La piromanía es un trastorno del control de impulsos relacionado con la provocación de incendios y la atracción por el fuego.123 Al sujeto que padece piromanía se le denomina piromaníaco o pirómano. El pirómano no debe ser confundido con el incendiario, que es aquella persona que intencionadamente decide provocar incendios con premeditación, con ánimo de lucro o simplemente por hacer daño.

Un incendiario es un individuo que provoca un incendio con premeditación y planificación. Los motivos que llevan a un incendiario a actuar pueden ser diversos, por mencionar algunos podríamos citar el afán de lucro, la maldad o sencillamente la estupidez.

Es importante diferenciar al incendiario del pirómano, aunque ambos pueden provocan graves daños, los pirómanos son enfermos mentales, mientras que los incendiarios son personas plenamente conscientes de sus actos. Con frecuencia, cuando un incendiario es arrestado, suele mentir afirmando que padece piromanía para beneficiarse de un trato legal más benevolente, aunque la piromanía es una condición extremadamente rara.

Cómo detectar este tipo de actitudes

Provocación de incendios. Las personas que padecen de este trastorno experimentan una tensión antes de provocar el incendio que solo disminuye cuando realizan el acto de incendiar. Sienten una necesidad irresistible de provocar el incendio que viene acompañada con el placer ver las consecuencias de sus actos

Los pirómanos suelen trabajar en lugares donde el fuego sea parte de su labor, es así que en muchas ocasiones se convierten en bomberos voluntarios, buscan trabajos en fábricas de fuegos artificiales o en programas de prevención de incendios.

El pirómano no efectúa estas conductas como consecuencia de un acto de venganza o reivindicación. Tampoco es debido a un móvil económico o como consecuencia de una alteración del juicio. Únicamente lo hace por la satisfacción que le provoca iniciar el fuego y observar las consecuencias.

Suelen ser personas con una fuerte inestabilidad emocional y con una falta de control en los impulsos. Son personas manipuladoras, susceptibles y oportunistas. Generalmente, se trata de hombres y los episodios suelen hacerse más frecuentes entre los 20 y 30 años. Este trastorno no es consecuencia de un trastorno disocial, un episodio maníaco o un trastorno antisocial de la personalidad.

A qué delitos se enfrentan

En este aspecto son cuatro las diferentes posibilidades que se abren en este abanico de posibilidades que puede llevar al pirómano a enfrentarse a alguna pena de este tipo:

Si la acción no supone un peligro para la integridad física o la vida de las personas; en el caso de los que no suponen peligro para la vida o la integridad física de las personas, los autores se enfrentan a condenas de prisión de uno a cinco años de prisión. Si hay un importante deterioro de los recursos medioambientales, el riesgo se considera mayor y la condena podría ser de hasta seis años y una multa de 18 a 24 meses.

Si involucramos un peligro para la integridad o la salud de las personas; el Código Penal contempla penas de prisión de hasta veinte años de cárcel y hasta veinticuatro meses de multa. En el caso de que el incendio ha sido causado por una imprudencia; el autor será castigado con una pena inferior a las previstas para cada supuesto, aunque siempre deberá pagar los costes de reparación y las indemnizaciones que fije en sentencia el tribunal.