Mario, un invidente de Valladolid que vive la Semana Santa a través de sus manos: "Un escalofrío"
Recrea con el tacto la imagen de la Virgen de las Angustias a través de una réplica en tamaño reducido

Mario, un invidente de Valladolid, que recrea la Semana Santa a través del tacto
Valladolid - Publicado el
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La Semana Santa es un tiempo en el que la fe se expresa también a través del arte. En Valladolid, se vive con intensidad, incluso sin poder verla. Y de eso sabe bien Mario.
Cuando Juan de Juni talló hace cinco siglos la Virgen de las Angustias, seguramente no imaginó que su intensidad emocional traspasaría incluso la barrera que impone la ceguera. Mario perdió la vista hace dos décadas por una retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que ha desconectado por completo su sentido visual.
Aunque jubilado ya, ha dedicado su vida profesional a la enseñanza. En sus clases de Historia del Arte compartía su pasión por la pintura y por escultores como Juni. Ha sido espectador de la Semana Santa de Valladolid, la ha vivido con intensidad, incluso a medida que la enfermedad, imparable, iba distorsionando la imagen.
Pero lo que permanece prácticamente intacto es su memoria. En su retina siguen grabados los colores de los estandartes y los gestos solemnes de los cofrades. La Semana Santa de Valladolid vive en su recuerdo, pero ahora va a poder revivirla de una forma especial. Hoy, de la mano de COPE, Mario se dispone a reencontrarse con esas imágenes que creía perdidas... y nosotros le acompañamos. “¡Puff! Es que estamos de tú a tú. Independientemente de que seas creyente o no, de alguna manera te transmite algo”, exclama en su primer contacto.
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Antes, en la sacristía, sus manos recorrieron una réplica de la Virgen. Un silencio solo roto por el privilegio de poder palpar la imagen que un día disfrutó en tamaño real: algo más de un metro de madera policromada, delicadamente esculpida, una mezcla de sufrimiento y fortaleza que solo una madre puede transmitir. “Un escalofrío, es una sensación… yo soy capaz de saber dónde estoy y esto influye en lo que yo voy a ver y a tocar”, explica ante los micrófonos de COPE.
“¡Puff! Es que estamos de tú a tú. Independientemente de que seas creyente o no, de alguna manera te transmite algo”
Amante del arte y de la Semana Santa, recrea las imágenes con el tacto
Es difícil dejar a Mario sin palabras, pero las emociones están siendo muy intensas. Para ayudarle a comprender cada detalle de la escena, Tamara, su intérprete, utiliza una técnica especial: convierte la espalda de Mario en un lienzo improvisado. Sus manos van trazando sobre él las formas de la Virgen, el perfil del rostro, los pliegues del manto. “Dar información del entorno, aprovechamos toda la superficie de la espalda de Mario para darle la información visual que él, de manera autónoma, no podría recibir”, nos aclara su intérprete.
Una pasión por la Semana Santa que trasciende los sentidos
Mario es ciego, pero su sentido del oído también se está viendo afectado, y por eso debe aprender a manejarse en el lenguaje de signos con el contacto. Con la ayuda de un par de audífonos y un bastón rojo y blanco diseñado para personas sordociegas, esta doble discapacidad no es un freno para seguir disfrutando de su pasión por el arte.

Mario durante su encuentro con Nuestro padre Jesús Nazareno de Valladolid
Su paso por la penitencial de las Angustias le ha dejado un nuevo recuerdo imborrable, una experiencia que trasciende a los sentidos y que se ha grabado a fuego. Agradecido y abrumado porque vuelve a casa con una pequeña talla que podrá estrechar entre sus manos. Pero también deja un deseo, “más tallas” para permitir a quienes no pueden ver, disfrutar de este arte.
Mario regresa a casa con su bastón, acompañado por Tamara. De vuelta a casa, donde lo que más echa de menos es ver las caras de su mujer y su hijo que hoy, con 20 años más, ya luce barba.