TOROS FERIA OTOÑO (Previsión)

Ventura no se cansa de hacer historia en Madrid, en el ruedo y en taquilla

Javier López

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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Javier López

El rejoneador Diego Ventura volvió a escribir hoy una página para la historia en la primera plaza del mundo, Madrid, de donde salió a hombros por decimoséptima vez en su carrera tras cortar tres orejas en la tarde en la que se enfrentó a seis toros en solitario y en la que logró un lleno histórico.

Porque es difícil en los tiempos que corren que un torero logre concitar a casi 22.000 almas en los tendidos de la plaza de Madrid, y más todavía un rejoneador que ha vuelto a dejar claro que es el número uno indiscutible, pues cabe recordar que el festejo de hoy no era obligatorio en el abono otoñal, o, lo que es lo mismo, que la gente se preocupó de ir a la taquilla solamente para verle a él.

La ovación de gala en el paseíllo, con los veinte caballos que había traído sobre el ruedo, fue algo tremendamente emocionante. Había ganas de Ventura, más aún después de su histórica tarde del pasado 9 de junio cuando logró cortar el rabo a un toro de Los Espartales, y también por el hecho de verle ante dos miuras, sin olvidar a los "murubes" de Ángel Sánchez y Cortés de Moura.

El caso es que había alicientes suficientes para que la tarde estuviera llamada a hacer historia. Pero la verdad es que costó, y mucho, que fuera así, pues hubo que esperar al sexto para que Ventura hiciera soñar al rejoneo, un verbo (soñar) que viene muy a modo, pues fue precisamente con el caballo Sueño, que reaparecía tras un año lesionado, con el que puso la plaza patas arriba.

Un viejo rockero de su cuadra, con el que lo bordó con los templadísimos galopes de costado y los inverosímiles cambios por los adentros casi sin espacio entre él, el toro y las tablas, el mismo riesgo que corrió con dos quiebros también impensables dejándose llegar una barbaridad al astado para acabar "fintando" a milímetros de la cara. Lo dicho: La plaza, un manicomio.

El ambiente de fervor lo mantuvo con otro histórico de su cuadra, Morante, al que hizo reaparecer por un día para volver a cautivar con sus alardes y, sobre todo, con los bocados tras los embroques. Pero no quedaría ahí la cosa, pues como colofón a tan brillante obra llegó el par a dos manos sin cabezada sobre Dólar. Sublime.

El único lunar fue la bajísima colocación del rejón de muerte. Dio igual. La gente le llegó a pedir hasta el rabo, mas todo quedó en dos orejas. Lo que nadie se esperaba fue la vuelta al ruedo al toro, que fue bueno, sí, el único de todo el envío, pero tanto reconocimiento se antoja excesivo teniendo en cuenta lo mucho que cuesta este honor para un toro en una corrida de a pie.

Ventura ya había paseado otra oreja del quinto por una faena más intermitente, pero que tuvo igualmente pasajes de cierta emoción como los galopes sobre Nazarí y las cortas al violín con Remate. Pero no anduvo tan fino con Lío, con el que le costó mucho llegarle a un miura que, pese a apuntar clase en los capotes de los auxiliadores, no se lo puso nada fácil durante la lidia.

El resto de la tarde no tuvo demasiada historia, fundamentalmente por lo poco que se prestaron los cuatro primeros toros y por la falta de contundencia en la suerte suprema. Así y todo hubo momentos para el recuerdo como las banderillas con Lío y Colombo en el primero, al que brindó al cielo (a Peralta) las rosas sobre Toronjo.

También la portagayola con la garrocha sobre Campina al áspero "miura" que hizo segundo, con el que causó sensación con las levantadas sobre Quillas; los dos violines al quiebro con Gitano en el tercero y las banderillas que compartió con el sobresaliente, Juan Manuel Munera, en el rajado y aquerenciado cuarto.

FICHA DEL FESTEJO.- Dos toros de Ángel Sánchez y Sánchez (1º y 4º), dos de Miura (2º y 5º) y dos de María Guiomar Cortés de Moura (3º y 6º), reglamentariamente despuntados para rejones, de diversas hechuras y volúmenes, y de poco juego, unos por mansos, algunos por falta de celo y otros por rajados.

La excepción fue el buen sexto, de nombre "Rinconado", número 63, de 550 kilos, negro bragado corrido y nacido en marzo de 2014, premiado con una desmedida vuelta al ruedo en el arrastre.

El balance artístico de Diego Ventura, que actuó en solitario, fue el siguiente: rejón trasero y descabello (ovación tras leve petición); rejón caído (silencio); dos pinchazos y rejón caído con derrame (silencio); rejón y dos descabellos (silencio); rejón (oreja con petición de la segunda); y rejón muy bajo (dos orejas con petición de rabo).

La plaza prácticamente se llenó, con 21.722 espectadores según la empresa.

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