Es viernes, 9 de octubre y se cumplen dos años de la trágica torrentada de Sant Llorenç. Dos años desde que prácticamente les cambió la vida a muchos de los afectados. Cientos de personas vieron como sus casas se iban destrozando a medida que se acumulaba el agua. Perdieron sus hogares y sus recuerdos más preciados, aunque algunos pueden contarlo a día de hoy ya que consiguieron sobrevivir. Sin embargo, 13 personas perdieron la vida tras esa tormenta.

Todos los habitantes de Sant Llorenç coinciden en que el cielo era muy diferente ese día, de hecho esto es lo que piensan cada vez que se echa a llover. Toñi esa noche se pasó horas agarrada a una valla de su casa junto a su hija pequeña, hasta que las rescataron, y todavía no consigue olvidar aquellos momentos. Ha llegado octubre y con él las lluvias. Algo insignificante para muchos, aunque para ella y su familia, una pesadilla diaria. Lo peor, dice, cuando se acerca una tormenta.

Kika, una vecina del pueblo, nos cuenta lo mal que llevan en su casa todavía la situación. Durante la noche del 9 de octubre de 2018 el agua ocupó un metro y medio de altura en su planta baja. El miedo ha pasado a formar parte de su día a día, hasta tal punto que, dos años después, todavía se le caen las lágrimas cuando habla del tema.

Kika tuvo que invertir 30.000 euros en reformar su casa. Además, lamenta que no ha recibido ni un solo euro del Ayuntamiento. Tras la torrentada, se abrió una cuenta corriente para hacer donaciones que los vecinos lamentan no fueron como tal. Estas “donaciones”, las gestionó el consistorio y exigía facturas para darlas. Muebles, electrodomésticos, paredes… el coste se recuperó a posteriori.

Toñi cuenta como sus familiares del extranjero hicieron donaciones a esta cuenta que cree que se “han perdido por el camino”. Recibió 3.000 euros del ayuntamiento. Una cantidad insignificante, dice, cuando tienes que reconstruir toda tu vida. Lo único que ha hecho el consistorio rápidamente, dice Toñi, es poner una señal en la calle que se inundó, que indica que aparcar ahí conlleva ese riesgo.

Precisamente, los partidos de la oposición critican que no se han hecho las modificaciones pertinentes en los protocolos Insubal y Meteobal y advierten de que si vuelve a producirse una tormenta de ese calibre, volverá a pasar lo mismo. Kika nos ha explicado que son conscientes de ello. Dice que no se sienten seguros viviendo en esa casa y nos cuenta que su hijo de ocho años, cada vez que el cielo se oscurece, pasa muchísimo miedo, por si la torrentada se repite.

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Las vidas de los residentes continúan, aunque para muchos con dificultades y con miedo de que esa torrentada se vuelva a repetir.