La bonita playa que se disputan Murcia y Almería desde hace siglos: única en el Mediterráneo

Pulpí la ha utilizado como imagen en campañas nacionales, mientras que Águilas la promueve en rutas y visitas guiadas desde su oficina de turismo

Playa de los Cocedores, playa de noche

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Playa de los Cocedores, playa de noche

José Manuel Nieto

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4 min lectura

En el sureste de la península ibérica, donde las aguas del Mediterráneo lamen una franja costera de belleza serena y clima benigno, se encuentra la Playa de los Cocedores, una cala singular que durante siglos ha sido el epicentro de una pugna tan silenciosa como obstinada. Dos municipios –Pulpí en Almería y Águilas en Murcia– se disputan este enclave natural que, además de su valor paisajístico, representa un símbolo de identidad local y un atractivo turístico de primer orden.

Un conflicto que se pierde en los mapas

Situada justo en el límite entre Andalucía y la Región de Murcia, la Playa de los Cocedores es un rincón idílico de arena dorada, aguas tranquilas y formaciones rocosas modeladas por siglos de erosión. Su nombre proviene de los antiguos hornos de esparto que salpican el entorno y cuyas ruinas siguen visibles a día de hoy. Pero bajo esta postal paradisíaca subyace una antigua disputa territorial que, lejos de haberse resuelto con el paso del tiempo, sigue latiendo con fuerza.

Oficialmente, según los mapas del Instituto Geográfico Nacional, la cala pertenece al término municipal de Pulpí, que se encarga del mantenimiento del arenal y ha defendido en diversas instancias su titularidad. El consistorio incluso ha llegado a amenazar con llevar el asunto ante el Tribunal Supremo si no se alcanza una solución definitiva.

Vista de cuevas y viviendas de arenisca en una idílica cala y playa de la costa de Murcia

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Vista de cuevas y viviendas de arenisca en una idílica cala y playa de la costa de Murcia

Sin embargo, Águilas no se resigna. Desde su oficina de turismo incluye la playa en las rutas guiadas que ofrece a visitantes y vecinos, promocionándola junto a las cercanas calas de Calarreona o La Carolina como parte del paraje natural de Cuatro Calas. Una estrategia turística en la que esta playa brilla como uno de los grandes reclamos de su litoral.

El enfrentamiento no ha llegado a la crispación, pero sí ha generado tensiones administrativas. Mientras Pulpí ha utilizado la imagen de Los Cocedores en campañas de promoción nacionales, Águilas reivindica un uso histórico, sentimental y cultural que conecta a sus habitantes con esta costa desde generaciones atrás.

Una playa, dos regiones y muchos afectos

La singularidad de esta playa no se limita a sus coordenadas. A diferencia de otras calas de la región, Los Cocedores posee un relieve ondulado, cuevas excavadas en la roca, pozas naturales y un acceso cómodo que la hace ideal para familias y aficionados al buceo con tubo. A ambos extremos se levantan dos chiringuitos, uno bajo bandera murciana y otro bajo gestión andaluza, que reflejan esta “custodia compartida” no oficial que define el día a día del lugar.

Este equilibrio tácito entre administraciones también se traslada al sentimiento popular. Muchos vecinos de Águilas recuerdan haber veraneado en la playa desde niños, mientras que los de Pulpí subrayan su responsabilidad legal y su inversión en el entorno. La disputa, más allá de mapas y decretos, habla de arraigos cruzados y un patrimonio compartido que trasciende fronteras.

La historia documental refuerza la complejidad del asunto. Desde el siglo XVIII, con la creación de nuevos términos municipales y múltiples reformas territoriales, los límites han oscilado, generando un mar de ambigüedad. Las referencias a Calacerrada o Calarreona en antiguos croquis oficiales, como los del Instituto Geográfico Nacional en 1899, sitúan a menudo la línea divisoria en plena playa.

Vista aérea de Cuatro Calas. Playa La Carolina y Playa de los Cocedores en Murcia

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Vista aérea de Cuatro Calas. Playa La Carolina y Playa de los Cocedores en Murcia

No en vano, informes como el del Boletín Oficial de Murcia del 4 de septiembre de 1879 o los censos de vecinos del siglo XVIII muestran cómo Jaravía, Terreros y Pulpí figuraban en los registros de Águilas, antes de que el municipio almeriense de Pulpí se consolidara administrativamente en el siglo XIX. A ello se suman mapas históricos, como el de Jerónimo Martínez de Lara (1785), que confirman esta ambivalencia geográfica.

En cualquier caso, hoy por hoy, los turistas pueden acceder fácilmente a este paraje desde ambos lados, ya sea desde San Juan de los Terreros o desde la carretera de acceso desde Águilas. A pocos kilómetros se encuentra además la geoda gigante de Pulpí, considerada la más grande de Europa y otro foco de atracción que ha potenciado la zona.

Más que una frontera, un vínculo

A pesar de las diferencias, lo cierto es que la Playa de los Cocedores ha sabido mantener su esencia intacta. En un tiempo en el que el litoral español sufre por la presión urbanística y la masificación, este enclave ofrece una experiencia serena, casi íntima, que atrae tanto a bañistas locales como a visitantes en busca de playas menos transitadas.

La controversia, lejos de empañar su belleza, parece dotarla de una narrativa singular. Porque en esta pequeña franja de costa, más que un enfrentamiento institucional, lo que se vive es una historia de afecto compartido, una tierra donde los pies pueden hundirse en la arena sin saber si se pisa suelo murciano o almeriense.

Y tal vez esa sea, precisamente, su mayor riqueza.

Herrera en COPE

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