Una familia queda varada en una atracción de PortAventura durante el gran apagón

El pasado lunes, durante el histórico apagón que dejó sin suministro eléctrico a gran parte de la península ibérica, miles de personas vivieron situaciones sorprendentes y, en algunos casos, desconcertantes. Uno de esos escenarios fue PortAventura, el parque temático situado en Tarragona, donde familias enteras disfrutaban de su jornada de vacaciones sin imaginar lo que estaba por venir.

Entre ellos, Javier y su familia, que se encontraban en una de las atracciones acuáticas del parque cuando todo se detuvo de repente.

“Nos pilló en una de esas atracciones de agua donde subes en unos troncos por un río artificial, con subidas y bajadas. No es flotante, sino sobre raíles, así que cuando se fue la luz, se paró por completo. Fue como si hubieran pulsado el botón de pausa”, relataba Javier aún con tono de asombro. 

Del agua al desconcierto  

En el momento del corte eléctrico, las bombas que impulsan el agua dejaron de funcionar. “Fue muy curioso: el agua simplemente dejó de correr, y poco a poco, la atracción se quedó totalmente seca”, explica. Afortunadamente, la familia no se encontraba en una zona elevada o peligrosa, por lo que pudieron salir por los laterales con ayuda del personal del parque.

El primer pensamiento de muchos visitantes fue que se trataba de una parada técnica, algo habitual en este tipo de parques por mantenimiento o revisión. “De hecho, ya habíamos vivido alguna durante el fin de semana”, comenta Javier. Pero al ver que todas las atracciones estaban detenidas y no se restablecía el funcionamiento, comenzaron las preguntas.

La búsqueda de respuestas  

“La gente iba de una atracción a otra pensando que solo era un fallo puntual. Pero cuando ya empezaron a evacuar a los visitantes de los vagones, nos dimos cuenta de que era algo más serio”, explica.

Sin información clara en los primeros minutos, el desconcierto creció. “Un señor cerca de nosotros hablaba por teléfono y dijo que la luz se había ido en toda España. Llamé a mi hermano en Valencia, y me lo confirmó. Ahí entendimos que el problema era mucho más grande”. 

Salida ordenada pero confusa  

Aunque no se vivieron momentos de histeria, sí se respiraba una sensación de incertidumbre. “No sabíamos si quedarnos, si irnos, si era algo pasajero… Y la gente del parque tampoco tenía mucha más información”, señala Javier. Con sentido común y calma, su familia se dirigió al punto de atención al cliente, donde les ofrecieron dos soluciones: una entrada libre para otro día o el reembolso del importe de las entradas.

“Nosotros optamos por el reembolso. Agradecimos que al menos tuvieran esa reacción rápida”, comenta. 

¿Y los atrapados en las alturas?  

Javier no fue testigo directo de personas atrapadas en atracciones en altura, pero reconoce que “con la cantidad de gente que había, seguro que a alguien le pilló arriba del todo”. En estos casos, el parque cuenta con protocolos de emergencia y sistemas de seguridad para evacuar a los visitantes en caso de parada total, aunque los detalles de cómo se ejecutaron durante ese día no se han hecho públicos. 

Un día que no se olvida  

Lo que comenzó como una jornada familiar de diversión acabó siendo una anécdota que, probablemente, se contará durante años. “Lo importante es que todos estuvimos bien y que no pasó nada grave. Fue extraño, sí, pero también aprendimos que hasta la más divertida de las aventuras puede detenerse cuando se va la luz”, reflexiona Javier.

Como muchas otras familias que vivieron interrupciones similares durante el apagón, Javier y los suyos se llevaron una historia única. Un relato de cómo, incluso en los lugares más inesperados, la falta de electricidad puede paralizar la fantasía… aunque no el buen humor