La gripe aviar acorrala a las granjas de Córdoba: "Es una ruleta rusa que nos quita el sueño"
El confinamiento obligatorio de las aves por el virus altera su bienestar, desploma la producción y amenaza con la ruina a los pequeños productores

Manuel López en una de las granjas
Córdoba - Publicado el
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El avance de la gripe aviar ha obligado a activar el protocolo de confinamiento para las aves de corral en 25 municipios de la provincia de Córdoba. La medida, que busca evitar el contacto con especies silvestres portadoras del virus, afecta a miles de animales y pone en una situación límite a los productores. Es el caso de Manuel López, gerente de Granja A Huevo, que gestiona varias explotaciones con un total de 34.000 gallinas camperas repartidas por zonas como Castro del Río, Peñarroya-Pueblonuevo o Guadalcázar. López ha comenzado a encerrar a sus animales, incluso en áreas donde aún no es obligatorio, "por seguridad".
Un estrés que desploma la producción
El encierro forzoso supone un duro golpe para el bienestar animal. Según López, el efecto es comparable al que sufrieron las personas durante el confinamiento por la COVID-19, pero agravado porque "los animales no son racionales". Las gallinas camperas están acostumbradas a salir al exterior cada día para picotear, escarbar y moverse libremente. "De la noche a la mañana, coges a ese animal y no lo dejas que salga. Eso le supone un estrés grandísimo", explica el granjero.

Manuel López dando de comer a sus gallinas camperas
Esta tensión deriva en graves problemas de comportamiento y salud. El nerviosismo provoca que las gallinas se piquen unas a otras, un fenómeno conocido como 'picaje' que les causa desplumamiento, heridas e incluso la muerte. Como consecuencia directa, "cae la puesta tremendamente", la calidad de la cáscara del huevo empeora y los animales, inmunodeprimidos por el estrés, se vuelven más vulnerables a otras enfermedades.
Es una ruleta rusa"
Gerente de Granja A Huevo
Para Manuel López, la situación es una auténtica "ruleta rusa". El gerente de Granja A Huevo confiesa que la amenaza constante de un brote le "quita el sueño", ya que el contagio es impredecible y no depende de las buenas prácticas del ganadero. "¿Quién te va a decir a ti que una cigüeña que vuela por lo alto de tu granja no se va a posar en el tejado y que mediante el aire se te va a meter en la nave la gripe?", se pregunta con impotencia.

Gallinas camperas
La paradoja de los contagios
López señala una aparente contradicción en la gestión de la crisis. Critica que se imponga un confinamiento generalizado cuando, según afirma, "todos los casos que se han dado han sido en naves cerradas, en naves industriales" de cría intensiva, y "todavía no se ha dado ni un caso en naves de gallinas en el campo". El ganadero cree que, en lugar de aplicar el "pánico" y encerrar a todos los animales, "se debería hacer un estudio" sobre el origen de los focos.
Una granja que le pase eso, eso es ruina, clarísimo"
Gerente de Granja A Huevo
El sacrificio de una explotación por un brote tendría consecuencias económicas devastadoras. Aunque existen seguros agrarios, López advierte que son insuficientes. "El seguro cubre una pequeña parte de la vida del animal útil", lamenta, explicando que las pólizas no cubren ni los costes de alimentación previos a la puesta ni, sobre todo, el lucro cesante. "Una granja que le pase eso, eso es ruina, clarísimo", sentencia.
Seis meses para volver a empezar
El verdadero problema, más allá de la indemnización por los animales, es el parón productivo. López detalla que, tras un sacrificio, una granja tarda unos seis meses en volver a ser productiva entre limpieza, desinfección y el ciclo de cría de las nuevas gallinas. Un periodo tan largo es inasumible para un negocio familiar o de tamaño medio, no así para "un grupo empresarial gigante".

Manuel López acerando alimentos
A pesar de la gravedad de la crisis para el sector, Manuel López lanza un mensaje de tranquilidad para el consumidor. Asegura que es "técnicamente imposible que un huevo esté contaminado" y que el consumo de productos avícolas es totalmente seguro. Finalmente, reclama apoyos para el sector, no en forma de ayudas directas, sino de inversión en investigación para mejorar las naves con soluciones como los "jardines de invierno", que permitirían a las aves salir a un espacio exterior protegido.



