Así es el enemigo invisible que preocupa a un pueblo de Cantabria: “Puede estar en tu casa y ni te enteras”

¿Sabías que hay un gas invisible que puede colarse en tu casa o en tu trabajo en Cantabria sin que te des cuenta? Un municipio de la región ha sido señalado oficialmente por este motivo

Así es el enemigo invisible que preocupa a un pueblo de Cantabria: “Puede estar en tu casa y ni te enteras”
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Luis Quindós, es profesor emérito de la Universidad de Cantabria

Álex García

Santander - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Imagina estar tranquilamente en casa, en el trabajo o en clase y que algo que no ves ni hueles esté ahí, respirándose cada día. Hablamos del radón, un gas que se genera de forma natural en el subsuelo por la desintegración del uranio y que, según la Organización Mundial de la Salud, es la segunda causa de cáncer de pulmón en el mundo, solo detrás del tabaco.

En España, se calcula que provoca más de 1.500 muertes al año, y Cantabria no es una excepción. Lo que muchos no saben es que este gas puede acumularse en espacios cerrados y mal ventilados, aumentando el riesgo para nuestra salud sin que nos demos cuenta. “Vivimos en un mundo que a veces asocia lo natural a algo bueno, pero no siempre es así. El radón está en el suelo y no lo notamos”, explica Luis Quindós, profesor emérito de la Universidad de Cantabria y experto en radón. San Roque de Río Miera, el único municipio con control obligatorio

El Consejo de Seguridad Nuclear ha clasificado a San Roque de Río Miera, en los Valles Pasiegos, como “zona de actuación prioritaria”, convirtiéndose en el único municipio de Cantabria donde será obligatorio medir y controlar los niveles de radón en los centros de trabajo. Para el resto de la región, la medición de este gas sigue siendo recomendable, pero no obligatoria.

San Roque de Río Miera es un pequeño municipio de apenas 300 habitantes, y la noticia ha generado inquietud entre sus vecinos. Sin embargo, Quindós matiza que “esta clasificación se ha hecho de forma preventiva, pero aún no hay mediciones que confirmen niveles peligrosos en viviendas. Lo más probable es que no se encuentren valores elevados, pero hay que comprobarlo”.

El experto recuerda que antes, las viviendas eran más ventiladas de manera natural. Ahora, con las nuevas construcciones enfocadas en la eficiencia energética, “los edificios están cada vez más herméticos, lo que favorece la acumulación del radón en interiores”, señala Quindós.

 ¿Qué podemos hacer para protegernos?  

El radón es completamente invisible, inodoro e insípido, por lo que la única forma de saber si está presente en niveles preocupantes es mediante la medición con detectores específicos que acumulan muestras durante semanas o meses. Los valores de referencia son claros: por debajo de 300 Bq/m³ no se considera necesario actuar, entre 300 y 1000 Bq/m³ se recomienda aumentar la ventilación, y por encima de 1000 Bq/m³ se deben tomar medidas más profundas, como actuaciones sobre el suelo para evitar la entrada del gas.

Ventilar es una buena práctica si los niveles son moderados, pero si hablamos de niveles muy altos, la ventilación no es suficiente y hay que atacar el problema en el origen”, explica  Quindós , quien también alerta de que en España apenas hay empresas especializadas en mitigación de radón, y algunas de las que operan no tienen la experiencia necesaria.

En Cantabria, el Código Técnico de Edificación exige la colocación de láminas antiradón en viviendas de nueva construcción en zonas consideradas de riesgo, pero según  Quindós , “no está claro que esta normativa se esté cumpliendo de forma generalizada”. 

 Lo que nos jugamos con el radón en Cantabria  

El radón no es un tema de conversación habitual, pero es un asunto de salud pública que podría estar más cerca de lo que pensamos. En Cantabria, su presencia es real, especialmente en zonas con determinados tipos de subsuelo y construcciones herméticas. El caso de San Roque de Río Miera ha servido como aviso para recordar que la prevención y la información son clave.

Como recuerda el profesor  Quindós, “el radón es un riesgo que se puede controlar si se actúa con sensatez: midiendo, ventilando y aplicando medidas constructivas cuando es necesario”. La administración tiene un papel importante, pero la concienciación ciudadana es fundamental para que este enemigo invisible deje de ser un desconocido.

Y mientras tanto, toca estar atentos: el radón ya está en la agenda de la salud pública en Cantabria, aunque sea un gas que no se ve, no se huele y no se nota… hasta que ya es tarde.

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