LAS DIVINAS PALABRAS DE ERNESTO MEDINA | 24 JUNIO 2025

Estaba en tribuna la plana mayor del Grupo Guerrillero Giennense Bernardo López García. La Dama de Cubero y Culcas, el príncipe íbero del Cerrete de los Lirios, aunque habían sido invitados a sentarse en el palco, prefirieron sus asientos de socios. Otros doce mil patriotas llenaban las gradas del Estadio de La Victoria. Era el partido decisivo. El Real Jaén se jugaba un ascenso. Vista la concurrencia y su euforia, cualquiera diría que estaba en liza la propia supervivencia del club o que tras el partido nos esperaban las mieles de primera. ¿Cómo se explica esta expectación cuando lo que se dilucidaba era subir de ¡quinta a cuarta división!?

Según Culcas hay muchos equipos de segunda división que no llevan tanto público a sus partidos de Liga. “Incluso algunos de primera han tenido peores entradas. Hay que reconocerle el mérito a la afición. Indesmayable, fiel en la salud y en la enfermedad”.

El domingo por la noche intercambié abrazos en la Plaza de Las Batallas, aunque había afirmado que no había nada que celebrar. Que estábamos en quinta. No era para tirar cohetes. Pero al final caí rendido ante el entusiasmo.

De madrugada intentaba explicárselo a Violeta. “Jaén, la ciudad y sus habitantes, necesitan en vena dosis de autoestima. Sentirnos importantes, con futuro. Obviamente es más importante el desarrollo económico, un urbanismo avanzado, el turismo. La generación de riqueza, en suma. Pero todo ello no se puede concentrar en noventa minutos. Tampoco aglutina voluntades en torno a un símbolo. El fútbol tiene el componente agonístico -del griego “agón”, combate o lucha- que enardece las almas porque todo se resuelve en un intervalo de tiempo adecuado para la emoción y la recompensa inmediata. Por otra parte, el Real Jaén es una institución con más de cien años de historia. El club queda al margen de ideologías o clases sociales. Es patrimonio popular. Los padres traspasan el fervor a sus hijos. Cuando gritamos un gol del Real Jaén no somos simples aficionados. Nos reivindicamos como giennenses. Lagartos si lo prefieres. Compartimos un futuro y un destino de ciudad. Nos sentimos unidos e importantes. Es mucho más que fútbol. Un motivo de orgullo. Protegerlo y haberlo sacado adelante en las adversidades, que han sido infinitas, aumenta nuestra satisfacción”.

Violeta asintió. Se hará socia el año que viene. Seguro que la Dama de Cubero le cuenta cómo Arregui, pañuelo anudado a la cabeza, metía goles en primera. Y que nuestro grito de guerra es “¡HALA JAÉN!”. 

Palabras, divinas palabras.