El legado del gobernador Jaime Silva en la Ciudadela de Jaca
En 1763 se funden dos campanas para la fortaleza, Santa Bárbara y Santa Orosia, de las cuales solo una permanece visible sobre la entrada principal

Juan Carlos Moreno, asociación Sancho Ramírez
Jaca - Publicado el
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COPE continúa relatando la vida del teniente general Jaime Silva Fernández, gobernador de la Ciudadela de Jaca en el siglo XVIII, destacando en esta ocasión el legado material que deja en la fortaleza: las campanas fundidas en 1763, de las cuales solo una se conserva.
Durante su mandato, Silva Fernández manda fundir dos campanas “para el uso de las horas y los cuartos”: la mayor, Santa Bárbara, y la menor, Santa Orosia.
Esta última —la única que sobrevive— se puede ver todavía sobre la espadaña de la entrada principal de la Ciudadela, y lleva grabada una inscripción que recuerda al gobernador:
“Santa Orosia, año 1763. Siendo gobernador el excelentísimo señor Jaime Silva.”
Juan Carlos Moreno, de la Asociación Sancho Ramírez, señala que la espadaña actual está reconstruida, por lo que la ubicación original de la campana mayor no está documentada, aunque ambas forman parte del sistema de avisos militares del recinto. “Estas campanas marcan las horas de guardia y las formaciones de tropa, más que el paso del tiempo civil”, explica Moreno.
Además, Jaime Silva Fernández, originario de IJAR (Portugal), llega a Jaca años antes de ser nombrado gobernador y vive circunstancias personales y políticas singulares, como su matrimonio sin permiso del rey. Fallece en Canfranc en 1766, a los 71 años, y queda enterrado en el desaparecido monasterio de San Francisco, bajo la actual plaza de Elche.