Le dice a sus vecinos de comunidad en Badajoz que es su piso, descubren que es un okupa y toman esta decisión para que salga

Una familia se instaló en una vivienda que pertenece a una entidad bancaria y, según relatan fuentes locales, dicen que fueron engañados por un supuesto arrendador

Vista en ángulo bajo de los tradicionales balcones de hierro fundido de un antiguo edificio residencial en el barrio de Lavapiés, en el centro de Madrid, víctimas de okupas

Alamy Stock Photo

Vista en ángulo bajo de los tradicionales balcones de hierro fundido de un antiguo edificio residencial en el barrio de Lavapiés, en el centro de Madrid, víctimas de okupas

José Manuel Nieto

Publicado el

2 min lectura

En la tarde del 18 de enero de 2024, una escena en apariencia rutinaria en la calle Magisterio de Almendralejo —una de las zonas residenciales más tranquilas de esta localidad pacense— acabó convirtiéndose en un ejemplo de cómo la unidad vecinal puede frenar un caso de ocupación ilegal. A día de hoy, este episodio sigue siendo recordado por los residentes como una demostración clara de cómo actuar frente a situaciones que ponen en riesgo la convivencia en las comunidades.

Todo comenzó cuando una familia extranjera llegó con un vehículo y comenzó a descargar bolsas y pertenencias en un piso deshabitado. Los vecinos, atentos a los movimientos, detectaron rápidamente que algo no encajaba. No había contrato visible, ni señales de que se tratase de un alquiler legal. La vivienda, tal y como más tarde se confirmó, era propiedad de una entidad bancaria, lo que aumentó las sospechas de que se estaba produciendo una okupación.

Ante la duda, los vecinos no dudaron en alertar a la Policía Nacional, que se personó en el lugar. Al pedir la documentación correspondiente, los ocupantes alegaron que el contrato sería entregado horas después por un supuesto gestor. Sin embargo, la investigación vecinal fue más rápida: sabían que se trataba de un piso de banco y que los recién llegados no tenían ningún derecho legal para acceder a él. Uno de los vecinos impidió la entrada a uno de los adultos cuando intentaba acceder de nuevo al inmueble, lo que marcó un punto de inflexión.

Pudo costar caro

Según contaron posteriormente los propios ocupantes, habrían sido víctimas de un fraude, ya que una persona les aseguró ser el propietario del piso y les habría ofrecido el alquiler a través de un falso contrato. Un fenómeno que, en enero de 2024, no era nuevo en la región, y que sigue ocurriendo en distintos puntos del país. La clave en este caso fue que, antes de que pudieran establecerse en el piso, la reacción vecinal y la mediación policial consiguieron que abandonaran la vivienda de forma voluntaria.

Okupas dejan marcas en una urbanización de Lanzarote víctima de la crisis económica

Alamy Stock Photo

Okupas dejan marcas en una urbanización de Lanzarote víctima de la crisis económica

La historia, que se ha recordado en redes sociales y foros vecinales de Almendralejo durante los últimos meses, también puso en evidencia la vulnerabilidad de los inmuebles vacíos, sobre todo los que pertenecen a entidades bancarias. En los días posteriores al suceso, los residentes del bloque solicitaron a la propiedad que tomase medidas, como instalar puertas antiokupas o sellar el acceso, para evitar nuevos intentos.

Este incidente, que ahora cumple más de un año, sirve como ejemplo de cómo actuar con rapidez, diálogo y en colaboración con las autoridades puede evitar situaciones que, de consolidarse, pueden derivar en largos procesos judiciales y malestar comunitario. Almendralejo vivió entonces uno de los primeros grandes ejemplos de resistencia vecinal frente a la ocupación de 2024, y su recuerdo sigue vivo como advertencia y como modelo a seguir para otras comunidades.

Programas

Último boletín

05:00 H | 20 SEP 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking