China enseña su arma del futuro: el nuevo robot soldado que imita a los humanos y cambia la guerra
La exhibición es parte de un proyecto del Ejército Popular de Liberación (EPL) para actualizar sus tropas a través de la robotización y la inteligencia artificial.

Un equipo de desactivación de explosivos se prepara para neutralizar una bomba situada junto a una carretera.
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Un robot que “copia” a los soldados
Durante la 12ª Semana Internacional de Cadetes del Ejército, el humanoide mostró habilidades para replicar combates, saltos y desplazamientos complejos gracias a un traje de sensores que transmite los movimientos del operador al robot. La demostración incluyó también drones y robots desactivadores de minas, mostrando un ecosistema tecnológico militar cada vez más integrado.
Industria civil al servicio de la estrategia militar
El desarrollo del robot no surge de manera aislada. China cuenta con un ecosistema industrial avanzado de humanoides y robótica, impulsado por startups y centros de I+D, que inicialmente desarrollan aplicaciones civiles —logística, fábricas, transporte— pero que ahora también sirven a objetivos militares. Esto permite al EPL acelerar prototipos y probar nuevas tecnologías con menor coste y mayor rapidez.
La estrategia del Ejército Popular de Liberación
El robot forma parte de la política interna conocida como intelligentización, que busca integrar IA y plataformas no tripuladas para:
- Reducir riesgos para soldados: robots en tareas peligrosas como desminado o reconocimiento en terrenos hostiles.
- Ampliar capacidades tácticas: los humanoides pueden moverse donde drones o vehículos no llegan, como interiores, escaleras o ruinas.
- Operar en red con otros sistemas: drones, sensores y centros de mando conectados con los robots, multiplicando la información y las opciones de acción.
- Enviar señales estratégicas: la exhibición ante delegaciones de otros países funciona también como propaganda tecnológica y disuasión.

Mano sosteniendo un arma digital
Límites técnicos y riesgos
A pesar de la espectacularidad, los robots dependen de control humano directo y aún no cuentan con autonomía plena ni sistemas de identificación fiables en escenarios de combate reales. La percepción, la toma de decisiones autónoma y la resistencia operativa son retos pendientes. Su despliegue acelerado podría acelerar la carrera armamentística y plantear dilemas éticos sobre la deshumanización de la guerra.
Conclusión
El nuevo robot casi humano de China no es solo un avance tecnológico: es un reflejo de cómo el EPL combina industria civil y ambición militar para transformar la guerra moderna. Por ahora, se trata de una demostración controlada; en el futuro, podría integrarse como parte de operaciones combinadas, planteando nuevas preguntas sobre seguridad, ética y geopolítica.



