Indortes Pascual (25 años de servicio) y David Aldana (5 años de servicio), policías locales en Logroño, en crisis donde la vida pendía de un hilo: "Tocan fondo, cogen impulso, cabeza fría y bajar pulsaciones"
David Aldana e Indortes Manuel Pascual-Salcedo, agentes de la Policía Local de Logroño condecorados, revelan la clave de sus intervenciones más críticas, "la calma y una profunda humanidad"

Indortes Manuel Pascual-Salcedo y David Aldana
Logroño - Publicado el
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David Aldana e Indortes Manuel Pascual-Salcedo son dos agentes de la Policía Local de Logroño cuya vocación y entrega han salvado vidas. Ambos han sido distinguidos con la medalla al mérito de la Policía Local por una trayectoria marcada por la valentía y la profesionalidad. Sus intervenciones, a menudo en situaciones de crisis donde la vida de otros pendía de un hilo, han frustrado intentos de suicidio, evitado que personas se precipiten al vacío y han resuelto con éxito maniobras de atragantamiento y reanimación.
Cabeza fría ante el abismo
Enfrentarse a lo inesperado requiere una fortaleza mental excepcional. Para estos agentes, el proceso es claro. "En una situación de esta índole siempre tenemos que tener la cabeza fría, tenemos que pensar en la situación de la persona que requiere nuestra ayuda y tenemos que darlo todo al cien por cien", explica Pascual-Salcedo. La clave, según Aldana, es "bajar pulsaciones" al llegar a una intervención para poder analizar el escenario y "empatizar con la persona que tienes y buscar el punto de salida". El estrés y la adrenalina deben ser controlados para que no interfieran en un juicio profesional que debe ser casi instantáneo.

Indortes Manuel Pascual-Salcedo, medalla al mérito de la Policía Local
Hay veces que hacemos casi más de psicólogos que de policías"
Policía Local de Logroño
La calma es la herramienta que permite ver más allá. "Cuando mantienes la calma, eres capaz de ver puntos que la otra persona no ha visto. Ahí le puedes ayudar o puedes buscar las vías de atajar el problema que tienes", reflexiona Aldana. Esta tranquilidad es fundamental, aunque admiten que la duda siempre está presente. "Siempre está esa parte en la cabeza de uno, siempre cabe esa posibilidad, pero si ya nos han requerido es porque nuestra presencia es necesaria sí o sí", afirma Pascual-Salcedo.
El uniforme como puente de confianza
En muchas ocasiones, su labor trasciende la de un agente de seguridad para convertirse en la de un mediador o un psicólogo improvisado. "Hay veces que hacemos casi más de psicólogos que de policías", confiesa Aldana. La razón es que "muchas personas se abren más con gente que no conocen porque saben que no les vamos a juzgar, que vamos a escucharles". Sentarse en un sofá junto a alguien que sufre y simplemente preguntar se convierte en un acto terapéutico que puede cambiar el rumbo de una crisis.
Sin embargo, la ayuda no siempre es bien recibida. Hay casos en los que se encuentran con personas que rechazan su intervención. En esas circunstancias, y dependiendo de la gravedad, los agentes se ven "en la obligación de imponer la ayuda". Como explican, hay situaciones en las que no se puede "dejar a la gente suelta por la calle" por su propia seguridad o la de terceros. La intuición y la capacidad de analizar el entorno y el lenguaje no verbal son, en estos casos, cruciales.
La gente cuando toca fondo es momento de coger impulso y salir adelante"
Policía Local de Logroño

David Aldana, medalla al mérito de la Policía Local
El peso agridulce del heroísmo
Salvar una vida es la mayor de las satisfacciones, pero el camino hacia ese éxito tiene un componente amargo. "Estas condecoraciones tienen ese puntito agridulce, que al final para conseguir este tipo de condecoración, has tenido que vivir los peores cinco minutos o los peores momentos de la vida de otra persona", admite Aldana. El riesgo personal, además, es una variable que solo se permite analizar a posteriori. "En el momento de la intervención no puedes tener dudas. Este trabajo no es para dudar hasta dónde puedo llegar", sentencia Pascual-Salcedo.
Estas experiencias extremas dejan una huella profunda y enseñan lecciones inesperadas sobre la condición humana. "Te das cuenta de que hay personas con unas vidas destrozadas, con mucha problemática y eso al final te hace empatizar mucho", comentan. A veces, incluso, se llevan "esa problemática a casa". Por ello, intentan hacer un seguimiento posterior, llamando a los pocos días a la persona atendida para ver cómo está y recordarle que no está sola.

Promoción de la Policía Local de La Rioja
resiliencia humana
La lección más importante que han aprendido es sobre la resiliencia humana. "La gente cuando está en una situación mala se va hundiendo, pero ya cuando toca fondo es momento de coger impulso y salir adelante. Y por fortuna, mucha gente lo hace", observan. Esa capacidad de resurgir es un testimonio de fortaleza que han presenciado en primera línea. Pese a los reconocimientos, mantienen la humildad, considerándose solo "la punta del iceberg" de un cuerpo policial lleno de profesionales comprometidos.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.