De origen francés y aristocrático a bares y restaurantes de toda España: el secreto para preparar las mejores croquetas

La clave de una buena croqueta empieza con una bechamel bien hecha

Una oyente de Carlos Herrera revela el ingrediente que le añade a las croquetas y con las que triunfa en casa: "Un auténtico manjar"

Una oyente de Carlos Herrera revela el ingrediente que le añade a las croquetas y con las que triunfa en casa: "Un auténtico manjar"

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

La croqueta, ese bocado crujiente y cremoso, tiene un origen que se remonta al siglo XIX en Francia. 

Su nombre deriva del francés croquer, que significa "crujir", aludiendo a su característica corteza dorada. 

Aunque no hay consenso absoluto sobre su inventor, se atribuye su creación a la cocina francesa, donde los chefs experimentaban con bechamel, una salsa espesa que servía de base para diversos platos. 

En 1817, se dice que Antonin Carême, célebre cocinero, preparó un plato similar para la corte francesa, aunque más sofisticado que la croqueta moderna.

Su versatilidad permitió que se popularizaran entre las clases trabajadoras, adaptándose a ingredientes más accesibles como carne, pescado o sobras.

Su versatilidad permitió que se popularizaran entre las clases trabajadoras, adaptándose a ingredientes más accesibles como carne, pescado o sobras.

¿cómo llega la croqueta a españa?

Inicialmente, las croquetas eran un plato aristocrático, rellenas de ingredientes finos como trufa o foie gras. 

Sin embargo, su versatilidad permitió que se popularizaran entre las clases trabajadoras, adaptándose a ingredientes más accesibles como carne, pescado o sobras. 

La receta básica —bechamel mezclada con un relleno, empanada y frita— conquistó paladares por su simplicidad y sabor.

La croqueta llegó a España a finales del siglo XIX, probablemente a través de la influencia francesa en la alta cocina y los intercambios culturales. 

En España, se convirtió en un plato popular, especialmente en regiones como Cataluña, Andalucía y el País Vasco

Cada zona aportó su toque: jamón ibérico en Extremadura, bacalao en el norte o gambas en la costa. Las croquetas pasaron de las mesas nobles a las tabernas, convirtiéndose en un símbolo de la cocina casera y de aprovechamiento.

Hoy, la croqueta es un icono de la gastronomía española, presente en bares, restaurantes y hogares. Su evolución refleja la capacidad de un plato humilde para adaptarse y perdurar, conquistando corazones con cada crujiente bocado.

A menudo su elaboración puede parecer laboriosa. Afortunadamente, varios chefs y expertos en cocina han compartido trucos que facilitan y mejoran el proceso de preparación.

¿Cómo se prepara la masa?

La clave de una buena croqueta empieza con una bechamel bien hecha. Es esencial cocinar la harina con mantequilla hasta que esté ligeramente tostada, añadiendo la leche caliente poco a poco mientras se remueve constantemente para evitar grumos. 

Para una textura más cremosa, algunos cocineros recomiendan añadir quesitos o incluso un poco de nata a la mezcla. Otro truco es infusionar la leche con huesos de jamón para aportar un sabor más intenso.

Un enfriamiento adecuado de la masa es esencial

Un enfriamiento adecuado de la masa es esencial

la importancia del enfriamiento

Una vez que la masa está lista, es fundamental dejarla enfriar adecuadamente. Extenderla en una bandeja y cubrirla con film transparente en contacto directo evita que se forme una costra. 

Dejarla reposar en la nevera durante al menos cuatro horas, o incluso toda la noche, permite que adquiera la consistencia óptima para darle forma.

formar y rebozado perfecto

Para facilitar el moldeado, se pueden usar manos ligeramente untadas con aceite o dos cucharas. También es útil formar cilindros con la masa fría y cortarlos en porciones iguales, asegurando una cocción uniforme.

El rebozado es crucial para conseguir una croqueta crujiente por fuera y cremosa por dentro. El método tradicional consiste en pasar las croquetas por harina, huevo batido y pan rallado.

 Para una capa más resistente, se puede optar por el doble rebozado, repitiendo el paso de huevo y pan rallado dos veces. Usar pan rallado de calidad o mezclarlo con panko japonés puede aportar una textura más ligera y aireada.

Hay que prestar mucha atención a la fritura de la croqueta

Hay que prestar mucha atención a la fritura de la croqueta

la fritura debe ser la adecuada

La temperatura del aceite es determinante. Freír las croquetas en abundante aceite caliente, entre 175 y 180 ºC, asegura que se forme una capa exterior crujiente y que el interior permanezca cremoso. Es recomendable usar aceite limpio y freír en tandas pequeñas para mantener la temperatura constante.

Para quienes buscan opciones más ligeras, las freidoras de aire son una excelente alternativa. Precalentar el aparato y rociar ligeramente las croquetas con aceite antes de cocinarlas permite obtener un resultado crujiente con menos grasa.

congelar las croquetas

Las croquetas se pueden congelar antes o después de freírlas. Es importante colocarlas en una bandeja sin que se toquen y, una vez congeladas, guardarlas en bolsas herméticas. Esto facilita tener croquetas caseras listas para cualquier ocasión.

Con estos consejos y trucos, preparar croquetas deliciosas y con una textura perfecta es más sencillo de lo que parece. 

Experimentar con distintos rellenos y técnicas puede convertir este plato tradicional en una experiencia culinaria única.

Herrera en COPE

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