El Ayuntamiento de Cornellà enciende a la afición del Espanyol con el cierre de los bares del estadio

La reciente decisión del Ayuntamiento de Cornellà de cerrar los bares cercanos al estadio del RCD Espanyol durante los días de partido ha generado una fuerte controversia. La medida ha sido calificada como lamentable por el analista Román y ha provocado el descontento entre los aficionados, quienes consideran que el consistorio ningunea una vez más al club.

Alternativas ignoradas y problemas mayores

Román argumenta que esta prohibición no solucionará el problema, sino que podría agravarlo. Teme que la gente opte por hacer botellón en las inmediaciones y propone soluciones como desviar la circulación o cerrar las calles aledañas antes y después de los partidos, una práctica habitual en otros campos como Mendizorroza o El Sadar en Pamplona.

Los principales perjudicados por la medida son los propietarios de los bares, quienes han manifestado su queja. Para ellos, los días de partido suponen una buena recaudación, y esta decisión impacta directamente en su negocio cada quince días.

Intereses políticos y una medida contradictoria

Algunas voces, como la de Román, apuntan a que detrás de la decisión podrían existir intereses políticos de cara a las próximas elecciones municipales. Según esta visión, la medida buscaría "tener contento el vecindario". "Priman unos intereses políticos, ahora que llegan las municipales", ha señalado Román, quien cree que con esto "el problema se hará más grande".

Priman unos intereses políticos, ahora que llegan las municipales"

La polémica se intensifica con la información de que, supuestamente, el ayuntamiento habría concedido un permiso a la juvenil para instalar una barra y vender bebidas en la misma zona. "Me parece increíble si es verdad que tienen ese permiso", se ha comentado al respecto, calificando la situación de "alucinante".

Este malestar se suma a una percepción histórica de que el Ayuntamiento de El Prat siempre ha ofrecido un trato mucho mejor al club que el de Cornellà. Además, se recuerda un incidente pasado en el que un aficionado estuvo a punto de morir, cuestionando por qué el consistorio no se centró entonces en crear un modo más seguro para la evacuación del público.

El atropello ocurrió antes de disputarse el partido de fútbol entre el RCD Espanyol y el Barça, cuando una mujer perdió el control del vehículo que conducía, un Peugeot 208 blanco, embistiendo a las personas que estaban delante.