El territorio que se independizó de Castilla-La Mancha y pasó a Aragón: una disputa desde el siglo XIX

El río Tajo ha sido históricamente el delimitador entre ambas provincias; sin embargo, el agua atraviesa por la mitad de un monte cuya titularidad se atribuyó en 2024 a una de las dos partes

Fotografía de paisaje tomada desde arriba del pueblo de Albarracín.

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Fotografía de paisaje tomada desde arriba del pueblo de Albarracín.

José Manuel Nieto

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Desde mediados del siglo XIX, una disputa territorial ha enfrentado a la localidad de Albarracín, en Teruel (Aragón), y a la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha), un conflicto histórico que recientemente ha modificado los límites autonómicos tras más de un siglo de controversias. El protagonista silencioso de esta pugna es el río Tajo, que tradicionalmente ha servido como línea divisoria natural, geográfica y política entre ambas provincias. Sin embargo, el cauce del río no es estático y cambia con el tiempo, y es precisamente ese cambio el que ha generado el problema en torno a un monte ubicado entre ambos territorios.

La eterna disputa

El monte conocido popularmente como El Entredicho, con una extensión aproximada de 2.000 hectáreas, es el corazón de este litigio. Situado justo en la frontera entre Aragón y Castilla-La Mancha, el monte atraviesa el río Tajo y es reclamado por ambos municipios como propio. Albarracín lleva más de un siglo explotando el monte para usos agrícolas, forestales y ganaderos, argumentando que el límite debe adaptarse a los cambios naturales del río. En cambio, Cuenca defiende que el cauce original del Tajo debe mantenerse como frontera inalterable, lo que implicaría que el monte pertenece a la provincia manchega.

Este territorio no es un espacio cualquiera. Cuenta con un gran valor ecológico y productivo, con riqueza micológica y aprovechamientos madereros, apícolas, resiníferos, cinegéticos y de pastos, lo que aumenta la importancia de resolver la titularidad y el control administrativo del monte. La dificultad para llegar a un acuerdo es tal que la solución más sencilla —dividir el monte en dos para repartirlo entre ambos municipios— ha sido rechazada por ambas partes.

Moscardón La Cañada punta Sierra Albarracín

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Moscardón La Cañada punta Sierra Albarracín

El Instituto Geográfico Nacional (IGN) y el Ministerio de Política Territorial han tenido un papel fundamental en intentar zanjar esta cuestión. En 2024, el IGN emitió un informe clave que concluye que Albarracín ha ejercido jurisdicción en el monte sin oposición de Cuenca durante años, apoyando la reivindicación aragonesa. Más tarde, el Consejo de Estado ratificó esta postura, y finalmente, el Ministerio de Política Territorial publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la resolución definitiva que concede la propiedad de “El Entredicho” a Albarracín.

Este pronunciamiento supone un cambio significativo en los mapas autonómicos que se mantienen desde la Constitución de 1978, marcando la primera modificación real en los límites entre comunidades autónomas. La provincia de Castilla-La Mancha pierde así una extensión considerable de terreno en favor de Aragón, un hecho con consecuencias administrativas, económicas y sociales.

Un desenlace con matices

Pese a la resolución oficial, el conflicto no está cerrado del todo. La complejidad jurídica y territorial hace prever posibles recursos ante la Audiencia Nacional por parte de Cuenca, que podría intentar revertir la decisión del Ministerio. Además, queda pendiente definir con precisión la jurisdicción de una franja conocida como “zona problemática” que no fue objeto del informe ministerial y sigue siendo motivo de debate.

Vista panorámica de la ciudad medieval de Albarracín y las montañas circundantes

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Vista panorámica de la ciudad medieval de Albarracín y las montañas circundantes

Desde el Ayuntamiento de Albarracín, se insiste en que mantener la gestión actual del monte es vital para proteger los intereses de ganaderos y agricultores locales, quienes podrían verse afectados por las diferencias normativas entre ambas comunidades autónomas. Por su parte, Cuenca mantiene firme su reivindicación y asegura que la frontera natural debe ser el cauce del río, defendiendo su derecho histórico al territorio.

Este caso ejemplifica la dificultad que puede suponer fijar límites administrativos cuando los accidentes geográficos cambian y los documentos históricos son imprecisos o fragmentarios. La decisión del Ministerio, basada en la jurisprudencia del Tribunal Supremo y en informes técnicos, se apoya en el principio de ejercicio efectivo de la jurisdicción y en el reconocimiento de los usos y aprovechamientos reales del terreno.

La resolución definitiva del deslinde entre Albarracín y Cuenca marca un precedente relevante en el mapa político español, demostrando cómo un accidente geográfico, el cauce cambiante del río Tajo, ha influido durante siglos en la configuración administrativa actual, y cómo estas disputas, a veces silenciadas, pueden transformar el territorio y las relaciones entre comunidades autónomas.

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