La emocionante historia de superación de Zaida: el cáncer no pudo con su sueño, sanó, está embarazada y ahora da vida
Cuando todo se apaga, siempre hay resquicio a la esperanza. Las células CAR-t le salvaron la vida

Gran Canaria - Publicado el - Actualizado
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Cuando Zaida comenzó la carera de enfermería, con apenas 23 años, le ilusionaba aprender a cuidar a otros, trabajar algún día en un hospital y devolver la salud con sus propias manos. Lo que no imaginaba es que, antes de ponerse una bata blanca, le tocaría vivir una enfermedad terrible en carne propia, atravesar un proceso que pondría su cuerpo, su mente y su fe en la vida.
Todo empezó con un bulto en el cuello y un dolor intenso en la espalda que no cesaba: “incluso en algunas ocasiones, no podía levantarme”, recuerda. Tras varias pruebas médicas, llegó el diagnóstico: Linfoma difuso de células grandes, un tipo de cáncer agresivo que afecta al sistema linfático: “Mi primer recuerdo cuando me diagnosticaron la enfermedad me impactó”, contó en Herrera en COPE Gran Canaria con Javier Benítez. “Tenía síntomas, sabía que algo no iba bien y después de algunas pruebas me confirmaron el diagnóstico. Ponerle nombre me alivió”, asegura.
oscuridad
Sorprendentemente, la palabra cáncer no le provocó miedo de inmediato: “Lo que me vino a la cabeza fue esperanza. “Solo cuando vi que no mejoraba fue cuando me preocupé mucho”, asegura. A partir comenzó una dura batalla. La quimioterapia fue el primer frente, el desgaste físico y emocional se intensificó cuando los tratamientos se volvieron más agresivos. “Los tratamientos agotan tanto que a veces te ves sin esperanza, sin fuerzas, sin posibilidades; esa sensación es muy dura porque no ves salida”, apunta.
Estuve seis meses encamada, todo lo hacía en la cama, me bañaban en la cama, comía en la cama
Zaida confiesa que la carga emocional fue más pesada que la física: “Estuve seis meses encamada, todo lo hacía en la cama, me bañaban en la cama, comía en la cama”, incluso “perdí toda la musculatura y me costó recuperarme, llegué a pensar que jamás volvería a caminar”. Las noches eran interminables, “me daban pastillas para dormir y no siempre funcionaban, esto me frustraba muchísimo”. Pensé que ya no había esperanza, que todo había acabado”.

Zaida
Esperanza
Cuando los médicos vieron que los tratamientos convencionales no daban resultado, le hablaron de una nueva terapia, un rayo de esperanza en medio de la oscuridad: las células CAR-T. “Estaba en la UCI, en una situación muy mala, cuando los médicos me hablaron de este tratamiento y volvió la luz y todos nos esperanzamos”.
Estaba en la UCI, en una situación muy mala, cuando los médicos me hablaron de este tratamiento y volvió la luz y todos nos esperanzamos
Las células CART-T representan uno de los avances más revolucionarios de la medicina moderna. Los médicos extraen linfocitos T y los modifican genéricamente para que aprendan a reconocer y destruir las células cancerígenas. Luego se introducen el cuerpo del paciente, convirtiendo su propio sistema inmunitario en un ejército personalizado contra el tumor.

Tratamiento CAR-T
no fue fácil
Zaida fue la tercera persona en Canarias tratada con estas células y la más joven del archipiélago. “Al principio parecía que no era compatible, además mi estado era muy delicado. Lleva un proceso y, de repente, un día me dijeron que los laboratorios habían comunicado que no podían aplicármela. Sin embargo, en una segunda prueba sí fue compatible y al final funcionó”.
Salí débil, muy cansada, no podía estar mucho tiempo de pie, incluso me caía en la calle con un simple tropezón porque había perdido toda la musculatura
La recuperación fue sorprendentemente rápida, “fue progresiva y pude pasar las Navidades en casa”, recuerda en emocionada. Pero salir del hospital fue solo el inicio de otra batalla: la de reconstruir su cuerpo: “Salí débil, muy cansada, no podía estar mucho tiempo de pie, incluso me caía en la calle con un simple tropezón porque había perdido toda la musculatura”.
El tratamiento me ha cambiado la vida. Te das cuenta de que te preocupas por cosas tontas que no valen la pena
Sin embargo, la voluntad pudo más. Día a día, Zaida fue recuperando la movilidad y energía y, sobre todo, la ilusión. “El tratamiento me ha cambiado la vida. Te das cuenta de que te preocupas por cosas tontas que no valen la pena”.

Embarazada
Está embarazada de atenea
Hoy el destino le ha devuelto a Zaida aquello que un día soñó: trabaja como enfermera en el Hospital Insular de Gran Canaria. Su historia guarda un capítulo muy luminoso, contra todo pronóstico médico, embarazada de seis meses de una niña que se llama Atenea. “Cuando me enteré, todo el trance que pasé, se me olvidó porque incluso me llegaron a decir que, debido al tratamiento y la radioterapia, era imposible quedarme embarazada”.
Zaida sonríe, y en su mirada hay más que alivio: hay orgullo, gratitud y una calma nueva. “El tratamiento me ha devuelto la vida”, afirma sin titubeos. “Recomiendo las células CAR-T y sobre todo que nadie pierda la esperanza”.
La suya no es solo una historia de supervivencia, sino una lección de humanidad y de ciencia al servicio de la vida. Porque, como demuestra Zaida, incluso cuando el cuerpo enferma, la esperanza, como la medicina, puede obrar milagros



