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El primer español que tocó el cielo: así es la vida de Michael López-Alegría

Se convirtió en el primer astronauta español. Años después, su sueño sigue siendo alcanzar la Luna y habla sobre una hipotética misión a Marte 

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ANA LUISA POMBO

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 01 jul 2019

Mientras Armstrong dejaba una huella humana por primera vez en la luna, aquí en tierra, en California, un chico de once años, que había nacido en Madrid el 30 de mayo de 1958, seguramente miraba también al cielo, al igual que medio mundo, pensando qué pasaría allá arriba, qué se encontrarían Armstrong y Aldrin al pisar nuestro satélite por primera vez. Seguramente ni por un momento llegó a imaginar que algo más de treinta años después, él mismo se pasearía por el espacio, tendría la luna al alcance de la mano, podría contemplar durante largos meses nuestro planeta desde el espacio exterior y pasaría, también, a la historia como uno de los abanderados de la conquista del espacio.

Aquel 20 de julio de 1969, Michael López-Alegría, al que le gusta que le llamen Miguel, y que se enorgullece de haber nacido en España, no podía imaginar que, un día, se convertiría en el primer astronauta español, que sería un referente en la historia espacial, ni que celebraría la vuelta a tierra después de su primera misión, con una buena ración de jamón ibérico de jabugo que le hizo llegar de tapadillo un amigo.

"Yo recuerdo la llegada a la luna como algo muy vivo, explica Michael a la CADENA COPE. Estaba en la playa con mis padres y unos amigos y cuando llegó el momento, los padres nos llamaron para que saliéramos del agua. Recuerdo que todo el mundo estaba pendiente de los transistores y hasta las olas parecía que se calmaron para que pudiéramos escuchar mejor. Luego, todos los adultos se abrazaban aunque no se conocieran, como si todos fueran familia. Fue muy fuerte".

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"YO DE PEQUEÑO, YA QUERÍA SER ASTRONAUTA"

Preguntamos si la llegada a la luna influyó en su vocación de astronauta. "Influyó mucho. Yo ya entonces quería ser astronauta y jugaba con un amigo a serlo utilizando un armario de mi cuarto como cápsula espacial".  Años más tarde, conocería a los tres héroes de la conquista de la luna y él mismo, entraría en la Historia, convirtiéndose en el primer astronauta nacido en España y comandando la Estación Espacial Internacional durante varios meses. 

Nos interesamos por saber qué se siente cuando uno está flotando en el espacio, con el riesgo cierto de que algo puede fallar y te puedes quedar allí por toda la eternidad y Michael responde: "Cuando haces un paseo espacial, eres consciente de que hay muchos riesgos potenciales, pero lo que más te preocupa es centrarte en el trabajo y si tienes un minuto para pensar en otra cosa, lo aprovechas para contemplar la maravillosa vista que tienes sobre la tierra. Cuando llegas al espacio, lo que más te gustaría es coger una lente larga para ver las cosas muy de cerca pero desde allí, dónde naciste, dónde estudiaste, dónde nacieron tus padres..., pero más tarde lo que más quieres es apreciar la grandeza del planeta, porque la vista desde allí es magnífica". 

Michael siempre ha dicho que su asignatura pendiente es viajar a la luna. Le preguntamos si mantiene la esperanza. "Nunca se puede decir nunca, pero me parece un poco difícil, aunque como los primeros que parece que van a volver allí, son empresas privadas, mantengo la esperanza por lo menos, de volver al espacio. Llegar a la luna ya me parece más difícil, pero hay que soñar", responde. "Además, el presidente Trump, ha dicho que quiere que volvamos a la luna antes de cinco años. No sé si él se apuntaría como astronauta, comenta jocoso, pero lo que quiere es que volvamos allí", añade. 

"YO NO ME APUNTARÍA A UN VIAJE SOLO DE IDA A MARTE"

La luna parece estar recuperando el interés perdido, pero el objetivo principal en este momento, parece ser Marte. Aunque ese sería, de momento, un viaje sin retorno, porque, con la tecnología actual, aún no hay modo de acumular energía suficiente para uno de ida y vuelta.

"Ser astronauta es una profesión maravillosa, dice Michael López-Alegría, pero siempre en el contexto de volver a la tierra. Yo no me apuntaría en un viaje sólo de ida a Marte o a cualquier otro sitio porque poder compartir la experiencia y volver a estar con tus seres queridos, vale mucho más para mí", concluye. 

Hoy, cincuenta años después de que el hombre pisara por primera vez la luna, muchos recordamos cada detalle en blanco y negro, nos vemos todavía mirando al cielo como si, a simple vista, pudiéramos compartir con Armstrong, Aldrin y Collins aquel gran salto para la humanidad. Nos parece estar escuchando aún, a Armstrong, cerrando esa página de la historia al mismo tiempo que cerraba las comunicaciones desde el módulo Columbia, el 24 de julio de 1969, después de amerizar en las cercanías de Hawai : “Todo bien. Comprobaciones finalizadas. Esperando a los buceadores”.

Atrás, sobre la superficie de la luna, en un lugar llamado Mar de la Tranquilidad, quedaban para siempre, las huellas del hombre, una bandera de los EE UU y una placa en la que se puede leer: “Aquí, los hombres del planeta Tierra, han puesto el pie sobre la luna por primera vez. Julio 1969. Hemos venido en son de paz, en nombre de toda la humanidad”.

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