Claverina reaparece en el Pirineo Aragonés con su cría, el primer osezno nacido en Aragón en más de 50 años
Las cámaras del Gobierno de Aragón confirman que la osa y su cachorro continúan en los valles de Ansó y Hecho, mientras la convivencia con la ganadería sigue siendo motivo de preocupación

Las cámaras del Gobierno de Aragón han grabado a Claverina con su osezno
Jaca - Publicado el - Actualizado
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La osa Claverina ha vuelto a dejarse ver en el Pirineo aragonés. Las cámaras de fototrampeo del Gobierno de Aragón captaron el pasado 25 de septiembre nuevas imágenes de la hembra y su osezno, el primero nacido en territorio aragonés en más de medio siglo. Ambos se encuentran en buen estado en los valles de Ansó y Hecho, lo que confirma que siguen en la vertiente sur de los Pirineos después de haber sido observados este verano en el lado francés.
Claverina, liberada en 2018 por el Gobierno francés, se ha convertido en uno de los símbolos del regreso del oso pardo a los Pirineos, una especie que llevaba décadas desaparecida de buena parte de esta zona. Su cría supone un paso importante para la recuperación genética de la población pirenaica, aunque también reaviva un debate que en Aragón sigue muy vivo.
la difícil convivencia con la ganadería
El aumento de ejemplares de oso pardo en los Valles Occidentales —una de las zonas más afectadas por ataques al ganado— mantiene en alerta a los ganaderos locales. Claverina ha sido señalada en varias ocasiones como responsable de daños a rebaños, especialmente en Ansó y Hecho, donde en los últimos años se han acumulado decenas de ataques.
Aunque el Gobierno de Aragón asegura que este 2025 los ataques han disminuido —con solo cinco casos registrados frente a los 33 del año pasado—, los ganaderos no ocultan su preocupación por el futuro. Consideran que el miedo y la incertidumbre se han instalado en los puertos de montaña y advierten de que la presencia del oso cambia por completo su forma de trabajar.
Las asociaciones agrarias reclaman más apoyo económico y logístico, ya que mantener la vigilancia permanente, reforzar los cercados o contratar pastores supone un sobrecoste difícil de asumir para muchas explotaciones familiares. Además, recuerdan que la ganadería extensiva es esencial para conservar los pastos y evitar incendios, y que “no puede ser la víctima colateral de un proyecto de conservación”.
Un equilibrio todavía por alcanzar
Mientras las administraciones defienden la necesidad de compatibilizar la presencia del oso con la actividad ganadera, los profesionales del sector piden soluciones reales y diálogo.
El caso de Claverina y su cría refleja esa dualidad constante: la esperanza de recuperar una especie emblemática frente al temor de quienes conviven con ella cada día en el monte.
Los técnicos de la Red Oso Pardo continúan registrando la presencia de varios ejemplares en la zona, como los machos Rodri, Rey y Larry, o las hembras Sorita y Arriu, lo que confirma una población estable y en expansión en el Pirineo occidental. Un signo positivo para la biodiversidad, pero que plantea un reto de convivencia cada vez más complejo en el territorio aragonés.