Volver a empezar en la España poco poblada: Las búsquedas de una nueva vida que están cambiando Palencia
Más de 280 personas, organizadas en 100 familias, se han arraigado encontrando un nuevo hogar en la provincia castellana

Entrevista a Maxi Esquivel
Palencia - Publicado el - Actualizado
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Es mucho más que un programa de repoblación.
Es un puente entre quienes sueñan con una vida mejor, huyendo en de la falta de oportunidades, incluso de seguridad o de educación. Todos los progenitores desean que sus hijos crezcan en el mejor lugar posible, con la mejor formación, aunque esta se encuentre a miles de kilómetros.
Hacer el petate siempre es duro por todo lo que dejas atrás, pero es el horizonte que encuentran lo que recompensa romper con todo y partir hacia una nueva vida.
En la España mal llamada "vaciada" (mejor poco poblada) hay miles de pueblos que, con los brazos abiertos, buscan nuevas historias que sumar a ya vividas en sus calles. En muchas ocasiones con necesidad, ya que estas llegadas suplen déficits importantes para el municipio que acoge.
Imaginan la llegada de algún niño más que llene sus calles de nuevo de algarabía y que evite además el cierre la escuela... Sueñan con la llegada de algún emprendedor que se haga cargo de un negocio que les sirve como esencial y estaba abocado al cierre por falta de relevo generacional.
La labor de Proyecto Arraigo consiste precisamente en eso. Acompañar de forma cercana tanto a personas y familias que quieren empezar de nuevo, como a los ayuntamientos que desean llenar sus calles de vida, proyectos y futuro.
Detrás de cada mudanza, hay una historia. Y detrás de cada pueblo que vuelve a escuchar risas de niños, hay un trabajo silencioso y constante para hacer que ese cambio sea posible. Esa es la esencia del Proyecto: crear una alianza real entre quienes quieren “echar raíces” y quienes están dispuestos a “acoger”.
En la provincia de Palencia, en un trabajo conjunto con la Diputación hay frutos que ya se pueden tocar y sentir. Desde 2021, más de 280 personas —organizadas en 100 familias— han encontrado un nuevo hogar en alguno de los municipios que participan en esta iniciativa.
Solo en el último año, en la edición 2024–2025, ya se han asentado 37 nuevas familias, lo que suma 104 nuevas personas implicadas activamente en la vida de 15 pueblos muchos de ellos muy pequeños. El boca a boca comienza a funcionar.
Este programa se encuentra a la vanguardia de las iniciativas para la repoblación en España y es un modelo de referencia en España, y divide la provincia en cuatro áreas de actuación y en todas estas zonas de población hay familias arraigadas: la Montaña Palentina, Páramos y Valles, Tierra de Campos y El Cerrato.
Actualmente, son 32 municipios implicados en el proyecto como son Aguilar de Campoo, Ampudia, Bárcena de Campos, Baltanás, Castrillo de Villavega, Mazariegos, Pedraza de Campos, Puebla de Valdavia, Saldaña, San Mamés, Santervás de la Vega, Villasarracino, Villaherreros, Villameriel, Husillos, Cisneros, Becerril de Campos, Fuentes de Nava, Nogal de las Huertas, Tabanera de Cerrato, Gozón de Ucieza, Villaviudas, Carrión de los Condes, Herrera de Valdecañas, Hornillos de Cerrato, Meneses de Campos, Autillo de Campos y Villarramiel.

Presentación de "arraigados" en Palencia durante 2025
Lo más valioso de todo es que más del 90 % de esas familias no solo han llegado, sino que han decidido integrarse y quedarse. Ya están empadronadas, trabajando, llevando a sus hijos a la escuela, compartiendo café con los vecinos… en definitiva, formando parte del día a día de los habitantes del mundo rural palentino.
Y eso se nota. Se han cubierto más de 40 puestos de trabajo en sectores clave como la agricultura, el cuidado de personas, la hostelería o incluso el teletrabajo.
El mercado de alquiler se ha reactivado con precios razonables, devolviendo vida a viviendas que llevaban años cerradas.
Y en las escuelas rurales, donde antes se oía eco, ahora suenan las voces de 22 niños en edad escolar, junto a adolescentes, bebés y hasta personas mayores que también han encontrado aquí su lugar.
Las familias vienen de distintos lugares y trayectorias: el 80 % son españolas, mientras que otras solo comparten el idioma. Vienen desde Venezuela, Cuba, Argentina o Perú. Todas comparten algo: el deseo de vivir con más tranquilidad, seguridad, y nivel de vida. Hay otros que solo buscan un sentido de comunidad que muchas veces se pierde en las grandes ciudades. La mayoría de los nuevos vecinos tienen entre 30 y 65 años, con ganas y capacidad de aportar en su nueva vida.
Uno de los ejemplos más inspiradores de esta estrategia está en Paredes de Nava, un municipio que apostó con fuerza por pasar de las palabras a los hechos.
Se trata de un encantador municipio de la provincia de Palencia, que conserva la esencia de los pueblos castellanos: tradición, paisaje infinito y un profundo sentido de comunidad. Un lugar con alma propia, situado en pleno corazón de la Tierra de Campos, a tan solo 20 kilómetros de la capital, con todos sus servicios
Con una población de 1.899 habitantes (según el INE), esta villa es mucho más que un punto en el mapa. Es cuna de grandes figuras del arte y la literatura, como el poeta Jorge Manrique y el pintor Pedro Berruguete, lo que convierte sus calles y patrimonio en una invitación permanente a la historia y la cultura.
Allí desde el ayuntamiento se impulsó la creación de su “Oficina de Repoblación”, con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
La apertura ha sido clave para acoger a nuevos vecinos, no solo en el propio municipio como “cabecera”sino en otros casi 30 que tiene alrededor. Familias que han emprendido, que han llenado viviendas vacías, que han vuelto a activar oficios o que han traído nuevas ideas y energía.
Maxi Esquivel, del campo argentino a la Tierra de Campos: tomates con alma en Palencia.
Hay historias que, por sí solas, explican todo el sentido de un proyecto. La de Maxi Esquivel es una de ellas. Nacido en Santa Fe, Argentina, Maxi es ingeniero agrónomo y llegó a Paredes de Nava junto a su esposa, Jimena, y su hijo pequeño con un objetivo muy claro: construir una vida más estable, segura para su pequeño. Con esa premisa iniciaron su nueva vida y futuro en el mundo rural.
Gracias al Proyecto Arraigo, que no solo le abrió la puerta a esta familia, una nueva tierra, sino también a una nueva etapa, que ellos con gran dosis de esfuerzo han sabido aprovechar.
Tres años después, la vida les ha cambiado radicalmente. "En Argentina la cosa estaba muy complicada con la seguridad y casi no se puede salir a la puerta de casa". La familia tomó la decisión pensando en su hijo Valentín, de 13 años, al que querían dar una vida mejor, "más segura". Tras su llegada toco esforzarse. "Este ayuntamiento, te abre las puertas, pero luego tú te tienes que buscar tu proyecto, hacer tu propia vida", reconoce Maxi que encontró la suya en una explotación hortícola cercana.
Maxi está al frente de una producción que recupera un pedacito de historia local: los tomates de Autillo, un producto con más de 25 años de tradición en la comarca.
Junto a su socio, Santiago Muñoz, asumió el reto de poner en marcha unos invernaderos que llevaban tiempo sin usarse. “No heredamos solo una explotación agrícola, también una historia, una marca con prestigio que queríamos mantener e incluso mejorar”, cuenta Maxi con una mezcla de respeto y entusiasmo.
Y así lo han hecho: han apostado por un cultivo con prácticas sostenibles, sin ser estrictamente ecológico, pero con productos de origen biológico y mucho mimo. ¿El resultado? Tomates con sabor a verdad. “La gente los prueba y me dice: ‘¡Esto sí sabe a tomate!’”, cuenta entre sonrisas.
Pero el impacto de su proyecto va más allá del sabor. Hoy en su explotación trabajan cuatro personas de manera estable, gracias también a la diversificación con otros cultivos como pistachos y almendros, que permiten mantener la actividad todo el año. “Me da una doble satisfacción: hacer lo que me gusta y, al mismo tiempo, generar empleo en la zona que nos acogió”, explica.
Maxi, pese a estar completamente establecido, no ha dejado de estar vinculado a Proyecto Arraigo. Hoy colabora dentro del área llamada "Tierra", ayudando a otras personas, sobre todo desde Sudamérica, a dar el mismo paso que él dio: empezar una nueva vida en el campo español. “Muchos vienen buscando lo que nosotros buscábamos: seguridad, tranquilidad y futuro para sus hijos”, afirma con convicción.
Su familia, además, se ha integrado plenamente en el pueblo. Su mujer, Jimena García-Barrera, ha abierto una pastelería en el municipio junto a otra socia argentina, Florencia Castro, recuperando así un antiguo obrador.

Pastelería Dulce Noviembre en Paredes de Nava
Curiosamente, allí no solo venden dulces. “Una vez pusimos una canastita con tomates… ¡y volaban más que el café!”, recuerda riendo.
Hoy, los tomates de Maxi, se pueden encontrar en supermercados locales, aunque muchos prefieren acercarse directamente a los invernaderos de Autillo de Campos, donde el cliente puede elegir su propio producto y vivir una pequeña experiencia de agroturismo.
Su historia es una prueba clara de que reinventarse en el medio rural es posible, que los pueblos tienen mucho que ofrecer y que, con esfuerzo, ilusión y apoyo, se puede cultivar mucho más que tomates: se puede cultivar comunidad, empleo y futuro en esa España poco poblada.