El sorprendente legado de los plateros de Jaca: custodias medievales y cruces de 18 kilos
De Tramacastilla de Tena a Urdués, los archivos revelan cómo los orfebres jacetanos del siglo XVI crearon verdaderas obras maestras en plata

Juan Carlos Moreno, asociación Sancho Ramírez
Jaca - Publicado el
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El último programa de la Asociación Sancho Ramírez se centra en la historia de los plateros de Jaca, los artesanos que durante los siglos XV y XVI trabajan la plata en talleres locales y dejan un importante legado artístico en la ciudad y el Pirineo. Juan Carlos Moreno, miembro de la asociación, repasa los principales nombres, piezas y documentos que ayudan a entender el esplendor de la orfebrería jacetana.
Una custodia del siglo XV que aún se conserva
Entre los ejemplos más destacados, Moreno menciona una custodia de plata datada en 1494, que se conserva en Tramacastilla de Tena. Representa a dos ángeles portadores, aunque solo uno ha llegado hasta nuestros días.
“Es una pieza excepcional, una joya del siglo XV que ha sobrevivido al paso del tiempo”, explica Moreno, destacando su valor dentro del patrimonio artístico y religioso del Pirineo aragonés.
Inventarios que revelan el esplendor de la Catedral de Jaca
Con el inicio del siglo XVI, Jaca vive un periodo de crecimiento religioso y económico. En los archivos de la Catedral figura un inventario con cruces sobredoradas, cálices, relicarios, anillos episcopales, incensarios y candelabros de plata.
“Me parece una lista pequeña para la riqueza del momento”, comenta Moreno. “Seguramente había más custodias, copones y objetos litúrgicos que no se mencionan”.
La plata también está presente en el ámbito civil: platos, tazas y cubiertos forman parte de las dotes matrimoniales de las familias con más recursos. “Del oro se habla poco —añade— porque era un metal reservado a los reyes”.
El platero que se redime con un cáliz
Entre los nombres destacados aparece Leonis Benet, platero activo en Jaca entre 1515 y 1521. Podría ser el autor del cáliz que Juan de Abarca dona a la iglesia de Acín tras haber agredido a un canónigo, un episodio que le cuesta dos excomuniones.
Ese cáliz, hoy desaparecido, muestra el papel simbólico que la platería religiosa tiene en la vida cotidiana del siglo XVI.
La cruz de 18 kilos de Urdués
Uno de los episodios más llamativos es el del concejo de Urdués, que en 1540 encarga al platero Luis de Aguilar una cruz de plata de 80 marcos, el equivalente a unos 18 kilos de peso.
“Una cantidad impresionante para un pueblo pequeño del valle”, señala Moreno. La cruz, utilizada en romerías y procesiones, refleja el valor que la comunidad concede a la plata como expresión de fe y orgullo local.




