¿Agua del grifo o embotellada? El debate sobre la mejor opción para la salud y el medioambiente

Para una familia promedio, la diferencia anual entre ambas puede superar los 300 euros, dependiendo del consumo

agua del grifo

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Mar Puerto

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

El agua es un recurso esencial para la vida, y cada vez más personas se preguntan si es mejor consumir agua del grifo o agua embotellada. En un contexto donde la preocupación por la salud, la seguridad alimentaria y el impacto ambiental crece día a día, la elección entre ambas no solo tiene implicaciones personales, sino también colectivas.  

En la mayoría de los países desarrollados, el agua del grifo cumple con estrictos controles sanitarios que garantizan su potabilidad. Estas revisiones incluyen el análisis de microorganismos, metales pesados y compuestos químicos. En ciudades como Madrid, París o Berlín, el agua corriente es perfectamente segura para el consumo humano y, en muchos casos, de calidad superior a la de algunas aguas embotelladas. 

El agua embotellada, por su parte, suele presentarse como una opción más “pura” o “natural”. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que no siempre es más limpia. En 2018, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre la presencia de microplásticos en un alto porcentaje de marcas comerciales. Además, las botellas plásticas pueden liberar compuestos químicos, como el bisfenol A (BPA), especialmente si se exponen al calor.

Agua embotellada.

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Agua embotellada.

 Sabor y percepción del consumidor  

Uno de los motivos principales por los que muchas personas eligen el agua embotellada es el sabor. En algunas regiones, el agua del grifo puede tener un gusto más fuerte debido a su contenido en cloro o minerales. No obstante, esta diferencia es más una cuestión de preferencia personal que de calidad. Filtros domésticos o jarras purificadoras pueden mejorar notablemente el sabor del agua corriente sin necesidad de recurrir a botellas de plástico. 

En catas a ciegas realizadas por universidades y organizaciones de consumidores, la mayoría de los participantes no logra distinguir entre agua del grifo y agua embotellada. De hecho, en varias pruebas, el agua del grifo incluso fue mejor valorada.

 impacto ambiental  

El principal argumento a favor del agua del grifo es su bajo impacto ecológico. El agua embotellada implica un proceso industrial que incluye la fabricación de botellas de plástico, su transporte y posterior gestión de residuos. Según datos de la ONU, se consumen más de 500.000 millones de botellas plásticas al año en todo el mundo, y menos del 30% se recicla adecuadamente. 

Además, la producción de una sola botella de plástico puede requerir hasta tres veces más agua de la que contiene, sin contar las emisiones de CO₂ asociadas a su transporte. En contraste, el agua del grifo se distribuye mediante infraestructuras locales, con un impacto ambiental significativamente menor.

 Coste y accesibilidad  

Desde el punto de vista económico, el agua del grifo es infinitamente más barata. Un litro cuesta, de media, unas mil veces menos que un litro de agua embotellada. Para una familia promedio, la diferencia anual puede superar los 300 euros, dependiendo del consumo. 

Además, el acceso al agua potable del grifo representa un avance social y sanitario. En lugares donde no hay infraestructura adecuada, la dependencia del agua embotellada refleja desigualdades y limita el derecho universal a un recurso básico.

Por lo tanto, si bien el agua embotellada puede ser útil en situaciones puntuales, como viajes o emergencias, la evidencia científica y ambiental favorece claramente al agua del grifo. Es segura, económica y más sostenible. 

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