Desde que estalló la crisis sanitaria del coronavirus, y a partir de ahora por recomendación de las autoridades sanitarias, el uso de las mascarillas va a ser obligado en toda la población cada vez que estemos fuera de nuestros domicilios.

La lógica incomodidad que, ya de por sí, supone el uso de este elemento, se multiplica en el caso de aquellas personas que tienen que utilizar gafas graduadas.

Y es que las indicaciones son claras para que la efectividad de las mascarillas sea la máxima posible, de manera que ésta se ha situar cubriendo por completo la nariz y la boca.

Una vez colocada la mascarilla, hay que ponerse las gafas y aquí empiezan las incomodidades. Las gafas no apoyan bien en la nariz, acaban empañadas, dificultando o impidiendo la visión, etc.

Para solucionarlo tienes varias opciones. Una, es colocar las gomillas de la mascarilla cruzadas tal y como se aprecia en la fotografía.

También está la opción de doblar hacia dentro, por la parte superior de la mascarilla, un cuarto de la misma, como aconsejan desde la Policía Metropolitana de Tokio (Japón) o se puede optar por colocar un pañuelo de papel doblado dentro de la mascarilla, en la parte superior, sobre la nariz.

Evidentemente, son trucos en el caso de que se usen mascarillas flexibles, puesto que en los modelos más rígidos no es posible.

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