Cómo despejarse rápido por la mañana: los hábitos que marcan la diferencia
Dormir bien, exponerse a la luz natural y desayunar de manera equilibrada son claves para empezar el día con energía.

Dormir bien, exponerse a la luz natural y desayunar de manera equilibrada son claves para empezar el día con energía.
Barcelona - Publicado el
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Muchas personas se despiertan por la mañana con sensación de cansancio y desorientación. Este estado tiene un nombre científico: inercia del sueño, y es un fenómeno habitual que puede durar desde unos minutos hasta una hora después de levantarse. Durante ese tiempo, la concentración y los reflejos se ven afectados, lo que puede repercutir en la productividad e incluso en la seguridad en actividades cotidianas.
Un estudio de la Universidad de California señala que la forma en que nos despertamos depende sobre todo de nuestros hábitos y rutinas, más que de la genética. Según los expertos, solo un 25% de la predisposición a levantarse con energía está relacionada con factores hereditarios. El resto depende de cómo dormimos, del tipo de actividad física que realizamos y de la alimentación en las primeras horas del día.
Dormir entre siete y nueve horas diarias es el primer paso para reducir esa sensación de sueño persistente. Además, mantener horarios regulares ayuda a sincronizar el reloj interno y favorece que el cuerpo se despierte de forma más natural.
La luz natural es otro factor clave. Abrir las ventanas o salir a caminar a primera hora activa el sistema circadiano y frena la producción de melatonina, la hormona del sueño. Al mismo tiempo, aumenta los niveles de cortisol, lo que prepara al organismo para estar despierto y activo.
Realizar algo de ejercicio suave o estiramientos también es recomendable. Este movimiento inicial activa la circulación, mejora la respiración y genera endorfinas que ayudan a comenzar el día con mejor ánimo.
La alimentación tiene un papel decisivo. Los especialistas aconsejan evitar los azúcares rápidos y apostar por un desayuno equilibrado, con hidratos de carbono integrales, fruta y algo de proteína. De esta manera, se consigue un aporte de energía más constante y se evitan picos de glucosa que pueden acentuar la sensación de cansancio.
La hidratación desde el primer momento también es fundamental. Durante la noche el cuerpo se deshidrata y un vaso de agua al levantarse contribuye a reactivar el metabolismo y mejorar la sensación de alerta.
Otros hábitos útiles son la ducha con agua fresca, que produce un estímulo inmediato, o el uso de alarmas suaves colocadas lejos de la cama, que obligan a levantarse para apagarlas y evitan volver a dormirse.
Por último, se recomienda limitar el consumo de café, alcohol o pantallas con luz azul antes de dormir, ya que pueden alterar la calidad del descanso y dificultar un despertar reparador.
Con estas estrategias es posible reducir el impacto de la inercia del sueño y afrontar la mañana de una forma más activa y productiva.