Arthur Brooks, catedrático de Harvard, asegura que los matrimonios más felices con aquellos en los que "predomina el amor de compañía" y no el "amor pasional"
El investigador de la universidad de Estados Unidos reflexiona sobre la evolución de las parejas con el paso de los años y que es lo que cambia cuando transcurren 5 años

El catedrático de Harvard Arthur C. Brooks
Madrid - Publicado el
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En España en 2022 sucedió un caso atípico: el país registró la cifra más alta de matrimonios en la última década, 179.107 parejas se casaron en sólo un año. No obstante, este llamativo dato se debió, especialmente, a la pandemia de la Covid-19 y la cantidad de bodas que se habían aplazado, ya fuera por el confinamiento o por las medidas de la desescalada al año siguiente.
Y es que en el dato global, el número de enlaces ha disminuido un 40% desde 1976. Por ejemplo, en 2024, según el CGPJ, las demandas de divorcio aumentaron un 3.6%, alcanzando 95.650 rupturas. Las mariposas en el estómago, las miradas cómplices y las risas flojas van desapareciendo con el paso de los años pero, ¿por qué? ¿llega un momento en el que muere el amor?
Los matrimonios felices
Por su parte, Arthur C. Brooks, investigador de la Universidad de Harvard y especialista en psicología de la felicidad, desmonta el mito romántico: la clave de las relaciones felices no radica en el arrebato pasional, sino en un vínculo más estable y profundo: la amistad. “Las parejas más satisfechas no se sustentan en el 'amor apasionado', sino en lo que denominamos 'amor de compañía'”, asegura en una entrevista en The Subtle Art, el espacio liderado por el autor Mark Manson.
Asegura el catedrático que al inicio de una relación el cerebro activa mecanismos similares a los de una adicción, según avalan múltiples estudios. Neurotransmisores como la dopamina, la oxitoxina y la serotonina saturan el sistema nervioso, produciendo una mezcla de excitación, apego y felicidad. Brooks identifica este fenómeno como "amor apasionado", una fase dominada por la proyección idealizada de la pareja.
Y es que este mecanismo no es casual: responde a una función evolutiva. Las alteraciones bioquímicas fortalecen el lazo afectivo el tiempo suficiente para favorecer la reproducción. Pero su efecto tiene fecha de caducidad; las investigaciones confirman que la intensidad de estas sustancias decae con los años.
El consejo de Arthur Brooks
Así, surge un desafío para muchas uniones. Algunas parejas interpretan el declive del fervor inicial como el fin del amor, mientras otras reinventan su conexión, hallando en la complicidad un sustrato más resistente. “Superar esa "abstinencia" emocional permite descubrir formas de afecto más sólidas”, subraya Brooks.

Pedida de matrimonio con la Torre Eiffel
De hecho, el experto indica que las parejas, cuando llegan a un momento de inflexión, “a lo que quieres llegar en cinco años es a la mejor amistad, y la mejor amistad es algo mágico”. Eso sí, recuerda que el amor no es que desaparezca en un momento, sino que se transforma en “amor de compañía”.”Es con quien ves la tele todas las noches”.
El académico de Harvard lo expresa sin ambages: el amor que perdura no se construye sobre el erotismo, sino sobre la seguridad de que la otra persona es tanto cómplice como aliada incondicional. Esta amistad conyugal, lejos de implicar una convivencia exenta de conflictos, se distingue por cómo se gestionan las tensiones: sin rivalidades, sin afán de victoria dialéctica, sin necesidad de imponer la razón.
“Da igual que la vida te esté poniendo patas arriba o que tu pareja piense que has metido la pata hasta el fondo, asegura Brooks. Lo crucial es que seguirá a tu lado, defendiéndote sin condiciones”.