Maxi tiene 12 años pero su trayectoria laboral es intachable. Este perro forma parte del grupo cinológico de la Guardia Civil de A Coruña, y su olfato ha sido clave para desarticular un grupo internacional de tráfico de drogas que operaba entra Galicia y Madrid.

Cuentan los investigadores que, gracias a él y a su compañero Zero, pudieron encontrar los 20 kilos de heroína que desembocaron en la detención de once personas entre Galicia y Madrid. Parte de los estupefacientes estaba enterrado en una finca, bajo tierra y lodo, a metro y medio de profundidad. La otra mitad de la droga, oculta en un coche preparado para burlar los más exhaustivos controles policiales. Pero nada se le escapa a estos pastores alemanes, que consiguieron localizar con precisión dónde estaba el material.

Por eso Maxi y su compañero Zero están también en la rueda de prensa en la que Guardia Civil y Policía dan cuenta, junto a la subdelegada del Gobierno de A Coruña los resultados de la Operación Fireball-Kazino. Maxi está algo inquieto. Zero, que tiene tres años, gime de vez en cuando. Es normal: están entrenados para detectar droga y están a solo unos metros de los estupefacientes incautados, expuestos para tomar imágenes y vídeos.

EL PERRO RESCATADO DE LA JUBILACIÓN

Junto Maxi está Dionisio, el guía canino de la Guardia Civil que trabaja con él desde hace año y medio. Ambos se encontraron por casualidad. Cuenta Dionisio (Dioni, quiere que lo llamemos) que, tras unas décadas apartado de la unidad cinológica, volvió a ella hace año y medio. En ese momento, en la Escuela de Adiestramiento de Perros del Pardo (Madrid) conoció al perro, que “estaba para pasar a la jubilación”. Había mordido a su anterior guía y, por eso, había regresado a la Escuela. A Dioni le quedaba año y medio para la reserva, así que parecía que estaban hecho el uno para el otro. Le asignaron al animal y congeniaron perfectamente.

Pero no fue solo una cuestión de simpatía: Maxi demostró ser un mayor muy activo. En este año y medio de trabajo en la Comandancia de A Coruña ha dado 30 positivos, es decir, ha localizado con éxito droga oculta en una treintena de ocasiones, un número “muy elevado”, según nos cuenta Dioni. Explica que su ayuda “ahorra muchísimo trabajo”. Los perros de narcóticos están adiestrados para llegar a la emisión principal de olores de las distintas sustancias, y él tiene “un marcaje muy seguro”.

UN ADIESTRAMIENTO ESPECIAL

A este perro le relevará con éxito su compañero Zero, el 'becario', con el que han trabajado también en la operación Fireball-Kazino. Este inquieto pastor alemán de tres años está pendiente todavía de graduarse en la Escuela Canina del Pardo, pero todos los investigadores están seguros de que pasará con nota, dada su experiencia previa. En el grupo cinológico de A Coruña está también Merlín, especializado en explosivos. Todos, adiestrados específicamente para estas labores.

Y es que el adiestramiento de estos perros de narcóticos es especial. No se centra en la obediencia. “Lo que buscamos es que sea un perro juguetón”, explica Dioni. Ellos son “libres” para explorar y encontrar el rastro. Una vez que encuentran la droga, se les da un premio. Aunque hay otros factores, nos cuenta este guía canino: “cariño y amor”.

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Al final, la relación laboral pasará a ser personal. El 30 de marzo, Dionisio pasa a la reserva con 56 años. Con él, irá Maxi. “Ya no va a estar solo”, cuenta orgulloso. Ambos compartirán su jubilación con la familia, una perra, un perrito y una finca de 1700 metros cuadrados. Un merecido retiro para el mejor de los ayudantes.