El azúcar blanco, es sin lugar a dudas, el edulcorante más utilizado en el mundo entero, pero no es la única opción para endulzar nuestra vida, hay una amplia gama de productos para mitigar lo amargo o insípido como el azúcar moreno, la panela, el azúcar de coco, el sirope de ágave, la estevia, la miel...

Pero el objeto de este artículo es el azúcar, esa sustancia cristalina perteneciente al grupo químico de los hidratos de carbono, de sabor dulce y de color blanco en estado puro, soluble en el agua, que se obtiene de la caña dulce, de la remolacha y de otros vegetales.

Todos sabemos que debemos controlar la cantidad de azúcar que tomamos en nuestra dieta porque tan malo es eliminarlo de raíz como abusar de su consumo. La Organización Mundial de la Salud, en su guía sobre “Ingesta de azúcares para adultos y niños" recomienda limitar el consumo de azúcares libres o añadidos a menos del 10% de la ingesta calórica total. Si atendemos, por lo tanto, a las directrices de la OMS, deberíamos tomar 25 gramos al día de azúcar lo que vendrían siendo unas 5 cucharaditas de las de postre, para un consumo de unas 2.500 kcal/día. Esa cantidad habría que ir reduciéndola si mantenemos una dieta de menor número de calorías.

La Comisión Europea y los Estados Miembros en el Grupo de Alto Nivel sobre Nutrición y Actividad Física (HLG) llevan años impulsando medidas dentro del “Marco Europeo para las iniciativas nacionales sobre distintos nutrientes seleccionados” para cambiar las políticas de reformulación sobre las grasas, azúcares y calorías de forma similar a lo establecido en el marco de la reducción de sal, para que pueda servir de referencia y como herramienta a todos los países europeos.

En España y según el estudio "Adecuación de la ingesta de azúcares totales y añadidos en la dieta española a las recomendaciones: estudio ANIBES", coordinado por la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y que publica la revista científica Nutrición Hospitalaria, las chicas de entre 13 y 17 años son el grupo de población que más cantidad de azúcares añadidos consume, aunque la media española está en el 7,3 % de la energía total consumida, en línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, debemos diferenciar los azúcares libres de los azúcares intrínsecos. Los primeros son los que se añaden a los productos ya sea para aportarles sabor, aroma o por razones tecnológicas, como facilitar el procesado, reducir la acidez o ayudar a su conservación. Los segundos, los azúcares intrínsecos son propios de los alimentos como la lactosa de la leche o la fructosa de las frutas y las verduras.

Azúcar blanco, azúcar moreno

Hay una leyenda muy extendida entre la población, de esas sin demasiado fundamento científico, que asegura que es más saludable consumir azúcar moreno que azúcar blanco. Sin embargo, los nutricionistas echan por tierra tal afirmación con otra, esta sí, sostenida por la investigación: todos los azúcares añadidos tienen el mismo efecto en la salud, no hay un azúcar bueno y otro malo, ningún azúcar es más beneficioso que otro. La respuesta de nuestro organismo a su consumo es la misma.

Azúcar blanco, azúcar moreno, tanto monta monta tanto, tienen su cara amarga que es invisible, como advierte la Fundación Española del Corazón porque el azúcar está detrás del sobrepeso u obesidad que padecen muchas personas y no se puede olvidar que por culpa de esta pandemia, la ocasionada por la obesidad, mueren al año 2,6 millones de personas en el mundo.

El azúcar moreno "posee vitaminas y minerales (calcio, fósforo, sodio y potasio) que le confieren su peculiar sabor. Son estas sales minerales las que contribuyen a darle un gusto más salado (no es que este azúcar sea menos dulce)" señala la Fundación Española de la Nutrición que destaca que por su intenso aroma y cristal dorado, es idóneo para consumir con yogur natural, endulzar bebidas frías y calientes, adornar postres, realizar y adornar bizcochos y excelente con las frutas al natural o en repostería (por ejemplo, con las manzanas asadas)".

"El azúcar moreno de caña integral es 100% natural, obtenido de la caña mediante un procedimiento físico natural, diseñado para retener las melazas dentro de los cristales del azúcar, conservando de este modo todos los elementos nutritivos antes mencionados.
Un mayor contenido de melaza significa además de un color, un sabor y un aroma más intensos, una textura más compacta y una mayor riqueza en fibras, proteínas y minerales" como especifica la Fundación Española de Nutrición.

¿Nos están engañando con el azúcar moreno?

¿Es o no, azúcar moreno el que se vende en los supermercados?¿Es azúcar blanco teñido? ¿Cómo podemos comprobar si es auténtico azúcar moreno?

Como ya explicábamos antes, el auténtico azúcar moreno, llamado también azúcar crudo, es el que se obtiene por cristalización del jugo de caña de azúcar sin procesar ni refinar, y entonces se lo puede calificar de azúcar integral con toda propiedad. "Cuando está mínimamente refinado con el fin de eliminar las impurezas y la suciedad, se le llama azúcar turbinado. Ambos son ricos en minerales, aunque no tanto como la melaza" señala la nutricionista Cristina Sánchez Lemos de la Corporación Fisiogestión.

Lo más fácil para saber si es auténtico azúcar moreno o es azúcar blanco al que se le ha añadido melaza para darle ese color marrón, lo más sencillo es seguir este experimento en casa.

Es tan sencillo como llenar un vaso de agua y echar una cucharada colmada de azúcar y remover para disolverlo.

Si los cristales de azúcar pierden el color que teñirán el agua y se quedan blancos, nos habrán vendido azúcar blanco con melaza. Si después de remover un rato, los cristales de azucar siguen con su color marrón, estaremos ante azúcar de caña moreno.

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