agua o cámaras hiperbáricas). El deporte de la apnea gestiona estas cuestiones de forma extrema.

    Cuando descendemos por debajo del nivel del mar, la presión aumenta, lo que tiene efectos opuestos:

  • Compresión de gases en el cuerpo: Los gases en los pulmones y otras cavidades se comprimen, lo que puede causar dolor en los oídos y senos paranasales si no se ecualiza correctamente la presión.
  • Narcosis por nitrógeno: A grandes profundidades, el nitrógeno disuelto en la sangre puede causar un efecto similar a la embriaguez, afectando el juicio y los reflejos.
  • Riesgo de enfermedad por descompresión: Si un buzo asciende demasiado rápido, el nitrógeno disuelto en la sangre forma burbujas, lo que puede provocar dolor en las articulaciones, parálisis o incluso la muerte si no se trata en una cámara hiperbárica.
  • 4.- Variaciones dentro de lo normal que pueden no gestionarse del todo bien

    Las variaciones de presión atmosférica causadas por la meteorología (como el paso de frentes, tormentas o anticiclones) también pueden afectar al cuerpo humano, aunque de manera más sutil que los cambios extremos de altitud o profundidad. Algunas de las principales influencias incluyen:

    1. Dolores de cabeza y migrañas

    Muchas personas sensibles a los cambios de presión experimentan dolores de cabeza o migrañas cuando la presión baja rápidamente, como antes de una tormenta. Se cree que esto se debe a la dilatación o contracción de los vasos sanguíneos en respuesta a los cambios de presión externa.

    2. Dolor en articulaciones y huesos

    Los cambios en la presión pueden afectar a personas con artritis u otras afecciones articulares. Cuando la presión atmosférica disminuye, los tejidos del cuerpo pueden expandirse ligeramente, lo que aumenta la presión en las articulaciones inflamadas y provoca dolor.

    3. Cambios en la circulación sanguínea y el sistema cardiovascular

  • En condiciones de baja presión (tormentas, borrascas), la sangre puede circular con mayor facilidad, pero esto también puede provocar una ligera caída en la presión arterial, causando fatiga o mareo en algunas personas.
  • En situaciones de alta presión (anticiclones), la presión sobre el cuerpo es mayor, lo que en algunos casos puede dificultar la circulación y aumentar la presión arterial en personas con predisposición.
  • 4. Afectaciones respiratorias

  • Cuando la presión baja, la cantidad de oxígeno disponible en el aire disminuye ligeramente. Esto puede ser problemático para personas con enfermedades respiratorias como el asma o la EPOC, que pueden sentir más dificultad para respirar.
  • Los cambios de presión también pueden influir en la congestión nasal y los senos paranasales, causando sensación de opresión en la cabeza o molestias en los oídos.
  • 5. Fatiga, cambios en el estado de ánimo y trastornos del sueño

  • Muchas personas reportan sentirse más cansadas o apáticas cuando la presión baja, especialmente antes de una tormenta.
  • La hipoxia leve causada por una menor presión atmosférica puede afectar la producción de serotonina y melatonina, hormonas relacionadas con el estado de ánimo y el sueño, lo que contribuye a la sensación de cansancio o incluso a cambios en el ánimo.
  • Neymar no jugaba un partido con Brasil desde hace casi un año y medio.

    EFE

    Neymar no jugaba un partido con Brasil desde hace casi un año y medio.

    6. Efectos en el oído y el equilibrio

    Los cambios de presión pueden afectar el oído interno, que es clave en el equilibrio y la percepción espacial. Algunas personas pueden experimentar vértigo o mareos cuando la presión cambia rápidamente.

    ¿Por qué ocurre todo esto?

    ATMÓSFERA

    1013 hPa al nivel del mar

    El cuerpo humano está acostumbrado a funcionar bajo una presión atmosférica específica (aproximadamente 1013 hPa al nivel del mar). Cuando esta presión cambia, aunque sea ligeramente, puede alterar el equilibrio de los fluidos y gases en el cuerpo, lo que puede generar los efectos mencionados.

    En definitiva, aunque estos efectos son menos drásticos que los producidos por grandes altitudes o profundidades, las fluctuaciones meteorológicas en la presión pueden influir en el bienestar cotidiano de muchas personas, especialmente aquellas con condiciones de salud preexistentes.

    El caso de la altura (y el hematocrito)

    La sangre transporta el oxígeno a los músculos “a bordo” de los glóbulos rojos. Cuanta mayor densidad de estas células haya en la sangre más efectiva será, pero también más espesa (circula peor) por lo que hace trabajar más al corazón, y aumenta riesgos de accidentes vasculares. Entre esas dos tensiones la homeóstasis ajusta la densidad de glóbulos rojos (el hematocrito) adecuadamente. En altura hay menos oxígeno y menos presión atmosférica (que presiona el cuerpo y contra la que ha de bombear el corazón) ahí un hematocrito más alto es lo adecuado. En niveles bajos, con presiones altas y oxígenos más abundantes la homeóstasis lleva a hematocritos más bajos.

    Este funcionamiento “normal” del cuerpo es el que en ocasiones se fuerza en el deporte profesional para disponer de una ventaja extra, una sangre de “mayor rendimiento” al que correspondería por la aclimatación normal al entorno (en general estar en alturas bajas con el hematocrito correspondiente a las altas). Eso se puede conseguir de tres formas:

    1.- Entrenando en altura y bajando pocas horas antes de la competición

    2.- Extrayéndose sangre en la aclimatación alta para reincorporarla poco tiempo antes de la competición

    3.- Directamente interfiriendo fisiológicamente con la homeóstasis inyectando la hormona que induce la fabricación de más glóbulos rojos.

    Sea como fuere en todos los casos el resultado es el mismo y supone un peligro para el deportista. Por eso parece razonable que se persiga, con independencia de la forma en que se obtenga, un hematocrito desajustado.

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