La trufa de Teruel encara su mejor cosecha en tres años y se consolida como referente mundial

Las expectativas para la campaña de la trufa en Teruel son optimistas. Aunque se ha hablado de la mejor cosecha de los últimos tres años, el presidente de la asociación de truficultores de la provincia de Teruel (Atruter), Daniel Brito, ha matizado en el programa Herrera en COPE en Teruel que "a priori debería ser mejor la campaña, no quiere decir que vaya a serlo". Esta previsión se basa en que las condiciones meteorológicas, en cuanto a agua y temperaturas, han sido más favorables que en los dos años anteriores, marcados por el calor extremo y la escasez de lluvias.

Sin embargo, Brito ha recordado la incertidumbre inherente a este cultivo. "Yo lo que digo siempre, no son manzanas ni naranjas que las veamos en el árbol, están bajo tierra y no las vemos", ha explicado, subrayando que solo el avance de la campaña permitirá conocer la producción real.

No son manzanas ni naranjas que las veamos en el árbol, están bajo tierra y no las vemos"

Daniel Brito

Presidente de Atruter

Un liderazgo mundial forjado por "locos de la trufa"

Este año, Teruel ha superado las 10.000 hectáreas de cultivo, consolidándose como la mayor superficie de producción del mundo. Un hito que, según Brito, se debe a "esos que le llamaban locos de las carrascas". Gracias a aquellos pioneros, la truficultura se ha convertido en un sector "muy importante" para la provincia. Este liderazgo, ha afirmado, "es una alegría y es también una responsabilidad ser el referente mundial, ya no solo en cuanto a producción de trufas, sino en cuanto a cultivo".

El modelo de gestión de las plantaciones turolenses atrae a expertos de toda España y de todo el mundo que buscan aprender para exportar este sector a otras zonas despobladas. Además, una de las claves de su éxito es la adaptabilidad del cultivo, con plantaciones presentes en todas las comarcas de la provincia, tanto en zonas altas como en otras de menor altitud.

Pese al éxito, el presidente de Atruter ha advertido a quienes se inician en el sector que "no todas las tierras valen ni todos los climas valen". La clave, insiste, es el conocimiento del terreno propio, ya que en el mundo de la trufa "no existe 2 más 2". Cada productor debe adaptar el manejo y el riego a su clima y tierra específicos, adquiriendo experiencia y con el debido asesoramiento.

La IGP, a un paso del reconocimiento europeo

Un paso clave para la internacionalización y el reconocimiento del producto será la aprobación definitiva de la IGP Trufa Negra de Teruel. Brito ha asegurado que el reconocimiento es "inminente". Tras un año desde la aprobación transitoria y después de presentar todas las aclaraciones solicitadas por la Comisión Europea sin objeciones, se espera que la aprobación llegue "más pronto que tarde".

En cuanto a los mercados, la trufa de Teruel ya llega a "casi todo el mundo". Sin embargo, Brito ha señalado una tarea pendiente: el mercado nacional. "Yo siempre digo que la cuenta pendiente la tenemos en casa", ha afirmado. Aunque reconoce que la cultura de la trufa ha crecido mucho en España en la última década, "aún nos queda porque la gente nos conozca más".

El mercado internacional, con Francia como gran consumidor, y otros en expansión como el resto de Centro de Europa, Asia y Estados Unidos, valora cada vez más el origen y la calidad del producto. "La gente cada día quiere más saber, quiere ir al origen de las cosas", ha comentado Brito. La demanda de "trufa negra de Teruel" crece porque ofrece una "trazabilidad" y una "garantía de que lo que me estás vendiendo es Tuber melanosporum".

Investigación para asegurar el futuro

Más allá del clima, el sector se enfrenta a importantes retos. El principal es la investigación para optimizar los recursos, especialmente el agua, ante los efectos del cambio climático. El objetivo es "buscar las maneras de poder hacer una producción más estable", para lo que proyectos como el regadío social de Sarrión son fundamentales.

La colaboración con universidades y centros de investigación es constante, así como la escucha activa de los propios asociados para detectar problemas y proponer soluciones. Brito ha puesto como ejemplo las consecuencias de Filomena, que provocó la muerte de carrascas de 15 años, un fenómeno nunca visto hasta entonces y que obliga a seguir investigando para proteger el futuro del "oro negro" de Teruel.