El error que cometes al tomar fresas y que puede ser perjudicial para tu salud: expertos señalan que no es solo lavarlas

Además de ser una fruta baja en calorías y rica en agua, las fresas, gracias a su sabor, son las favoritas de muchos, no solo al inicio de la temporada, sino también durante todo el verano

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Redacción digitalEuropa Press

Madrid - Publicado el

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Las fresas son una excelente fuente de vitamina C, un poderoso antioxidante que ayuda a fortalecer nuestro sistema inmune y combatir el daño celular. También contienen fibra, que ayuda a regular el tránsito intestinal y los antioxidantes, que contribuyen a reducir la inflamación y el riesgo de reducir enfermedades crónicas. 

No solo son una fruta baja en calorías y ricas en agua, sino que también gracias a su sabor son una de las frutas favoritas por muchos, no solo desde el inicio de la temporada de la fresa, sino también durante todo el verano. Tiene múltiples beneficios, eso es evidente, pero a veces maduran o se ponen malas demasiado pronto. 

Por eso, cada vez más personas optan por congelarlas. Esto las hace mucho más prácticas y se puede recurrir a ellas cada vez que lo queramos. 

No obstante, si eres de los que opta por esto, lo mejor es que tengas en cuenta que descongelarlas o incluso tomarlas así como así, nada más sacarlas del congelador, es importante que sepas que pueden existir patógenos que, pese a la congelación, siguen presentes en la fruta

LA CONGELACIÓN CONSERVA PERO NO DESINFECTA

Tal y como recoge la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) en su manual de referencia Bad Bug Book, la congelación detiene temporalmente el crecimiento de bacterias, virus y parásitos, pero no los destruye. Al descongelar, estos microorganismos pueden volver a activarse si estaban presentes en el alimento.

Esta situación no es exclusiva de las fresas: puede darse en cualquier fruta o verdura congelada que no haya sido sometida a un tratamiento térmico previo. De hecho, el propio manual recoge casos puntuales de brotes de hepatitis A y norovirus asociados al consumo de frutas rojas congeladas, aunque se trata de episodios poco frecuentes en comparación con el volumen de consumo global.

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Además, el nivel de riesgo puede variar en función del origen del producto y de cómo se haya manipulado y procesado, siendo mayor en productos importados que no han sido sometidos a tratamiento térmico en origen.

la congelación, ¿Un arma de doble filo?

El consumo de alimentos congelados suele percibirse como seguro por parte de los consumidores. Sin embargo, estudios como el publicado en Frontiers in Sustainable Food Systems advierten de que la confianza en la apariencia o en el envase de estos alimentos no debe sustituir a las buenas prácticas de higiene, especialmente en alimentos que no van a cocinarse. 

Por eso, el uso de frutas congeladas en smoothies o postres fríos debería acompañarse de una precaución sencilla pero eficaz: aplicar calor antes del consumo directo.

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 ¿QUÉ ES EL TRATAMIENTO TÉRMICO Y POR QUÉ FUNCIONA?

El tratamiento térmico consiste en calentar el alimento a una temperatura suficiente durante un tiempo determinado para reducir o eliminar la presencia de microorganismos. Según el Bad Bug Book, la cocción es efectiva frente a patógenos como Salmonella, E. coli, Listeria monocytogenes y norovirus en alimentos como carnes. Sin embargo, para frutas o verduras no existe una temperatura oficial definida, ya que su estructura y composición requieren otros parámetros de validación.

En el caso de parásitos como Cryptosporidium o Toxoplasma gondii, un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) indica que una cocción adecuada puede inactivar todas las etapas de transmisión de estos organismos cuando están presentes en alimentos contaminados, incluidos aquellos que habitualmente se consumen crudos, como frutas y verduras. 

Si las fresas, por el motivo que sea, se hierven previamente y no se van a utilizar en el momento, pueden dejarse enfriar y conservarse en frío, o incluso volver a congelarse, siempre que se sigan buenas prácticas de higiene y manipulación. 

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