BADAJOZ
Todos los toreros salieron a hombros en una larga corrida en Don Benito
El rejoneador Diego Ventura y los diestros Antonio Ferrera, Morante de la Puebla y Emilio de Justo se reparten once orejas y un rabo.

Emilio de Justo, Diego Ventura, Morante y Antonio Ferrera, a hombros en Don Benito
Publicado el
2 min lectura
Antonio Castañares
Diego Ventura, Antonio Ferrera, Morante de la Puebla y Emilio de Justo salieron a hombros en la que fue una muy larga corrida de ocho toros, que tradicionalmente se celebra como conmemoración del Día de Extremadura. Corrida con lleno en los tendidos y que destacó por la generosidad del público, lo que permitió muchas orejas y esa salida triunfal.
A caballo abrió plaza Diego Ventura, que abusó de un segundo rejón de castigo al primer toro de Los Espartales que, aunque noble y galopón al comienzo de su lidia, se vino a menos. El quinto de la misma ganadería tuvo más fondo y con él montó un alboroto.
Con tres caballos estrellas cuales son Querido, Quitasueños y Bronce, cuajó un tercio de banderillas en el que se disfrutó del toreo a caballo en las preparaciones y remates, y espectacularidad en las batidas al pitón contrario al clavar, siempre en los medios. Paseó una oreja del primero y los máximos trofeos de su segundo.
Antonio Ferrera estuvo en Antonio Ferrera. Con entrega, con su sentido del temple en el toreo en redondo y con sus formas heterodoxas en los adornos y preparaciones. También cuajó un buen tercio de banderillas ante el sexto y toda la tarde conectó con los tendidos. Cortó dos orejas de su primero y una del sexto, aunque el público le pidió con insistencia la segunda, que el presidente no concedió.
Morante de la Puebla tuvo un primer toro imposible, que tenía medias arrancadas y con el que tuvo que abreviar. Ante su segundo tuvo un resquicio para dar cuenta de su toreo de pureza y belleza. Fue un animal de no mucho fondo al que toreó con cadencia a la verónica, alguna a cámara lenta. Después le hizo una faena medida que inició sentado en el estribo.
Se incorporó acompañando con dulzura una embestiada que pronto se vino a menos, no sin antes cuajar una serie al natural soberbia de ejecución por la colocación y composición de la figura. Por el pitón derecho el animal era otro pero en el ruedo quedaron esos detalles que engrandecen el toreo de este artista.
Emilio de Justo sorteó el mejor toro de lidia a pie, que fue al cuarto, al que toreó con el capote que este torero tan bien maneja. Lances sentidos, elegantes y con el remate en el quite por chicuelinas de una larga cordobesa que hoy se ve muy poco en las plazas de toros. Faena larga, de elegante estar, muletazos limpios y por abajo, ligados sin brusquedad en los toques. Dos orejas premiaron esa labor.
El octavo, justo de fuerzas, se defendía y De Justo insistió para estar por encima de él.