Luis Argüello invita a “despertar” las almas y a “restaurar” la vida cristiana ante la llegada del Papa León XIV
La elección del sucesor de Pedro supone un nuevo nacimiento en la vida de la Iglesia

Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, ensalza la sucesión de Pedro como un acontecimiento para despertar y restaurar
Valladolid - Publicado el - Actualizado
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“Hemos hecho muchas fotos, pero vivimos un desafío”. La elección del Papa León XIV es un “acontecimiento extraordinario” que puede ser “contemplado de una forma nueva”. Esta nueva sucesión de Pedro una oportunidad para “despertar”. “¡Quiera Dios que sea un verdadero despertar en las almas!”, ha indicado, “que no sólo lo miremos “como un acontecimiento potente, emotivo del que nos sentimos espectadores”. “Si la Iglesia despierta en las almas, dejaremos de ser espectadores”, insiste.
Así lo cree el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, durante la homilía pronunciada en la Catedral en honor al patrón de Valladolid, San Pedro Regalado.
Recuerda además que “somos corresponsables en la comunión de la Iglesia, una Iglesia que se reconoce sínodo, pueblo de Dios en camino”, por lo que apunta que es una “oportunidad de este despertar a la conversión, a la Comunión y a la misión de la Iglesia”.
Nuevo nacimiento en la vida de la Iglesia
Las exequias del Papa Francisco, el cónclave y la elección del Papa León XIV han permitido asomarse a un “nuevo nacimiento en la vida de la Iglesia”. “Es una experiencia de vivir algo que se repite de manera cíclica” y que, según ha expresado, “permite seguir avanzando en la peregrinación”.
“Oportunidad de este despertar a la conversión, a la Comunión y a la misión de la Iglesia”.
Arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española
Ha recordado la figura de Pedro al que le han sucedido “obispos de Roma y en Roma”, en los que se han vivido momentos de sucesión “de luchas de exilios que han podido desfigurar el rostro, pero nunca anularle”. Para el prelado de Valladolid, con cada elección se ha colocado “siempre” a la Iglesia en cada momento histórico.
En esta histórica sucesión ha significado el papel de las diócesis, “un lugar donde hay una pila del Bautismo y un altar de la Eucaristía, y donde se extiende la vida diocesana con la intención de expandir el Evangelio”.