La comunidad autónoma que fue independiente de España durante 57 días: creó su propia moneda e incluso estableció una capital como país

Ocurrió durante la Guerra Civil y usaron ese recurso para poder protegerse

Gijón fue proclamada como la capital de Asturias como país

Gijón fue proclamada como la capital de Asturias como país

Luis Calabor

Madrid - Publicado el

3 min lectura

En julio de 1936, España se parte en dos. Una sublevación militar contra el gobierno de la Segunda República marca el inicio de la Guerra Civil. En el norte, las ciudades resisten como pueden el avance del ejército franquista, mientras que en el sur y el este se organizan en torno al poder republicano. Son años de sangre, hambre y decisiones desesperadas.

En este contexto, muchas regiones se ven forzadas a actuar por su cuenta. Los recursos no llegan, la comunicación con el gobierno central es casi imposible y el enemigo avanza sin tregua. Así, algunas zonas optan por tomar decisiones drásticas. Pero hay un caso que destaca especialmente por su audacia y simbolismo: el de Asturias.

Una chica lleva la bandera de Asturias en Covadonga

EFE/ Paco Paredes

Asturias se llegó a independizar de España

LA DECISIÓN DE ASTURIAS PARA INDEPENDIZARSE

El 24 de agosto de 1937, en plena Guerra Civil, el Consejo Interprovincial de Asturias y León toma una decisión inédita: proclama la soberanía de la región. Nace así el llamado Consejo Soberano de Asturias y León, que se autodefine como autoridad suprema civil y militar. Establece su capital en Gijón, emite su propia moneda y reorganiza el gobierno regional como si se tratase de un nuevo país.

El líder de esta iniciativa es Belarmino Tomás, un político socialista con pasado revolucionario. El nuevo “presidente” asume plenos poderes y forma un gabinete con representantes de partidos y sindicatos de izquierda, como el PSOE, el Partido Comunista, CNT o UGT.

Belarmino Tomás estuvo al mando de Asturias durante estos años

Belarmino Tomás estuvo al mando de Asturias durante estos años

Durante 57 días, Asturias funciona como un estado de facto. Se crean ministerios, se emiten edictos, se juzga a enemigos internos y se reorganiza la vida cotidiana. Hay incluso moneda propia: los llamados belarminos, firmados por Tomás, que sustituyen a la peseta para las transacciones locales.

También se impone un toque de queda, se prohíbe la salida del territorio asturiano y se suspenden derechos básicos. El Consejo gobierna con mano firme, en una situación desesperada: rodeados por los franquistas, aislados por mar y abandonados en gran medida por el resto de la República.

Asturias funciona como un estado de facto e incluso crea los belarminos, una moneda propia

LA RESPUESTA DE ESPAÑA A LA INDEPENDENCIA DE ASTURIAS

En Valencia, donde se ha trasladado el Gobierno republicano, la noticia cae como una bomba. El ministro de Defensa, Indalecio Prieto, estalla de indignación. La decisión asturiana es vista como una insubordinación y una amenaza de secesión en plena guerra. Manuel Azaña, presidente de la República, llega a llamar a ese ejecutivo local con desprecio el "Gobiernín", considerándolo más un gesto de rebeldía que una estrategia militar.

Aun así, no se interviene directamente. Desde Valencia temen que una respuesta contundente desestabilice aún más la situación. Tomás, por su parte, justifica la medida por la incomunicación total con el Gobierno central, la falta de refuerzos y el caos militar que reina en el norte.

La independencia asturiana termina el 20 de octubre de 1937, con la entrada de las tropas franquistas en Gijón. La última reunión del Consejo es amarga. Saben que la ciudad no puede resistir más. El propio Belarmino Tomás huye en un barco de pesca rumbo a Francia, junto con otros miembros de su gobierno.

El belarmino, la moneda de Asturias

El belarmino, la moneda de Asturias

Con la caída del Principado, Franco logra el dominio completo del norte de España. El experimento soberanista asturiano queda como una anécdota, pero también como una muestra del caos, la desesperación y la valentía que marcó la Guerra Civil.

Aunque solo duró 57 días, el episodio del Consejo Soberano de Asturias y León ha quedado en la historia como un momento singular. Fue un acto extremo, nacido de la urgencia y la desconexión, pero que demostró la capacidad de una región para autoorganizarse en pleno colapso nacional.

A día de hoy, se conservan documentos, edictos y billetes emitidos por aquel Gobierno. Algunos historiadores lo llaman la “República de Asturias”, y aunque nunca fue reconocida oficialmente, funcionó durante casi dos meses como si lo fuera. Un capítulo desconocido para muchos, pero que refleja hasta qué punto la Guerra Civil llevó a España al límite.

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