Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Barbastro cumplen 100 años: "Cuidar los cuerpos para salvar las almas"
Las integrantes de esta congregación religiosa celebran su centenario en la ciudad que las vio nacer, dedicadas a ofrecer un hogar a los mayores solos o sin recursos

Entrevista a sor Monserrat, Hermana de los Ancianos Desamparados de Barbastro.
Zaragoza - Publicado el - Actualizado
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La congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados celebra este año un siglo de presencia ininterrumpida en Barbastro (Huesca). Durante 100 años, han ofrecido un hogar y cuidados a las personas mayores más vulnerables de la comarca del Somontano. La hermana Sor Monserrat, en declaraciones a COPE, ha explicado la labor que realizan y la importancia de este centenario para la institución, que tuvo precisamente en esta ciudad su 'casa cuna'.
Un regreso a los orígenes
La historia de la congregación está íntimamente ligada a Barbastro. Fue fundada en la ciudad en 1873 por el venerable Saturnino López Novoa, canónigo de Huesca, para atender a los ancianos que vivían en la calle, sin recursos ni apoyo familiar. Sin embargo, a los pocos meses, la fundación se trasladó a Valencia, desapareciendo de la localidad oscense.

Hermanitas de los ancianos desamparados de Barbastro.
Cincuenta años más tarde, con motivo de las bodas de oro de la congregación, la madre general de la época decidió que la institución debía regresar a su lugar de origen. "Se creyó oportuno fundar una casa en la ciudad donde tuvo su origen", explica Sor Monserrat. Así, las hermanitas volvieron a establecerse en Barbastro, curiosamente, "en el mismo sitio donde había tenido su origen".
Un hogar para toda clase de pobreza
La misión de las hermanitas es acoger a personas mayores de 60 años que sufren "todo género de pobreza". Sor Monserrat aclara que este concepto es muy amplio para ellas. "Tan pobre es un anciano, una persona mayor que no tiene dinero, como una persona que tiene dinero pero la familia no lo puede cuidar, pues por la tragedia de la familia o porque el trabajo o mil ocupaciones", ha señalado.
Tan pobre es un anciano que no tiene dinero como al que teniéndolo, su familia no lo puede cuidar"
Hermana de los Ancianos Desamparados de Barbastro

Hermanitas de los ancianos desamparados de Barbastro.
El centro, que lleva el nombre de 'hogar padre Saturnino López Novoa', busca ser precisamente eso, un hogar. "Lo que queremos por encima de todo es que sea un hogar, una casa donde haya mucho cariño y mucha unión", afirma la religiosa. Allí se les proporciona todo tipo de servicios, desde enfermería, médico o podología, hasta acompañamiento espiritual, para que puedan vivir "hasta el final de su vida" con dignidad.
El objetivo es que los residentes se sientan "plenamente a gusto, felices y se preparen para tener una muerte digna y acompañados". Esta labor responde a la máxima de su madre fundadora, Santa Teresa Jornet: "cuidar los cuerpos para salvar las almas".
Ojalá pudiésemos ser más hermanas para poder abrir más casas para quienes nos necesiten"
Hermana de los Ancianos Desamparados de Barbastro
Una obra extendida por el mundo
Desde su origen, la obra no ha dejado de crecer y actualmente las Hermanitas de los Ancianos Desamparados están presentes en 19 países de los cinco continentes, con un total de 197 residencias. "Ojalá pudiésemos ser más hermanas para poder abrir más casas para toda esta gente que nos necesita", ha expresado Sor Monserrat.

Hermanitas de los ancianos desamparados de Barbastro.
Solo en Aragón, la congregación atiende a 857 ancianos en sus centros de Zaragoza, Caspe, Calatayud, Teruel, Alcañiz, Jaca, Huesca y Barbastro. En la capital del Somontano, la comunidad está formada actualmente por cinco hermanas que cuidan de 72 residentes. Desde que existen registros, a partir de 1939, han pasado por la casa de Barbastro 1.921 personas.
Para celebrar el centenario, la congregación ha organizado una eucaristía en la catedral de Barbastro, a la que han asistido hermanas de otras comunidades de Navarra, Cataluña y Aragón. Para Sor Monserrat, es un día de "mucha gratitud a Dios" y de pedir poder seguir ejerciendo su misión en una ciudad tan "entrañable" para la institución.
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