El emotivo mensaje de una vecina de la Dana al volver a su iglesia casi siete meses después: "A casa"
Durante estos meses se ha procedido a realizar trabajos de desinfección del templo por la afección de hongos, reconstrucción de muros y pintura, mantenimiento e instalación de puertas

Misa en Picanya tras casi siete meses cerrada
Valencia - Publicado el - Actualizado
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El tiempo ha pasado, pero las heridas siguen abiertas en las poblaciones afectadas por la terrible Dana que azotó la región hace casi ocho meses. Entre las muchas reconstrucciones aún pendientes, una en particular ha significado mucho para la comunidad de Picaña: la reapertura de la parroquia Nuestra Señora de Montserrat.
El pasado sábado, la iglesia volvió a abrir sus puertas, y con ello, el corazón de todos los feligreses que habían perdido su lugar de oración.

Primera misa en la iglesia de Pincanya tras la Dana
La iglesia, gravemente dañada por la riada, era un punto de encuentro, un lugar de memoria y consuelo. Por eso, la reapertura ha sido recibida con entusiasmo por los vecinos que llenaron al completo la primera misa de este sábado.
“Hemos vuelto a casa”
Amparo, una vecina de Picaña y feligresa de toda la vida, expresa con emoción en Mediodía COPE Más Valencia lo que significó para ella y para muchos otros poder volver a misa en su iglesia de siempre.
“Fue un día muy emocionante para todos los de la iglesia, para todos los que vamos a misa. Es como si te encontraras con un hijo que has perdido, o sea, que vuelves a tu casa después de tantos meses”, explica. La emoción fue compartida por toda la comunidad.
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Durante siete meses, la comunidad se había reunido en el centro cultural del pueblo, gracias al apoyo del ayuntamiento. Sin embargo, como muchos expresaron, “no era lo mismo”. Volver a sentarse en los bancos de siempre, tener acceso al sagrario y compartir ese espacio sagrado, era una necesidad profunda para muchos.
La catástrofe no solo dejó daños materiales, también emocionales, tal y como explica Amparo, “ha habido fallecidos, entonces no has podido llevarlos a la iglesia, darles el último adiós, eso se nota. Los que estamos bautizados ahí, hemos tomado la comunión, se han casado nuestros padres, y no poder despedirlos dentro de la iglesia, eso era muy triste”, añadió con tristeza.
Pese a todo, Amparo transmite esperanza e insiste en que “poquito a poco todo llegará. Ahora, con la ilusión de poder entrar de nuevo a nuestra parroquia, todo empieza a mejorar”.

Imagen de la Iglesia de Picanya
“Volver al templo ha sido como una pascua”
El párroco de Picaña, Don Joaquín Cibera, comparte también su emoción por la reapertura. “Se veía en el rostro de los fieles la alegría de poder volver a casa después de ese éxodo en los locales culturales”. Para él, la misa del sábado fue mucho más que una misa, "fue un volver a casa. La emoción era enorme, era como si las maderas nos esperaran. Volver al templo ha sido como una Pascua después de la Cuaresma, después del dolor, la alegría del reencuentro con el Resucitado”.
Sin embargo, Don Joaquín señala que aún queda mucho trabajo por hacer, “lo único que se ha hecho ha sido reconstruir dos paredes que reventó el agua y fumigar los hongos. Los altares están por restaurar, los santos aún están mutilados, está todo deshecho, pero aun así es nuestra casa, y es una alegría volver”.