Los ganaderos de Cantabria, en vilo por los aranceles de Trump: "Es una incertidumbre"

La posible guerra comercial entre EE.UU. y la UE amenaza con encarecer los piensos que alimentan al ganado

Luis es ganadero y portavoz de UGAM-COAG
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Luis Pérez, UGAM-COAG

Álex García

Santander - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El campo no se queja por costumbre. Lo hace cuando no le salen las cuentas. Y eso es precisamente lo que empieza a pasar en Cantabria, donde los ganaderos miran con preocupación las consecuencias de una guerra comercial que, de momento, no ha estallado... pero ya mete ruido.

El origen del problema está lejos: en Estados Unidos. Con Donald Trump de nuevo en la escena política, la posibilidad de que la administración estadounidense aplique nuevos aranceles a productos europeos ha provocado una reacción inmediata desde Bruselas. La Unión Europea ya baraja medidas de respuesta, y ese tira y afloja amenaza con salpicar directamente al campo cántabro.

 El pienso, en el centro del problema  

En Cantabria no se exporta mucho, pero sí se importa. Y eso es clave. Gran parte del pienso que alimenta a las vacas y otros animales proviene de grano y maíz que se compra fuera, en parte a Estados Unidos. Si Europa responde con aranceles y la otra parte contraataca, ese grano se encarecerá.

Luis, ganadero y portavoz del sector, lo resume con claridad: “El pienso representa hasta el 80% de los gastos de una explotación. Si te sube esa factura un 20%, como se teme con los aranceles, es muchísimo dinero. Y muchas ganaderías no podrían asumirlo”.

 Sube el coste, baja la viabilidad  

El sector agroganadero lleva años ajustándose al máximo. Y en ese contexto, cualquier variación de precios puede marcar la diferencia entre seguir o cerrar. Un encarecimiento del pienso del 20% supondría un golpe directo a la principal partida de gasto de las explotaciones. Y con precios de la leche o de la carne que no siempre suben al mismo ritmo, la ecuación se vuelve inviable.

“Esto no va solo de cifras, va de familias que viven de esto. Y si no hay rentabilidad, no hay futuro”, añade Luis.

 Incertidumbre en el aire  

A día de hoy, todo está en el aire. No hay confirmación de que esos aranceles vayan a aplicarse con firmeza, ni se sabe a qué productos afectarán exactamente. Pero el sector está en alerta. Y no es para menos.

“Lo peor no es solo si suben o no”, explican. “Lo peor es no saberlo. No poder planificar. No saber si vamos a tener que cambiar de proveedor, si el precio subirá de golpe o si va a haber escasez de materia prima”.

Esa falta de información genera un clima de inquietud entre los ganaderos, pero también entre los transformadores de pienso y distribuidores. Porque si el sobrecoste llega, alguien tendrá que asumirlo. Y al final, como siempre, acabará trasladándose al consumidor.

 Reunión con el ministro y petición de claridad  

Este mismo lunes, representantes del sector primario están llamados a reunirse con el ministro de Agricultura. Hacía meses que no se produía un encuentro a ese nivel. Ahora, con el escenario internacional agitado, se reabre la interlocución con la esperanza de que el Gobierno de España defina una postura clara ante Bruselas.

Somos un país que exporta mucho, también en productos agroalimentarios. Así que lo que decida la UE nos afecta directamente. Queremos saber cuál va a ser la respuesta y cómo vamos a proteger nuestro sector”, reclaman desde Cantabria.

Desde fuera puede parecer una cuestión diplomática o política, pero en realidad se trata de algo mucho más tangible. Porque si los aranceles se disparan y el pienso sube, lo hará también el coste de producir leche, carne o huevos. Y eso acabará llegando a la tienda y al bolsillo de todos.

Por eso, aunque la guerra comercial se juegue entre gobiernos, sus efectos pueden sentirse aquí, en el día a día de cualquier granja de Cantabria. Y de ahí el mensaje que lanza el sector: claridad, previsión y apoyo antes de que el daño sea irreversible.

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