Así funciona la aplicación rusa que pretende competir contra WhatsApp: esto pasa si consigues registrarte

El Kremlin ha puesto en marcha la aplicación 'MAX', un nuevo servicio de mensajería nacional para hacerle frente a la aplicación de Mark Zuckerberg, con el objetivo de reforzar la soberanía digital de Rusia y centralizar las comunicaciones oficiales

La nueva aplicación de VK está en fase beta actualmente.

Actualmente, la nueva aplicación de VK está en fase beta.

Darío Rodríguez

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El Gobierno ruso ha puesto en marcha Max, un nuevo servicio de mensajería nacional concebido como alternativa a WhatsApp y Telegram está acabando su desarrollo. En poco menos de un año veremos su versión completa, pues, de momento, Max se encuentra en fase beta. Igualmente, la aplicación ya cuenta con más de un millón de usuarios registrados y un ambicioso plan de programación.

una app muy completa inspirada en WeChat

Según el Kremlin, Max debe transformarse en una plataforma integral al estilo de WeChat, el WhatsApp chino. Además de mensajería instantánea, llamadas de voz y vídeo, transferencias de archivos (hasta 4 GB) y stickers, la aplicación, desarrollada por VK —la empresa tecnológica conocida como el “Facebook ruso”— integrará servicios estatales como trámites administrativos, firma electrónica, identificación digital y pagos a través del Sistema Ruso de Pagos Rápidos (SBP).

En junio, la nueva aplicación de mensajería había alcanzado el millón de cuentas, y en julio superó los dos millones de registros oficiales. Estas cifras reflejan un despliegue acelerado como parte del proyecto gubernamental.

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El Grand Continent · Fuente: Mediascope

VK es la segunda red social más utilizada en Rusia; el objetivo de MAX es arrebartarle el primer puesto a WhatsApp (datos de abril de 2025).

Control estatal, censura y "privacidad"

Expertos y medios independientes alertan de que Max constituye una herramienta para vigilar y censurar el espacio digital ruso. La aplicación requiere registro con un número de teléfono móvil ruso (o bielorruso), y no acepta números virtuales ni sustitutos, lo cual facilita la rastreo del usuario en entornos digitales.

Además, por ley, desde el 1 de septiembre Max será preinstalado en todos los dispositivos móviles nuevos vendidos en Rusia, y su uso será obligatorio para funcionarios, militares, docentes y empleados de empresas estatales.

Según la política de privacidad filtrada, Max recopila datos como dirección IP, ubicación, contactos, incluso información sobre conexiones de red, que pueden ser compartidos con “socios de la empresa” o “cualquier autoridad estatal o local”. La comparación con WeChat cobra sentido: una plataforma centralizada gobernada oficialmente, con fuertes capacidades de control y supervisión.

¿Por qué reemplazar WhatsApp?

El presidente Vladimir Putin ha dado instrucciones para el lanzamiento de un servicio nacional antes del 1 de septiembre, conforme al nuevo marco legal aprobado por la Asamblea General rusa, la Duma, el pasado junio. El argumento es que las plataformas occidentales no cumplen con las normas de soberanía digital ni almacenan datos en territorio ruso.

Lo cierto es que WhatsApp, propiedad de Meta, ya enfrenta presiones para localizar sus servidores dentro de Rusia. Ya existen bloqueos de plataformas como Facebook e Instagram por supuestas infracciones por extremismo, y el caso de Telegram —teniendo problemas con su fundador Pável Dúrov— ejemplifica el conflicto entre privacidad y regulación.

Por otro lado, Meta ha sido sancionada varias veces por no cumplir con la localización de datos, es decir, adaptar de forma indebida una aplicación para los distintos mercados geográficos y culturales. Esto ha hecho incrementar la presión regulatoria.

Precedentes y desafíos tecnológicos

Max no es el primer intento ruso de imitar plataformas occidentales: en 2017 apareció el chat TamTam, también de la mano de VK, que nunca logró competir con WhatsApp o Telegram. De igual forma, Rutube, la plataforma de vídeo rusa, fracasó por falta de contenido y calidad técnica.

Según análisis técnicos, Max utiliza fragmentos de código de TamTam con modificaciones limitadas, lo que genera dudas sobre su originalidad y capacidad de innovación. En las aplicaciones de descarga como Google Play o App Store, TamTam recibía críticas sobre bugs y bajo rendimiento.

Esta vez, VK ha lanzado un programa de recompensa por errores, 'Bug Bounty', que asegura pagar con hasta 5 millones de rublos a quienes encuentren vulnerabilidades en Max, intentando demostrar madurez en su desarrollo.

Soberanía digital o vigilancia estatal

Max representa el último paso de una estrategia digital rusa para reemplazar infraestructuras tecnológicas occidentales por soluciones nacionales bajo control estatal. Por ello, ya hay quien compara esta implementación con un policía dentro del bolsillo:

A cambio, los ciudadanos podrían perder espacio de privacidad y libertad en línea. Su éxito dependerá de su aceptación real por parte de la población y de la capacidad técnica para evolucionar más allá de una simple réplica. En pocos meses, Rusia decidirá si Max es una plataforma efectiva de modernización o un instrumento institucional de control digital masivo.

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