Un vecino de Santander, harto de la Semana Grande, explota: "Miles de jóvenes haciendo botellón"
Jorge Merino hace este alegato en busca de unas fiestas que "se están masificando tanto que todos los que somos de aquí ya ni siquiera podemos disfrutarlo"

La playa de El Puntal de Somo masificada y Jorge Merino en su vídeo de TikTok
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"¡Por fin se ha acabado la p** Semana Grande de Santander!"* Así arranca el contundente alegato que Jorge Merino, vecino de la ciudad, ha publicado en su cuenta de TikTok (@merino.vitae), donde expone su hartazgo ante el rumbo que han tomado las fiestas más importantes de la capital cántabra. Su denuncia, convertida en viral, pone en el centro del debate la masificación turística, el modelo de ocio juvenil y la dificultad creciente de los santanderinos para disfrutar de su propia ciudad durante estos días.
Una ciudad desbordada
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"Cada año nuestra ciudad se pone más de moda" —dice Merino con visible frustración— "y siento que ya para los cántabros empieza a ser la peor semana del año. Todos deseamos que se acabe para que la ciudad y la región estén más tranquilas y podamos disfrutar del verano."
El detonante de su mensaje ha sido una imagen ya habitual en las fiestas: cientos de jóvenes reunidos en la playa del Puntal para hacer botellón, dejando tras de sí restos de basura. “Miles de chavales haciendo botellón y dejando todo como una auténtica basura”, denuncia en el vídeo. La grabación, ampliamente compartida, ha hecho que muchos residentes y usuarios se sumen al debate sobre el equilibrio entre el turismo en Cantabria y el bienestar de los vecinos.
¿Un turismo que no deja beneficio?
Lejos de quedar como una queja individual, la publicación ha abierto una ola de comentarios que reflejan una preocupación compartida. Algunos, como David, vecino también de Santander, entienden el malestar pero piden perspectiva: “Nadie de fuera me ha molestado en exceso. Es cierto que las cosas están más caras, pero si quieres que la ciudad vaya a mejor, te toca joderte dos meses al año”, apunta. También defiende que los recursos públicos deben adaptarse: “Tanto cuesta poner a 10 personas a limpiar desde que se empiece a ir la gente para que se repita todos los años?”

Un hombre durante el Chupinazo, a 18 de julio de 2025, en Santander
Otros, como Xisfer, cargan contra un turismo de bajo coste que "compra la bebida en el Mercadona, no consume en bares, se aloja en Airbnb y encima destroza parajes naturales". La crítica apunta directamente a un modelo que, lejos de generar riqueza local, parece empeorar las condiciones de vida de los residentes, dificultar el acceso a la vivienda y tensionar los servicios municipales.
Desde otras partes del país, la problemática no suena lejana. “Eso nos pasa en Madrid. Navidad, Semana Santa… toda España se traslada aquí”, comenta Rachel Live. Incluso desde Galicia o el sur, hay quienes reconocen que la masificación turística empieza a ser estructural. “Vamos a tener que poner de moda el turismo de la España vaciada”, ironiza una usuaria.

Miles de personas durante el Chupinazo, a 18 de julio de 2025, en Santander
Jorge Merino, por su parte, matiza que su crítica no va únicamente dirigida a los visitantes: “No me parece que los chavales tengan toda la culpa. Todos hemos hecho botellón de jóvenes y nos hemos equivocado en esas edades.” Su mensaje final lanza una pregunta abierta: “Entonces, ¿cómo solucionamos este problema?”
Lo cierto es que la Semana Grande de Santander, lejos de ser una simple celebración local, se ha convertido en una prueba de estrés para una ciudad que, como otras muchas en España, empieza a debatirse entre la rentabilidad turística y la calidad de vida de sus vecinos. La viralización del vídeo de Jorge ha puesto voz a ese malestar colectivo que, durante años, parecía apenas un murmullo de los de siempre. Ahora, ese murmullo resuena con fuerza: ¿puede Santander seguir creciendo así sin perder su esencia?